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Son muchos los españoles a los que la guerra en Israel les ha pillado haciendo turismo en la zona. Salir cuanto antes del país y llegar sanos y salvos a España es ahora su única preocupación, pero también una opción complicada, ya que algunas compañías han cancelado sus vuelos. La embajada pide que mientras tanto se queden en sus alojamientos

Foto: Lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza hacia Israel. REUTERS/Amir Cohen

Envuelta en una bruma del misterio, rodeada de una inmerecida leyenda negra de intrigas y traiciones, la casa de Borja llegó a ser una de las familias más poderosas del Renacimiento. El apellido también ha pasado a la historia en su versión italianizada porque los Borgia dieron al mundo dos papas: Alejandro VI y Calixto III. Los ecos de esta apasionante dinastía siguen resonando en la ciudad valenciana de Gandía, donde estos aristócratas de origen aragonés echaron raíces durante tres siglos. El historiador y escritor Vicent Lloret nos ayuda a trazar su árbol genealógico mientras descubrimos suntuosas estancias del Palacio Ducal, visita clave para comprender esta capital comarcal de la Safor. Al pasear por el casco histórico encontramos otros monumentos vinculados a la familia Borja; desde la iglesia colegiata de Santa María hasta el antiguo hospital de San Marcos, hoy sede del Museo Arqueológico de Gandía. Su director, Joan Negre, guía nuestros pasos por esta institución que custodia, entre otras piezas notables, parte del tesoro de arte rupestre de la cercana cueva del Parpalló. También nos interesamos por valiosas tradiciones gandienses como su Semana Santa o las Fallas; en el museo monográfico dedicado a estas últimas nos espera su director, Alberto Bou. No podemos pasar por alto la icónica lonja del barrio pesquero, El Grao, que limita al norte con el desarrollo turístico playero de Gandía. La técnica municipal encargada de su mantenimiento, Carmela Morant, recorre con nosotros varios kilómetros de arena al borde del mar. Pero antes nos citamos con el chef Amadeo Faus y el presidente de la Asociación Cultural y Gastronómica Fideuà de Gandia, Avelino Alfaro, para probar el plato insignia de esta villa que vive hacia el Mediterráneo. Nuestro viaje termina mirando a la naturaleza, explorando junto al guía Jaume Sau las zonas de marjal y la sierra del Mondúver.

En el límite de la provincia de León con Galicia y Asturias se extiende una tierra verde, bendecida por el río Sil de norte a sur y por el Camino de Santiago de este a oeste. Ponferrada y Villafranca del Bierzo, actual y antigua capital respectivamente, son paradas fundamentales en la ruta a Compostela. Las visitamos en compañía del músico y escritor Manuel Blanco Pacios, autor de la trilogía de novelas históricas 'El secreto de la fortaleza', 'La Tebaida, el discípulo número XIII' y 'El libro perdido', todas ambientadas en esta comarca. Ponferrada nos espera con estupendos museos; en ellos conocemos al técnico de patrimonio cultural Javier García Bueso y a Conchi Fernández Díez, responsable de La Fábrica de Luz y La Térmica Cultural. El importante legado industrial, con ecos de historia minera, se refleja también en el Museo del Bierzo, el del ferrocarril y el dedicado a la radio, que lleva el nombre del locutor ponferradino Luis del Olmo. El arquitecto director de la restauración del Castillo de los Templarios, Fernando Cobos, nos abre las puertas de esa impresionante fortaleza. Más al sur, en la Tebaida Berciana, la guardesa del monasterio de San Pedro de Montes, Pilar Hermosa, y el profesor e historiador Tito Fernández Vázquez nos revelan los secretos en torno al Valle de Silencio. En este solitario paisaje abrupto, en otro tiempo salpicado de cenobios y conventos, nos acercamos a la iglesia mozárabe de Peñalba, al pueblo de Montes de Valdueza y a la herrería de Compludo. Antes de abandonar el Bierzo nos detenemos en Las Médulas para conocer, con la ayuda del doctor ingeniero de minas Roberto Matías Rodríguez, la mayor explotación aurífera del Imperio Romano.

Hoy hemos encontrado otro efecto del cambio climático en algo tan cercano como los Patios de Córdoba. Las olas de calor cada vez más frecuentes y tempranas, afectan directamente a la floración, dicen, y por este motivo, el ayuntamiento está planteando adelantar el festival, para intentar esquivar las altas temperaturas. Dejaría de ser en mayo, y se trasladaría a finales de abril.