Las consecuencias de que la prima de riesgo supere los 500 puntos básicos
- La deuda pública pierde valor como garantía y se encarece la financiación
- El grifo del crédito se cierra, la economía se para y se retrasa la recuperación
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La escalada de la prima de riesgo vuelve a llegar a cotas alarmantes, al cerrar por encima de los 500 puntos básicos durante más de tres semanas, lo que significa que la calidad de la deuda española se deteriora y no solo por el diferencial con el bono alemán. La presión de los mercados no es desdeñable. En noviembre, se cobró la cabeza de Silvio Berlusconi, que fue sustituido por el gobierno de tecnócratas liderado por Monti. Los inversores vuelven a la carga, pese a que en Grecia han ganado los conservadores de Nueva Democracia partidarios del plan de ajuste. Hace medio año la prima de riesgo cerró cinco días consecutivos por encima de 450 puntos básicos, ahora la presión se mantiene más tiempo y el 18 de junio se superó al cierre la barrera de los 574. La desconfianza vuelve a hacer mella ente los inversores por las dudas sobre el rescate bancario y la recapitalización de Bankia.
La deuda pública pierde valor como garantía
La deuda pública además de ser una inversión sirve como garantía a los bancos para obtener financiación a corto plazo en el Banco Central Europeo o en las cámaras privadas de contrapartida. Estas cámaras son plataformas privadas a las que las entidades pueden acudir para financiarse. Las más relevantes son la británica LCH.Clearnet y la alemana Eurex Repo que podrían degradar la deuda española, al igual que hicieron con la italiana. Eso significa por cada título de deuda española depositado como garantía darían menos dinero al elevar el descuento o margin call. Cuando Italia superó los 450 puntos, su deuda de siete a diez años pasó de un descuento del 6,65% al 11,65%. Este junio, la cámara británica ha pasado de un descuento en la deuda española del 8,40% al 11,8%. ¿Qué quiere decir esto? Pues que para que una entidad obtenga liquidez de 1.000 millones con bonos españoles a 10 años deberá depositar títulos por valor de 1.118 millones de euros, cuando hasta el momento le bastaban 1.084 millones. Además cuando elevó el margin call de Italia, el mercado secundario reaccionó en consecuencia y su diferencial con el bund pasó de 496 a 553 puntos básicos en un solo día. En el caso de España la reacción la estamos sufriendo ahora.
Aumenta el coste de la financiación pública
España debe refinanciar 135.000 millones de euros de deuda pública en 2012, una tarea titánica si hay que navegar en contra de los mercados, de momento el Tesoro ha hecho los deberes y ya ha logrado captar el 53% del importe previsto. Poco a poco, el interés de las subastas se acerca peligrosamente al rendimiento del mercado secundario y el 17 de noviembre, por primera vez, el rendimiento de las obligaciones a diez años sobrepasó la rentabilidad del bono español, un 7,08% en la emisión, por el 6,7% de la prima. Con la amenaza de una rebaja del margin call, los bancos ya no estarían tan interesados en tener deuda española en su cartera lo que provocaría más ventas, las ventas mayores rendimientos, más desconfianza, más ventas... y en resumen, costes de financiación más altos.
El sector privado se contagia y le cuesta más financiarse
En la economía no hay departamentos estancos y los mayores costes de financiación del Estado se trasladarían a las empresas y a los bancos. De momento, los grandes bancos españoles ya han sufrido este contagio con la rebaja de su nota por parte de S&P y Fitch. El argumento utilizado por las agencias fue que, como norma general, un banco no puede tener una nota más alta que en el país que opera, aunque se olvidan de la internacionalización del Santander o del BBVA, cuyo negocio es mayor fuera de España. No son los únicos, el interés medio que el sector privado debía pagar por emitir pagarés a un año en enero era inferior al 2,5% y ahora se encuentra en el 3,75%, según los datos del mercado español de renta fija (AIAF).
Se cierra el grifo del crédito
Si los bancos tienen dificultades para financiarse y encima tienen que recapitalizarse, su respuesta es restringir al máximo los créditos para empresas y familias. La consecuencia es que las empresas retrasan sus planes de inversión o expansión y las familias restringen el consumo. La atonía de la inversión y del consumo retrasa el crecimiento, la salida de la crisis y la creación de empleo. Se cierra así el círculo que impide recuperar el dinamismo de la economía española.