Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Entre los acusados de violar a Gisèle Pelicot hay 51 bomberos, policías, enfermeros o periodistas. Perfiles muy variados, muy comunes. Hombres normales.

"Hablamos de un hombre que ofertaba a su mujer en las redes sociales, pero había hombres que accedían. Eso no es enfermedad mental ni una monstruosidad. Forma parte de una cultura que desprecia a las mujeres", explica Ana Bernal Triviño, periodista y profesora de la Universidad Abierta de Cataluña.

También es parte de esa cultura la actitud de los que lo conocían y no lo denunciaron. 

Las expertas tampoco consideran un monstruo a su marido y la fachada de hombre encantador que mostraba al exterior es algo que se repite en otras agresiones.

Gisèle Pelicot ha querido dar la cara, al público y a sus agresores. Una decisión valiente, dicen, pero que no se le puede pedir a otras víctimas.

Las expertas explican que aunque el caso de Gisèle Pelicot es extremo y ha servido para visibilizar, hay otras muchas violencias diarias, comunes e invisibles.

FOTO: Christophe SIMON / AFP

Víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia protestan esta tarde frente al Parlament de Cataluña ante la entrega de la Medalla de Oro a la Abadía de Montserrat. La Abadía llegó a reconocer 14 casos de pederastia entre 1960 y el año 2000, calificó de "depredador sexual" al monje Andreu Soler, que abusó de 12 niños, pero se ha negado a implementar un plan de reparación a las víctimas. Hablamos con Miguel Hurtado, superviviente de abusos sexuales en la Iglesia y primer denunciante de los casos de pederastia en la Abadía de Montserrat, que recuerda que con este reconocimiento a la Abadía se está retraumatizando a las víctimas, que ven cómo no solo no se castiga a los culpables, sino que se les homenajea públicamente. Además, con actos como este, las víctimas que aún no han denunciado pueden pensar que hacerlo no sirve de nada. Las víctimas siguen reclamando que los delitos de pederastia no prescriban y piden a la Iglesia que actúe de verdad contra estos graves abusos: "Las palabras no protegen a los niños. Solo las acciones lo hacen", nos dice Hurtado.

Ante los abusos reconocidos hace unos años por el premio Nobel de la paz y obispo de Timor Oriental, Carlos Ximenes Belo, el papa Francisco ha pedido "responsabilidad" y ha llamado a actuar "para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a esos menores". Pese a que la Iglesia condenó a Belo y este se exilió a Portugal, muchos en Timor Oriental lo siguen considerando un héroe nacional al haber abogado por la independencia del país. Con solo 25 años, es la nación más joven de Asia, y el 95% de sus habitantes son católicos.

Estos años se ha hablado mucho de consentimiento, pero nos hemos olvidado de los más pequeños y las expertas insisten en que hay que empezar a trabajar estos temas desde las edades más tempranas. Hoy nos visita Mar López, pediatra, divulgadora y autora de 'El Monstruo de los abrazos' para hablar de consentimiento y de límites, y en un momento de crisis humanitaria ponemos el foco en Mali.

Dos detenidos por presuntas agresiones sexuales en Ontinyent, Valencia. Las víctimas eran menores de edad. Una de ellas utilizó un punto violeta para su denuncia. La segunda víctima, fue llevada al hospital y gracias a la colaboración de testigos fue posible la identificación del presunto agresor.

Los Jesuitas de Cataluña han registrado un total de 145 denuncias por abusos sexuales a menores desde 1948 por parte de 44 agresores, 29 religiosos y 15 laicos, aunque en la mayoría de casos no hay recorrido penal por prescripción del delito o muerte del autor. En una rueda de prensa celebrada este jueves en Barcelona para presentar un informe sobre violencia sexual en la institución, que ha contado con la colaboración del bufete de abogados RocaJunyent, el delegado y portavoz de la orden religiosa en la comunidad, Pau Vidal, ha hecho público el nombre completo de 14 agresores sexuales. Sobre los casos anónimos, los sacerdotes han detallado que se trata de personas que han dado a conocer su testimonio en los medios de comunicación sin identificarse o mediante comunicaciones que le han llegado a la compañía a través de los canales abiertos, pero en los que se desveló su identidad. Las víctimas cuestionan la fiabilidad de los informes y consideran que la cifra real es más elevada.

La Conferencia Episcopal ha aprobado el plan de reparación de las víctimas de abusos sexuales en la iglesia Católica y ha pedido que el Gobierno y las asociaciones lo respeten, ya que estos lo critican porque no es de obligado cumplimiento. Aunque sí contempla indemnizaciones para los casos prescritos, deja en manos de las diócesis la decisión final de pagar. Los obispos han aprobado su plan sin el apoyo de las principales asociaciones de víctimas que se quejan porque no las han tenido en cuenta.

Hoy, la Conferencia Episcopal decidirá la aprobación del Plan de reparación a las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia. Este tiene como principal objetivo indemnizar a las víctimas de la pederastia clerical cuyos casos hayan prescrito o no estén siendo juzgados por el ordenamiento civil. En 'Las mañanas de RNE', Juan Cuatrecasas, portavoz de la Asociación Infancia Robada (ANIR), ha reivindicado que no existe "un garante público de la efectividad de este plan".

También ha recalcado la necesidad de la presencia de las víctimas de abuso en la toma de decisión de las medidas oportunas y en los momentos claves, así también como la importancia de la creación de una agenda concreta de trabajo. Juan Cuatrecasas ha explicado cómo se puede garantizar la reparación efectiva a las víctimas: "Es necesario un reconocimiento público y expreso con un documento cuando las víctimas así lo requieran o privado cuando no necesite que sea público. También, hemos hecho siempre hincapié en las terapias gratuitas porque creemos que hay muchas víctimas que no pueden pagar esas terapias". 

Para concluir, el portavoz ha recalcado la relevancia de la protección de las víctimas: "Por desgracia en este país cuando una víctima denuncia se ve sometida a procesos de negación, pero también de amenazas, presiones e insultos por parte del delincuente que le ha perpetrado estos delitos", lamenta Cuatrecasas. "No compramos para nada ese plan de la Iglesia", ha dicho.