El líder de la oposición, Mariano Rajoy, se juega la que podría ser su última carta para llegar a La Moncloa. El sucesor de Aznar repite como candidato del PP tras perder las anteriores elecciones por un escaso margen frente al PSOE de Zapatero.
Aunque compartieron colegio (el de las Discípulas de Jesús de León), tienen la misma profesión y optan al mismo destino, hablar de Rajoy y Zapatero es como hacerlo del blanco y el negro. Totalmente opuestos políticamente, de nuevo repiten el duelo que protagonizaron hace cuatro años, cuando el socialista resultó vencedor y alcanzó la presidencia del Gobierno.
Mariano Rajoy, candidato del PP por segunda vez consecutiva, tiene ante sí una oportunidad única para lograr lo que lleva persiguiendo cinco años. Entonces, en 2003, el dedo de Aznar le señaló a él como sucesor. El indiscutible líder del Partido Popular puso toda su confianza en él, un gallego campechano y cuarentón que le había apagado fuegos allí donde se lo había pedido.
El que en su día fuera el registrador de la propiedad más joven de España -24 años-, pasa por ser uno de los políticos más polifacéticos del mercado. Ha sido ministro de Administraciones Públicas, de Educación y Cultura, del Interior, Vicepresidente Primero e incluso Portavoz del Gobierno… ahí es nada. Tras cinco años en la oposición, ahora sueña con destronar a Zapatero.
Lograr la presidencia del Gobierno fue la última petición de Aznar a su delfín. Su relación comenzó en 1990, cuando el por entonces presidente del PP mandó localizar al diputado de su partido por Pontevedra. El tal Mariano Rajoy se desplazó sorprendido a Génova, donde aceptó la propuesta de su líder de convertirse en el vicesecretario del partido.
Comenzaba así la fulgurante carrera política de un brillante licenciado en Derecho, que destacaba entre los suyos por su talante y su buen humor. Casado con Elvira Fernández Balboa, con la que ha tenido dos hijos, Rajoy se encuentra en el momento más álgido de su carrera.
Aunque su clásica barba le sigue acompañando, en esta última legislatura, el candidato popular ha evolucionado en su imagen. Ha mejorado su capacidad de liderazgo aunque se le ha visto menos negociador, con una actitud hermética ante las políticas del Gobierno, que ha criticado abiertamente con especial hincapié en la política antiterrorista de Zapatero, la apuesta central de su oposición.
La ruptura del pacto antiterrorista ha sido la desunión más evidente entre presidente y líder de la oposición, que se han reunido nueve veces en La Moncloa durante estos cuatro años. Pero no ha sido éste el único desencuentro político de Rajoy, que ha tenido que lidiar con dos "miuras" dentro de su propio partido. Las aspiraciones políticas del alcalde de Madrid y la presidenta de esta comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre, acabaron con los dos fuera de las listas definitivas al Congreso. Un duelo que marcó el final de la legislatura popular.