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Pese a la denominación "paraguas nuclear", las armas atómicas funcionan como un surtidor, siendo la posibilidad de lanzarlas lo que, en teoría, protege al que las tiene. Pero el posible despliegue de armas nucleares de Francia en otros países de Europa abre incógnitas y desafíos, especialmente con respecto a las posibles represalias rusas.

De primeras, el presidente francés, Enmanuel Macron, establece un límite a su uso, quedando su mando relegado al control francés. En consecuencia, no se plantea vender ni ceder esas armas a otros Estados, lo que no violaría el Tratado de No Proliferación Nuclear. Actualmente, Francia cuenta con 290 cabezas nucleares, mientras que Rusia dispone de 4380 cabezas nucleares (en total, no desplegadas) para responder.

Por otro lado, si Europa quisiera desarrollar su propio arsenal nuclear, le costaría una década y no menos de 100.000 millones de euros. Es el precio de unas armas que prometen la defensa por medio de la amenaza definitiva: la destrucción mutua asegurada.

Los tripulantes del regimiento 38 de misiles antiaéreos de Ucrania tienen la misión de vigilar y proteger los cielos del sureste del país. Intentan derribar cualquier vehículo aéreo ruso que aparezca: "Constantemente impedimos que el enemigo nos vea desde el cielo", explica el comandante, sobre el que cae todo el peso de diseñar la misión: elegir ruta, equipo y objetivos. "Muchas veces, de la velocidad de la toma de decisión depende la vida de los tripulantes". El operador del sistema de misiles nos cuenta que siempre es peligroso, ya que el enemigo puede detectarlos y "no perdona errores". Uno de esos errores permitió que un dron kamikaze ruso ZALA Lancet destruyera su vehículo de combate. "Yo no cuento todo en casa, quiero que duerman tranquilos", afirma el mecánico y conductor del regimiento. Tiene seis hijos y aún no le ha dicho a su mujer que en Mykolaiv cayó un misil a 10 metros de donde se encontraba. La guerra se ha vuelto más tecnológica ahora que hace tres años. "Tenemos objetivos que vuelan a 300 metros por segundo y, aún así, los derribamos". Informan Aurora Moreno y David Velasco, enviados especiales a Ucrania.

Al menos tres personas han muerto y otras 14 han resultado heridas este martes en los alrededores de Moscú en un ataque masivo ucraniano con drones. Las defensas antiaéreas rusas han derribado durante la noche 337 drones sobre el territorio del país, en el mayor ataque ucraniano desde el comienzo de la guerra.

El bombardeo masivo se ha producido tan solo horas antes de iniciarse la reunión que mantienen en la ciudad saudí de Yeda delegaciones de Ucrania y Estados Unidos, encabezadas por los respectivos responsables de Exteriores, Andrii Sybiha y Marco Rubio, para abordar las posibles negociaciones para un tratado de paz con Rusia.

Foto: Reuters/Colaborador

La guerra en Ucrania sigue en dos frentes: el militar, donde Rusia intenta recuperar Kursk para fortalecer su posición en futuras negociaciones, y el diplomático, donde Ucrania enfrenta un duro revés tras la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de suspender el apoyo militar y el suministro de inteligencia.

Trump ha endurecido su postura tras un tenso choque en el Despacho Oval, acusando al mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, de haberle "quitado" el dinero que el expresidente, Joe Biden destinó a Kiev. Ahora, el republicano condiciona el restablecimiento de la ayuda a que Ucrania firme un acuerdo sobre tierras raras, recurso estratégico clave, a cambio de que Estados Unidos le otorgue garantías a su seguridad.

El martes, los equipos de ambos presidentes se reunirán en Yeda para discutir la tregua "en el cielo y en el mar" propuesta por Zelenski y, al mismo tiempo, recuperar el respaldo de Washington

Durante la campaña electoral, Donald Trump prometió que acabaría con la guerra. Cuando regresó a la Casa Blanca, habló con Vladímir Putin para negociar con Rusia, mientras que al presidente ucraniano lo llamó "dictador" y le dijo que no creía que pudiera aguantar sin la ayuda de Estados Unidos.

Es un giro radical de la posición estadounidense y a los votantes de Trump les gusta. "No deberíamos gastar tanto dinero en conflictos europeos, tenemos otros problemas en casa", opina un joven. Hace días, TVE preguntó su opinión sobre la guerra en la mayor reunión de simpatizantes y donantes conservadores, y a ninguno parecía molestarle que Trump hable con Putin.

"Si quieres la paz, tienes que hablar con todos", dijo una mujer, cansada de la vieja guardia del partido y de los republicanos que impulsaron la guerra de Irak. Como John Bolton. Él asesoró a Trump en su primer mandato, ahora cree que se está rindiendo ante Rusia. "Putin es el líder más frío y calculador y sabe como jugársela a Trump", cuenta.

Europa importó un 155% más de armas entre 2020 y 2024 que en los cuatro años anteriores, con Ucrania convertido en el mayor importador mundial de armamento como resultado de la invasión rusa en 2022 y una creciente dependencia de Estados Unidos (EE.UU.) como suministrador en un momento en que los líderes europeos están debatiendo el rearme de sus países sin tener que contar con Washington como hasta ahora.

Así se desprenden de los nuevos datos sobre transferencias internacionales de armas publicados por el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). En concreto, Ucrania aumentó casi 100 veces sus importaciones de armamento pesado en los últimos cuatro años con respecto al periodo anterior.

Al menos 35 estados enviaron armas a Ucrania tras la invasión rusa, lo que supuso que este país recibiera el el 8,8% de las importaciones globales de armas en 2020-24. La mayoría del armamento lo suministró EE.UU., con el 45%, seguido por Alemania con el 12% y Polonia con el 11%.

Donald Trump podría ser decisivo para frenar a Vladímir Putin. Es lo que dijo Volodímir Zelenski días antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Lo que no sabía es todo lo que iba a ocurrir en poco más de un mes.

Desde hace meses los republicanos presionaban a Joe Biden para acabar con la ayuda militar a Kiev. Llegó Trump y cortó el grifo. Entonces la OTAN preparó el terreno para unas posibles negociaciones mientras Trump y Putin presumían de su relación. Putin quiere la paz, Zelenski quiere la paz y yo quiero la paz, aseguraba Trump. Conferencia de Seguridad en Múnich, reunión de líderes europeos en París y llegó el día: Trump saca del aislamiento a Putin con una reunión entre ambos países para debatir la paz en Ucrania sin Ucrani, y Zelenski insiste, así no habrá acuerdo.

Y a los pocos días llega la fatídica reunión en Washington. Europa arropa a Zelenski en Londres y la UE firma un pacto histórico de rearme. Y ahora, sí, delegaciones de Ucrania y EE.UU. se reúnen este lunes en Arabia Saudí.

"Los ucranianos no van a ceder ante un mediador en el que no confían y que está motivado principalmente por las relaciones comerciales", asegura James Nixey, director del programa sobre Rusia y Eurasia en Chatham House.

Foto: REUTERS/Brian Snyder