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Francisco Doblas, director del departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center, se encarga de la simulación de escenarios extremos y la evolución del cambio climático y ha estado en Las Mañanas de RNE con Josep Cuní en el especial por los 100 años de radio. El científico cuenta que los experimentos que se llevan a cabo tienen el objetivo de "ayudar a poder estimar qué va a pasar en el futuro, en los próximos 10 años, 20 años, en los próximos 50 años".

Doblas explica que esto es importante tanto por el hecho de "estar preparados para lo que ocurra dentro de un periodo relativamente corto", y también "para poder entender cuáles son los procesos responsables de lo que está ocurriendo en estos momentos", refiriéndose a fenómenos como la DANA. El entrevistado explica que aunque la previsión es importante, "hay que tener una visión un poquito más amplia", poniendo el foco en que hay que "diseñar nuestro entorno, la sociedad, el sitio en el que nos movemos para que los daños de estos fenómenos tengan un impacto menor", concretamente, se refiere a la adaptación y, dice, "para poder adaptarnos necesitamos información".

Mientras seguimos profundamente conmovidos por los devastadores efectos de la DANA en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, una pancarta gigante con un crespón negro de Greenpeace en pleno centro de Madrid nos recuerda que frenar el cambio climático salva vidas. A nosotros y sobre todo a los mandatarios políticos reunidos en Azerbaiyán la COP29 a quienes demandan que impulsen con valentía acuerdos concretos como el abandono real de los combustibles fósiles para limitar el aumento del calentamiento global a 1,5°C. 

La organización ecologista exige tanto en la COP como en España, que los acuerdos antepongan la protección de la vida en el planeta y los derechos de la ciudadanía por encima de los intereses económicos vinculados a los combustibles fósiles.  

Mientras, el buque científico ‘Ramón Margalef’ del Instituto Español de Oceanografía busca víctimas de la Dana en el mediterráneo. Hace tres años empleó su robot sumergible  logró recuperar a mil metros de profundidad el cuerpo de Olivia, una niña asesinada en Canarias. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor organismo de ciencia en España, activó su Grupo de Asesoramiento en Desastres y Emergencias el 30 de octubre y desde entonces ha ofrecido sus recursos a las autoridades, incluido este buque que lleva el nombre del ilustre y querido oceanógrafo y ecólogo catalán, primer catedrático de Ecología en España, Ramon Margalef.

Azerbaiyán acoge estos días la Cumbre del Clima, en la que casi 200 países debaten cómo reducir las emisiones de dióxido de carbono. Los expertos climáticos hace tiempo que defienden que hay que eliminar los combustibles fósiles, pero este año el mensaje se lanza ahora desde un país en el que el petróleo y el gas representan el 90% de sus exportaciones.

Foto: AP Photo / Rafiq Maqbool

La cumbre del clima en Azerbaiyán comienza este 2024 con muchos compromisos pendientes. "La revolución de la energía limpia ya está aquí y ningún gobierno lo parará", comentaba este martes el Secretario General de Naciones Unidas. Sin embargo, tras un año con récord de temperaturas, varios fenómenos extremos y dos guerras en marcha, ¿en qué ha quedado el acuerdo del año pasado de acabar con los combustibles fósiles antes de 2050? Los expertos aseguran que, si bien hay una transición evidente, no está siendo tan rápido como lo esperado. Este martes, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha aprovechado la cumbre para anunciar que reducirá sus emisiones en un 81% para 2035. Es poco habitual escuchar anuncios tan ambiciosos y aún menos habitual todavía, según dicen los científicos, que se cumplan.

Los científicos son unánimes: la catástrofe climática es inminente pero evitable. Y seguimos sin reaccionar. ¿Cómo salir de esta inercia colectiva y cambiar nuestro comportamiento? ¿Estamos programados para escondernos ante la amenaza? ¿Cuáles son los mecanismos del cerebro que nos ciegan y paralizan?

Andreas Kappes, profesor de neurociencia en la Universidad de la City de Londres, es un especialista en sesgos cognitivos. Sus experimentos realizados con estudiantes revelan hasta qué punto nuestro cerebro lidia con la realidad. En el caso de acontecimientos felices, la mayoría cree que resultará más beneficiado que los demás.

Con un cerebro tan reacio a creer en las catástrofes, no es de extrañar que las advertencias lanzadas por los climatólogos en los últimos treinta años hayan tenido tan poca repercusión. Sobre todo, porque esta dificultad para enfrentarse a la realidad se ve reforzada por otro sesgo, en este caso de tipo cultural: nuestros marcos cognitivos.

La socióloga y filósofa Dominique Meda explica que nuestros marcos cognitivos son todas las representaciones, las visiones del mundo con las que vivimos desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, la idea de que el ser humano es superior a la naturaleza, y que esta debe ser transformada en beneficio nuestro, y las consecuencias carecen de relevancia, porque es bueno para nosotros.

Los últimos avances en neurociencia, psicología del comportamiento o antropología arrojan luz sobre las contradicciones y miedos que nos asaltan a la hora de cambiar nuestros hábitos de vida. La ciencia explora los mecanismos cerebrales que nos llevan a esconder la cabeza como el avestruz ante la amenaza climática, y busca los recursos psíquicos que nos permitan afrontarla.

Estados Unidos es el país occidental más climaescéptico, a pesar de que sus temperaturas están batiendo todos los récords. En 2021 en algunas áreas de California alcanzaron casi los 60º. Llueve poco, y los incendios arrasan con todo. Hoteles, casinos y campos de golf contribuyen a vaciar las reservas. El discurso climaescéptico se recita en reuniones e iglesias.

Cameron es un promotor inmobiliario que trabaja en el desierto de Utah, representa la imagen de Estados Unidos hoy, atrapado entre la emergencia climática y la voluntad de continuar con el negocio a toda costa. Para atraer a los clientes se le ha ocurrido construir un campo de golf con 18 hoyos que necesita varias horas de riego al día y un lago. Algo chocante en medio de una región azotada por una de las peores sequías de la historia, donde no crece nada. Y, sin embargo, la ley le permite extraer toda el agua que desee.

Desde hace algún tiempo el Valle de la muerte, en California, la región más calurosa de Estados Unidos se ha convertido en un popular destino turístico y en un lugar obligado para los amantes de los selfies. Cuánto más calor, más impresionante es la foto.

El verano de 2021 fue el más caluroso que se haya registrado en Estados Unidos, con unas temperaturas que alcanzaron unos niveles altísimos. Cientos de miles de hectáreas de bosque ardieron. A pesar de todo, gran parte del país sigue viviendo como si nada. Hoteles, casinos, campos de golf contribuyen a vaciar las reservas y las capas freáticas. Y hombres como el pastor Rick Joyner continúan predicando el negacionismo del cambio climático.LA NOCHE TEMATICA CAP 314 HD LA