La heredera de L'Oréal se enfrenta a la polémica por su fortuna en la televisión
- Ha negado haber sufrido presiones para deshacerse de su fortuna
- Espera que el fotógrafo Banier siga siendo "su amigo"
La multimillonaria Liliane Bettencourt, heredera de la firma de cosméticos L'Oréal, ha hecho frente este viernes en la televisión francesa la polémica en torno al control de su fortuna y, básicamente, ha rechazado haber sufrido presiones para deshacerse de parte de ella.
La anciana, de 87 años, asegura que Jean-François Banier, el artista y fotógrafo al que Françoise Bettencourt-Meyers, la hija de la mayor fortuna de Francia, acusa de aprovecharse de su madre para obtener regalos valorados en cerca de mil millones de euros, no le ha presionado.
La acusación de una "hija celosa"
Esta declaración llega un al día siguiente de que comenzara un proceso en un tribunal galo para dilucidar si Banier abusó de la debilidad de Bettencourt, a la que el canal de televisión TF1 entrevistó en una de sus residencias, en Bretaña (noroeste de Francia).
"Espero que siga siendo mi amigo", declaró Bettencourt, una mujer con problemas de audición a la que la entrevistadora planteó preguntas breves y en un tono alto, a las que ella respondió de manera breve y, en ocasiones, con palabras difícilmente comprensibles.
Precisamente, la defensa de su hija alega que la anciana heredera de L'Oréal no está en condiciones de administrar su fortuna, calculada en unos 17.000 millones de euros (unos 23.670 millones de dólares) y que por ello ha sido manipulada por Banier, razón por la cual exige que se le imponga una tutela.
El proceso abierto el jueves contra Banier ha sido pospuesto sin fecha de reanudación porque el tribunal estimó que necesita tiempo para examinar el contenido de grabaciones de conversaciones privadas aportadas por la hija de Bettencourt y en las que se apunta la existencia de presuntos delitos fiscales.
El tribunal debe establecer si es competente para seguir con el caso, puesto que las revelaciones contenidas en esas grabaciones pueden obligar a abrir un proceso penal, y no civil, como el abierto en esa instancia.
La anciana heredera respondió con un escueto "claro que tenemos muchos asuntos en el extranjero" cuando se le preguntó en la entrevista televisada -grabada hace dos días- por presuntas actividades ocultas al Fisco francés.
Y es que el contenido de las conversaciones que investiga la Justicia francesa apuntan a que la mayor contribuyente de Francia pudo haber cometido un fraude a la Hacienda pública francesa por valor de 78 millones de euros (algo más de 96 millones de dólares), depositados en cuentas suizas no declaradas.
"Sé muy bien que una hija pueda estar celosa de su madre. Yo también era celosa cuando veía a mi padre rodeado de mujeres", dijo Bettencourt en la entrevista preguntada por el interés de su hija en demostrar que Banier u otras personas hayan podido intentar hacerse con parte de la gran fortuna de la anciana.
Un caso que salpica al gobierno francés
"Soy discreta y siempre lo he sido", contestó cuando se le interrogó por cómo afronta el hecho de haberse convertido en asunto de máximo interés desde hace semanas en Francia y, sobre todo, desde que en los últimos días se haya involucrado en la polémica a un ministro del Gobierno francés.
El contenido de las grabaciones mencionadas ha salpicado al ministro de Trabajo, Eric Woerth, anterior ministro de Presupuesto y de quien se sospecha, según los medios franceses, de que dio un trato de favor a la multimillonaria durante su mandato, aunque éste lo ha negado.
Este mismo viernes se ha sabido que Bettencourt se benefició de una devolución de 30 millones de euros por haber repatriado a Francia parte de sus inversiones en el extranjero en aplicación de un mecanismo creado para animar al retorno al país de capitales colocados en territorios con un tratamiento fiscal más favorable.
Esta noticia ha sido usada por la oposición al presidente de la República, Nicolas Sarkozy, para atacar el proyecto gubernamental de retraso de la edad de jubilación por considerar se presenta cuando se da un trato de favor a las grandes fortunas.
El diario "Le Monde" ha calificado por ello de "nueva víctima colateral" ese mecanismo del presidente Sarkozy para beneficiar a los más ricos del país, en alusión a la creciente lista de damnificados por el caso Bettencourt