Obama: "Parece que la campana de BP funciona pero es demasiado pronto para ser optimista"
- Visita por tercera vez la costa de Luisiana afectada por el vertido
- Arremete contra BP por gastar millones en publicidad y dividendos
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está escaldado por los repetidos fracasos de BP para frenar el vertido y ha pedido cautela ante el último intento. La misma que han expresado las autoridades federales. Nadie quiere lanzar las campanas al vuelo.
En su tercera visita a la costa de Luisiana desde que se hundió la plataforma Deepwater Horizon, Obama ha dicho que "es demasiado pronto para ser optimista" sobre la campana que ha instalado BP pero "por ahora, parece que funciona".
El Presidente reconocía el jueves en una entrevista a la CNN que está furioso por la lentitud de la petrolera para controlar el vertido. Este viernes ha arremetido contra BP a cuenta de que se gaste 50 millones de dólares en una campaña de imagen y deshoje la margarita sobre si paga 10.500 millones en dividendos a sus accionistas.
Obama dice entender las obligaciones legales de la petrolera con sus accionistas pero le recuerda que también tiene "obligaciones legales y morales" con los habitantes de la costa del Golfo de México, cuyos negocios y medios de vida están en peligro por el vertido. Y lo último que quiere oír es que les "regatee las indemnizaciones a los pescadores y los pequeños negocios del Golfo".
La campana ya está bombeando crudo a la superficie
Lo cierto es que a pesar de las cautelas y tras 46 días de vertido, este viernes ha llegado la primera buena noticia del desastre. La nueva campana colocada sobre el pozo de petróleo ha comenzado a bombear crudo hacia la superficie.
La petrolera BP y la Guardia Costera de EE.UU. estiman que ya se están capturando cerca de mil barriles. Es una pequeña fracción de los 19.000 que expulsa diariamente el pozo, pero la compañía espera alcanzar el 90% del vertido en las próximas 48 horas.
La efectividad del sistema dependerá de si consiguen cerrar con éxito las cuatro aberturas de que dispone la campana. Están diseñadas para impedir que se formen los cristales de hidrocarburos que frustraron el primer intento, hace un mes. Una vez cerradas, el sistema podría aspirar la mayor parte del vertido y bombearlo a los barcos que se encuentran en la superficie.
En todo caso, es un avance significativo, o un "hito importante" tal como lo calificó el jueves el presidente de BP, Tony Hayward. También precisó que el sellado de la campana no sería estanco hasta finales de mes. Y sea cual sea el resultado, habrá que esperar hasta el próximo mes de agosto para que entre en funcionamiento una segunda perforación y sea posible taponar definitivamente la fuga.
Costes políticos y económicos
El vertido de crudo en el Golfo de México se ha convertido en la pesadilla de la Casa Blanca. El desastre amenaza con convertirse en la imagen del año para los estadounidenses. Los analistas políticos lo equiparan ya a la crisis de los rehenes con Irán, más que al huracán Katrina. Prima la duración -el secuestro se prolongó 444 días-, y con ella, el desgaste para el Ejecutivo.
Por eso mismo, Obama se ha desplazado este viernes a la zona del Golfo para ver sobre el terreno los daños que ha dejado el vertido de entre 100 y 150 millones de litros de crudo. Además, la Casa Blanca ha anunciado este viernes que el presidente de EE.UU. ha cancelado por segunda vez su viaje a Indonesia y Australia.
BP sale peor parada. Este viernes, su presidente, Tony Hayward, reconocía en Nueva York que ya se han gastado mil millones y tienen preparados otros 5.000 millones para hacer frente al vertido. Un aperitivo de los 37.000 millones que le puede costar la broma según Credit Suisse. La Casa Blanca le presentaba el jueves la primera factura por daños: 69 millones de dólares.
Las acciones de la compañía se han desplomado y su valor bursátil ha caído 59.000 millones de dólares desde el 20 de abril. Las agencias de calificación Moody's, Standard & Poor's y Fitch le han rebajado la nota, está en marcha un boicot contra sus gasolineras en EE.UU. y el Fiscal General ha abierto una investigación penal para determinar si violó las leyes medioambientales.