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Obama apuesta por el gasto y se aleja de la austeridad impuesta en Europa

  • El presidente de EE.UU. opta por aumentar el gasto público para reactivar la economía
  • La UE reduce sus déficit ante la presión de los mercados por la crisis de la deuda
  • Dos teorías económicas enfrentadas ante una misma crisis

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Gastar ahora el dinero público para reactivar la economía y, con la actividad ya a pleno rendimiento, poder recuperar de ella los fondos invertidos. Ésa es la apuesta de Barack Obama para asegurar la salida de la crisis. Ajeno a las consecuencias que acarreará a sus ya sobre-endeudadas finanzas públicas, el presidente estadounidense ha elegido el camino opuesto al de la Unión Europea (UE), cuyos Estados no cesan de recortar gastos, atenazados por unos mercados temerosos de las deudas acumuladas por los Veintisiete.

"Es mejor hacer un ajuste cuando tu nave ya ha alcanzado velocidad de crucero, porque si lo haces en pleno despegue, si quitas un motor cuando estás arrancando, ese despegue se puede frustar", explica a RTVE.es el catedrático de Economía Emilio Ontiveros, quien considera que la opción europea por la austeridad tiene más riesgos, ya que puede conducir a la parálisis de la economía.

Los mercados no temen prestar a Washington

Sin embargo, para el director general de Afinet Global EAFI, David Cano, la clave para elegir una estrategia u otra está en que puedas asegurarte la financiación necesaria para gastar, "en si los mercados quieren o no financiarte", y ahí, la credibilidad de cada país marca la diferencia.

"Estados Unidos o Japón no tienen ningún problema" para colocar sus bonos y obtener financiación de los mercados, asegura Cano a RTVE.es. Y eso, a pesar de que algunas agencias de calificación han llamado la atención sobre una eventual rebaja de su nota.

Con esa red de seguridad -y en medio de la campaña electoral que desembocará en la renovación de la mayor parte del Congreso-, Obama no teme anunciar continuos planes de estímulo que contrarresten los malos datos económicos de las últimas semanas, consciente a su vez de que una inversión en este momento crítico puede ser vital para relanzar la recuperación económica y, sobre todo, para asegurar la creación de empleo.

Según advierte Ontiveros, "Estados Unidos tiene pavor a llegar a una tasa de paro del 10% porque la gente lo pasa mal, pero además, porque si se alarga la recesión, una parte de esa tasa se convierte en estructural, se enquista". Así, continúa este economista, "es tan fuerte la memoria de la Gran Depresión, que tienen pánico a repetirlo".

Con ese contexto, la decisión del presidente de Estados Unidos está clara en el anuncio de un nuevo paquete de medidas para estimular la economía de la primera potencia mundial, que comenzó a ralentizar su crecimiento en el segundo trimestre del año y que ha visto aumentar el paro hasta el 9,6% de la población activa.

Sin miedo al déficit más alto desde la II Guerra Mundial

Tal y como muestra el plan de inversión en infraestructuras anunciado este lunes -que implica una inyección de 50.000 millones de dólares, más de 38.000 millones de euros-, esos estímulos implicarán gastos adicionales del Gobierno federal.

Por tanto, acarrearán un aumento del déficit público, que cerrará el año fiscal que concluye el próximo 30 de septiembre con el mismo porcentaje que el ejercicio pasado (10% del PIB), aunque en cifras alcanzará un nuevo récord desde la II Guerra Mundial: 1,45 billones de dólares, más de un billón de euros.

"Puede merecer la pena un poco más de deuda, siempre que los mercados de bonos crean que la vas a devolver", señala Ontiveros, quien opina que ahora los mercados creen que es más importante asegurar el crecimiento: "si no se crece, no se pagan las deudas", advierte.

Estricto marcaje a Europa

Con una economía menos flexible y basada en sectores más lentos de reflejos que la estadounidense, la Unión Europea parece desconfiar de la inversión pública a fondo perdido y ha optado por adelgazar los gastos de sus Estados, obligada sobre todo por el estricto marcaje que los mercados financieros han impuesto a sus déficits públicos, convertidos en varas para medir la salud del conjunto de sus economías.

Para David Cano, Estados Unidos "es el país más solvente del mundo" y Japón "cuenta con mucho ahorro para poder pagar sus deudas", pero en el caso europeo en mayo se originó la llamada crisis de deuda: "los mercados dijeron a Europa 'hasta aquí hemos llegado' y dejaron de prestarle dinero".

En esa situación, muchos países europeos se vieron "forzados" a volver a ganar credibilidad aplicando reducciones de gastos "aunque macroeconómicamente no sea viable", añade este especialista.

Ontiveros coincide en que es necesario que la UE exija la contención de las cuentas públicas porque ha creado un fondo de estabilidad para respaldar a los países más frágiles. "El error ha sido el plazo marcado, tan sólo dos años", señala el presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI) porque, utilizando una metáfora, "cuando una terapia se aplica de forma muy intensiva, muy agresiva, el organismo puede resentirse y quedarse paralizado".

Poco margen para España

Ante la presión ejercida por los mercados entre mayo y junio, España tuvo "poco margen de actuación", recuerda Emilio Ontiveros. Sin embargo cuestiona que "economías más potentes, como Alemania o Francia, necesitaran ajustes tan fuertes, que a largo plazo van a pasar factura".

En la actual situación de ambos bloques -Estados Unidos y Unión Europea-, este economista opina que lo mejor para Europa sería "que EE.UU. y Japón tiren de la demanda y le eviten a Alemania esa contracción, ya que ese país tiene producción para venderles".

En un caso distinto se encuentra España, cuyo problema "es que no tiene suficiente producción competitiva para vender en el exterior". Y sin embargo, según David Cano, esa salida será vital para la recuperación de nuestra economía, "porque aquí no podemos depender del Estado", con poco margen para aumentar el gasto público, ya que su control se ha convertido en obligatorio para mantener la credibilidad ante los mercados y los socios europeos.