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La pequeña Qadira juega en el estadio de fútbol de Beirut. No es consciente de que se ha transformado en un gran refugio. Durante 20 días, cerca de 80 personas trabajaron sin descanso 24 horas al día para crearlo. Lleva abierto una semana y de momento acogen a 600 personas. Cada familia tiene su habitación propia. Unas 20 personas, entre personal y voluntarios, se encargan de que no les falte de nada. Los bombardeos han destrozado en los últimos meses 100.000 edificios en Líbano. Fátima y sus niñas tendrán que estar aquí alrededor de un año, hasta que reconstruyan su casa, pero lo importante es que, en las pequeñas, ya no hay rastro de miedo.

Los ataques israelíes siguen golpeando Gaza de forma dramática. Solo este domingo se contabilizan 15 muertos, que se suman a las decenas de fallecidos del sábado. Las autoridades palestinas aseguran que no hay medios para desenterrar a los atrapados entre los escombros.

Entre los fallecidos en las últimas horas hay miembros de ONG's y al menos un periodista. Ya son 191 los comunicadores muertos en esta guerra. La UNRWA, la agencia de la ONU para los palestinos, ha suspendido la entrada de ayuda en un punto clave a causa de los ataques.

Pero hay una novedad esperanzadora: una delegación de Hamás ha iniciado en El Cairo conversaciones para discutir un acuerdo de paz en Gaza. Mientras, en Líbano, el alto el fuego que entró en vigor la pasada semana ha permitido que miles de libaneses vuelvan a sus casas.No obstante, esa tregua sigue siendo frágil. Las dos partes se acusan de no respetarla y ha habido al menos tres muertos en nuevos ataques israelíes.

Además, Israel, aún no permite a los libaneses el acceso a decenas de localidades del sur del país.

Foto: EFE/EPA/MOHAMMED SABER

Rebeldes sirios tumban estatuas del régimen como la del hermano de Bachar al Asad en Alepo. Un símbolo de que ahora controlan la segunda ciudad del país y de que su objetivo es derrocar al régimen.

Tras tomar Alepo y expulsar al Ejército sirio, milicianos islamistas recorren este domingo las calles de la ciudad, reencontrándose con familiares y amigos. "Gracias a Dios volvemos a casa después de ocho años. Es una alegría que no se puede describir", dice este retornado.

Otros, en cambio, están saliendo de aquí para escapar de combates y bombardeos que no se veían en Alepo desde 2016. Ya hay unos 10.000 desplazados. Como Salma: "Mis hijos estaban aterrorizados, entre las bombas de aviones rusos, por un lado, y los drones, por otro", cuenta.

Ataques aéreos como este contra una escuela de Alepo están matando a decenas de civiles. También en Idlib, donde el régimen, con ayuda de Rusia, bombardea los feudos en poder de la oposición. Intenta frenar así el rápido avance de los insurgentes.

Irak ha cerrado su frontera con Siria y enviado a batallones para apoyar al régimen de Damasco. La Liga Árabe, que readmitió el año pasado a Al Asad, teme que la violencia y el caos vuelvan a extenderse en Siria.

Detrás del inesperado repunte de esta guerra hay quien ve intereses de potencias regionales como Turquía o Israel. De momento, lo único claro es que la caída de Alepo asesta un duro golpe al gobierno de Al Asad y sus aliados.

Foto: AREF TAMMAWI / AFP

En su primera visita a España desde que asumió el cargo hace dos años, el primer ministro iraquí, Mohammed Shiá al Sudani, valora el alto el fuego entre Israel e Hizbulá en Líbano como un paso importante al que debe de seguir otra tregua para Gaza. "Creemos que la comunidad internacional no ha hecho lo suficiente para cumplir con sus compromisos. Las consecuencias de esta guerra no terminan en las fronteras de Oriente Próximo", ha dicho en una entrevista con TVE.

Las milicias proiraníes en Irak han hecho temer una reacción de Israel sobre el país y Shiá al Sudani insiste en que el Gobierno hace todo lo que puede por estabilizar la zona. "Pero también tenemos que ser conscientes de que la raíz de este conflicto es la continuación en los actos criminales de esta guerra. Todos los pueblos de la zona siente rabia e ira ante un escenario sanguinario que diariamente estamos viendo".

Foto: Alberto Ortega / Europa Press

La tregua de 60 días entre Israel y el grupo chií libanés Hizbulá llega tras más de un año de combates entre las partes. Durante este tiempo, más de 3.800 personas han muerto y 1,2 millones han tenido que abandonar el Líbano. En la frontera entre ambos países, la población trata de retomar sus vidas de antes de tener que huir por la guerra y en ciudades como Beirut y Tiro los bombardeos han causado graves destrozos en edificios de viviendas y comercios.

Ossam Hushoush, comerciante en Tiro (Líbano), cuenta cómo afecta a su vida esta situación: "La guerra definitivamente ha afectado a nuestro sustento, nuestros negocios y nuestras vidas, pero no nos detenemos ahí, si Dios quiere seguiremos adelante y tendremos días hermosos y buenos en este país".

En la frontera israelí, intentan volver a su rutina anterior a la guerra. Como cuenta a Reuters Anne Mama, una granjera que vive en Zar'it: "Aquí estamos de nuevo. Tenemos paz entre comillas, que no creo que dure. Quizás dura un par de meses, quizás un año o dos años, pero estaremos en el mismo estado de amenaza otra vez".

El alto el fuego en Líbano contrasta con la realidad cotidiana en la Franja de Gaza, donde han muerto 17 palestinos en las últimas horas. La ayuda humanitaria sigue entrando a cuentagotas y la lluvia y el frío sobrevuelan el enclave palestino mientras los médicos alertan del incierto futuro para miles de niños que malviven a la intemperie a las puertas del invierno.

Foto:  Omar AL-QATTAA / AFP