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Obama no abandona ninguna de sus reformas y pide colaboración al Congreso

  • Urge al Congreso, y especialmente al Senado, a colaborar con el Gobierno
  • Amplía algunas propuestas, por ejemplo 30.000 millones de crédito a las pymes
  • La réplica republicana: "Queremos resultados, no retórica. Queremos cooperación"

Ver también:Texto del discurso en español e inglés / Vídeo del discurso íntegro en español e inglés

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Resumen del discurso de Obama sobre el Estado de la Unión

El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha dejado claro su ánimo tras la derrota de Massachusetts, la pérdida de la mayoría en el Senado y el desconcierto del partido Demócrata: "nosotros no nos rendimos, yo no me rindo". No renuncia a ninguna de sus reformas. Ha sido el leitmotiv de su primer discurso formal sobre el estado de la Unión.

El segundo punto, imprescindible para llevar a cabo el primero, ha sido la petición expresa de colaboración al Congreso. Una y otra vez, cuando desglosaba cada una de sus reformas, Obama ha urgido a los legisladores, y en especial al Senado, a aprobar los proyectos pendientes.

A los demócratas les ha recordado que cuentan con la mayoría más sólida en décadas y que la gente espera de ellos que resuelvan sus problemas. A los republicanos, que si insisten en paralizar las leyes, ahora que cuentan con escaños suficientes, también comparten entonces la responsabilidad de gobernar.

"Hice mi campaña sobre la promesa del cambio, y sé que ahora muchos americanos no están seguros de si pueden creer todavía en él o en que yo pueda llevarlo a cabo. Pero nunca sugerí que el cambio fuera a ser fácil, o que pudiera hacerlo solo. Cuando tratas de hacer grandes cosas o grandes cambios, se agitan las pasiones y la controversia. Así es como son las cosas".

Restaurar la economía y recuperar el empleo

Atajar el paro del 10%, la principal preocupación de los estadounidenses, ha formado el núcleo de las propuestas de Obama. "Los empleos deben ser nuestra primera prioridad en 2010", todo un cambio en la agenda del Presidente, donde la reforma sanitaria encabezaba la política doméstica. Es la respuesta a las quejas de los votantes, que se sienten postergados por el rescate del sistema financiero.

Y primera propuesta concreta: Obama quiere dedicar 30.000 millones de dólares del dinero que ha devuelto Wall Street para impulsar el crédito a los pequeños negocios, la cantera de empleo en este país. Unos préstamos que gestionarán los bancos locales.

Obama también aboga por incentivos fiscales a la contratación de trabajadores, la inversión en equipo y la eliminación del impuesto sobre las ganancias de capital para las pymes. En esencia, la "ley de empleos" que aprobó la Cámara de Representantes en diciembre. La que debatirá el Senado la próxima semana. Obama les urge a aprobarla. "La quiero en mi mesa sin retraso".

Obama reconoce que no será suficiente para recuperar los siete millones de empleos perdidos en la recesión. Exige también una refundación del modelo económico. De ahí que insista en su reforma financiera: "mirad, no estoy interesado en castigar a los bancos sino en proteger a nuestra economía". Asegura que no va a permitir que los lobbies ganen esta batalla y avisa que vetará la ley si no supone una "reforma real" del sistema.

El impulso económico se completa con la educación -créditos de estudios, excelencia en los colegios- y la energía. Obama ha defendido las renovables y el recorte de emisiones de CO2 no tanto por la teoría del cambio climático sino porque permitirá a EE.UU. liderar el futuro. Y abre el abanico. Apuesta también por la construcción de centrales nucleares de nueva generación, algo que ha levantado los aplausos de la bancada republicana.

Reforma sanitaria para reducir el déficit

La reforma sanitaria era el punto más espinoso del discurso, tras la derrota de Massachusetts. "Cuando termine de hablar esta noche, más americanos habrán perdido su seguro. Millones lo perderá este año. Nuestro déficit crecerá. Las primas subirán. Se negará a los pacientes el cuidado que necesitan. Los pequeños negocios renunciarán a la cobertura. No dejaré a su suerte a estos americanos y tampoco debería hacerlo esta Cámara".

Obama ha asumido parte de la culpa en el fracaso. Admite que no ha explicado claramente el proyecto, lo que ha dejado el camino libre a los grupos de presión. Colleja aparte al Tribunal Supremo, que ha levantado los límites a la financiación electoral por parte de las empresas. Obama ha pedido al Congreso una ley para enmendar esta sentencia.

Pero el Presidente no da el brazo a torcer. Entre otras razones porque considera que la reforma sanitaria es imprescindible para reducir el déficit público. Es el gancho principal para sumar a los republicanos al proyecto.

Obama les ha recordado que buena parte de los números rojos los heredó de la anterior administración. Pero asume el billón de dólares utilizado para evitar la Gran Depresión. Y por eso, propone recortes. En los salarios del Gobierno. En el gasto discrecional, no en el militar o el sanitario. Y en todo caso, a partir de octubre, cuando la economía esté más sólida.

Los republicanos ofrecen cooperación

El flamante gobernador de Virginia, Bob McDonnell, ha dado la réplica al discurso de Obama. "Queremos resultados, no retórica. Queremos cooperación, no partidismo".  McDonnell ha aceptado abordar una reforma sanitaria "más sencilla, que no recorte las prestaciones, sin subir los impuestos, sin traspasar los costes a los estados, sin rendir el sistema al gobierno federal".

Republicanos, demócratas e independientes son conscientes de un lastre común. Como ha señalado Obama, "tenemos que reconocer que afrontamos más que un déficit de dólares. Es un déficit de confianza sobre la forma en que funciona Washington".