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Según medios del Reino Unido, Ucrania ha utilizado misiles británicos Storm Shadow por primera vez en un ataque en la región rusa de Kursk. Los bombardeos siguen la estela de los misiles estadounidenses empleados por Ucrania contra Rusia, a los que pronto podría sumar los Scalp franceses. Los aliados de Ucrania cruzan así las líneas rojas que en su día se marcaron, y lo hacen a dos meses del relevo en la Casa Blanca. Antes de que Trump pueda cambiar la política hacia Ucrania, Biden, además de misiles de largo alcance, ha autorizado el suministro de minas antipersonas. Estas solo podrán utilizarlas en territorio ucraniano y en zonas poco pobladas. Rusia insiste en que estos apoyos tendrán respuesta y que escalan la guerra.

La guerra de Ucrania y la proximidad de Rusia con los países nórdicos, en especial Finlandia, con la que comparte más de mil kilómetros de frontera han puesto el foco sobre la preparación de la población civil en situaciones de emergencia. No se trata de ponerse en el peor de los escenarios, la guerra, dicen desde la agencia sueca para emergencias, pero muchos jóvenes suecos no se ven preparados. El conflicto en Ucrania ha vuelto a sacar a la palestra las llamadas guerras híbridas, en las que la comida, la luz o las comunicaciones pueden usarse como arma de guerra. Como posible ejemplo, los daños en dos cables submarinos en el Báltico, que han afectado a las telecomunicaciones de Finlandia, Alemania, Suecia y Lituania. Ya se están investigando, pero se sospecha de sabotaje. Una acción que ha reducido un tercio la transmisión de datos, y en la que Rusia niega cualquier implicación.

Hace 1.000 días, las tropas rusas entraron en Ucrania, en una operación que Moscú pensó que apenas duraría unos cuantos días y que, sin embargo, se ha ido transformando en una guerra de desgaste. Ucrania logró expulsar a los rusos de Kiev y del norte tras meses de conflicto, y recuperó los territorios de Járkov y Jerson. Pero no pudo avanzar en el sur y ahora sufre de nuevo el empuje de Rusia en casi toda la línea de contacto.

La guerra también ha forzado cambios. Rusia ha sustituido a ministros y generales, ha usado y prescindido de mercenarios, ha movilizado a parte de su población, y ha tenido que recurrir a sus aliados China, Irán y Corea del Norte para surtir arsenales y filas. Ucrania también ha cesado a mandos militares y políticos. Zelenski ha suspendido las elecciones, ha instaurado el reclutamiento forzoso y ha logrado que sus aliados le envíen armas prohibidas al inicio de la invasión. Ya son más de 100 mil millones de dólares el armamento suministrado, como los misiles ATACMS que ahora Ucrania dispara contra Rusia.

Ni Rusia ni Ucrania reconocen las decenas de miles de soldados que han perdido. El grueso del sufrimiento lo sigue pagando la población ucraniana, con 12.000 civiles muertos y 14 millones de desplazados, de los cuales seis millones se han ido del país sin saber cuándo o qué se van a encontrar si un día vuelven a casa.

Seguramente no sea casualidad que justo cuando se cumplen los mil días del inicio de la guerra en Ucrania, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, haya decidido aprobar la nueva doctrina nuclear rusa que amplía los escenarios en los que se podrían usar ese tipo de armas de destrucción masiva.

Ahora podría haber una respuesta nuclear ante un ataque convencional si desde Moscú consideran amenazada la soberanía del país.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha pedido al Europarlamento que continúe el apoyo a Ucrania tras mil días de guerra. "Ahora es el momento de presionar más duramente a Rusia. Mientras sigan adelante las exportaciones de petróleo, Putin se mantiene viso. Las sanciones fuertes contra Putin son esenciales", ha declarado Zelenski en una intervención por videoconferencia ante la Eurocámara.

Foto: NICOLAS TUCAT / AFP

El alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, ha destacado este martes el hecho de que, 1.000 días después de iniciarse la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los ucranianos aún resisten.

"[El presidente ruso, Vladímir] Putin planeaba una guerra de dos semanas para estar en Kiev rápidamente y cambiar el régimen en Ucrania", ha recordado Borrell en unas declaraciones en el Europarlamento. "Pero mil días después, los ucranianos aún resisten, con mucho éxito en el campo de batalla".

Foto: EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

¿Qué ha pasado, qué está pasando y qué puede pasar en Ucrania después de 1.000 días de guerra? Lo analizamos con Christian Villanueva, director de la Revista Ejércitos, en este capítulo especial en el que, además, escuchamos las historias de dos matrimonios hispano-ucranianos que han recorrido caminos completamente opuestos desde que empezó el conflicto: Javier Larrauri y Olga Pronchuk vivían en Ucrania y desde que estalló la guerra residen en Alicante; Javier Espárrago y Natalia Kolomiiets, vivían en Dinamarca y decidieron regresa a Ucrania hace unos meses.

Joe Biden permitirá que Ucrania utilice sus misiles de largo alcance para atacar a Rusia. El todavía presidente de Estados Unidos ha tomado esta decisión a dos meses de finalizar su mandato, dando así un giro a su política exterior. El general en la reserva, José Enrique de Ayala, analista de la Fundación Alternativas, achaca este cambio de postura al envío de efectivos norcoreanos a Kursk, en Rusia: "Ha sido considerado como una escalada y es respondido con otra escalada". "Putin ha dicho que esto es un acto de guerra, así que estamos en una situación muy muy delicada", añade. En cuanto al uso de estos misiles por parte de Ucrania, De Ayala opina que tienen más un carácter simbólico y no le ayudarán a ganar la guerra: "Los que han tomado esta decisión deberían preguntarse si Ucrania puede ganar esta guerra, porque si no la puede ganar, cualquier escalada puede empeorar la sitaución". Y opina que "si no se puede ganar, habrá que negociar".