Consciente de la importancia del catalanismo en la política actual, Josep Antoni Duran reclama, en plena crisis interna de CiU, un mayor protagonismo en la escena principal de las elecciones generales.
Democristiano, catalanista y de Huesca. Estas tres características hacen de Duran i Lleida un "bicho raro" en la política española. Un "bicho raro" con un amplio bagaje político que lidera la tercera fuerza más votada de España.
El secretario general de CiU llega a las Elecciones Generales tras su primera legislatura como líder de su partido. Debutó en 2004 como candidato de CiU, después de una larga carrera en la política local, regional, europea… y también en la nacional, ya que fue diputado en 1982, 1986 y 1989.
Nacido en 1952 en Alcampell, una localidad agrícola de la franja oriental de Huesca en la que se habla catalán, Duran se licenció en Derecho por la Universidad de Lleida en 1974. Allí fue profesor de Derecho Civil, al tiempo que ejercía como abogado laboralista. Optimista y trabajador, se declara en contra de "la gente vaga y holgazana".
Periodista frustrado (comenzó la carrera pero nunca la terminó), Duran se metió de lleno en la política desde muy joven. Con 22 años se afilió a la Unión Democrática de Cataluña (UDC) y con 24 ya formaba parte de la Ejecutiva del partido. En 1978, UDC se coaligó a Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), formando el germen de la actual Convergencia i Unió (CIU).
Pasó los ochenta como diputado nacional con un breve receso, entre 1986 y 1987, en el que ocupó cargo de eurodiputado y conoció a su actual esposa. Los noventa los dedicó a la Vicepresidencia de la Internacional Demócrata Cristiana. Experiencia y más experiencia acumulada hasta que en 2001 fue elegido secretario general de CiU, aunque por detrás de Artur Mas, el elegido por Jordi Pujol como su sucesor y a la sazón, presidente del partido.
La larga sombra de Pujol volvió a planear el pasado mes de junio, cuando el ex presidente del partido aseguró que CiU se rompe "porque Duran va por libre". Duran hizo historia hace cuatro años al convertirse en el primer jefe de filas democristiano del partido. Ahora, en plena crisis de identidad de CiU, se opone a la "refundación del catalanismo" propuesta por Mas, que significaría un acercamiento al independentismo de ERC.
Tras una legislatura difícil para Cataluña, centrada en la tramitación del Estatut y la crisis de las infraestructuras (protagonizada por el retraso de la llegada del AVE a Barcelona y la crisis del servicio de Cercanías), éste no es el mejor momento para el candidato de CiU que, tras criticar la credibilidad de Zapatero ("ha engañado a los catalanes") y la política del PP ("han utilizado a Cataluña para erosionar al Gobierno socialista y eso no ha gustado") ha abierto un paréntesis de calma hasta que pasen las elecciones.