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El Gobierno japonés inspecciona la sede de Mitsubishi en Tokio por el falseo de datos

  • Estaría involucrado un encargado del área de desarrollo, no solo una filial
  • Japón exige a Mitsubishi un nuevo informe interno para el 18 de mayo

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Funcionarios inspeccionan la sede de Mitsubishi en Tokio
Funcionarios inspeccionan la sede de Mitsubishi en Tokio.

En Japón, el Ministerio de Transportes ha inspeccionado la sede de Mitsubishi Motors en Tokio con motivo de la investigación en relación con el falseo de datos sobre el consumo de combustible que la compañía llevó a cabo en algunos de sus modelos.

Los funcionarios, que ya visitaron las oficinas que el fabricante de automóviles posee en Okazaki para una primera inspección in situ a finales de abril, se desplazaron hasta la sede central de Mitsubishi en la capital tras considerar que el informe interno que presentó el miércoles es insuficiente.

En ese informe, la compañía explicaba que uno de sus encargados del área de desarrollo de producto indicó al gerente de una filial encargada de hacer las pruebas del kilometraje de combustible que utilizase datos mejores a los obtenidos para que cumpliesen objetivos marcados, recogen los medios japoneses.

Ambos trabajadores analizaron los resultados de las pruebas en pista, que no cumplían con las metas marcadas por la empresa, y la subsidiaria procedió como se le pidió, aunque puso en duda que en el futuro se pudieran lograr objetivos más ambiciosos, detalló la cadena pública japonesa NHK.

La implicación de un cargo de responsabilidad de la matriz plantea que el fabricante en sí, y no la filial, habría supervisado la manipulación, por lo que la Administración quiere "revelar la participación de la oficina central", dijo hoy en una rueda de prensa el ministro de Transportes, Keiichi Ishii.

Nuevo informe interno para el 18 de mayo

El Gobierno ha dado además un nuevo plazo, hasta el miércoles 18 de mayo, para que Mitsubishi presente un nuevo informe interno.

Mitsubishi Motors admitió en abril que sus empleados modificaron la presión del aire de los neumáticos durante las pruebas para evaluar el consumo de 625.000 vehículos.

En el curso de sus investigaciones para determinar el alcance del escándalo, la compañía ha reconocido que estas prácticas se han extendido a otros modelos y que lleva realizándolas desde 1991.

Los automóviles afectados fueron vendidos bajo la falsa garantía de que su consumo era entre un 5% y un 10% más eficiente de lo que en realidad es.