Son horas muy difíciles para los que buscan a sus seres queridos, pero en las zonas castigadas por la riada preocupa también lo más sencillo, el día a día. Falta lo básico, agua, comida, leche para los bebés y medicamentos.
Foto: EFE/Álvaro del Olmo
Son horas muy difíciles para los que buscan a sus seres queridos, pero en las zonas castigadas por la riada preocupa también lo más sencillo, el día a día. Falta lo básico, agua, comida, leche para los bebés y medicamentos.
Foto: EFE/Álvaro del Olmo
500 militares se han sumado este viernes a los que ya estaban trabajando en las zonas afectadas por la DANA, porque han pasado 72 horas y las tareas de búsqueda de desaparecidos y rescate y también de desescombro que quedan por delante son ingentes. En Massanassa por ejmeplo, y también en Catarroja, como en todas las localidades arrasadas, los vecinos trabajan sin descanso. Las autoridades no dan la cifra oficial de desaparecidos. Los equipos de emergencia trabajan en las casas más accesibles, pero hay otras a donde ni si quiera la maquinaria puede llegar. Paiporta, Chiva, Sedaví, Alfafar... Mires donde mires, la imagen es la misma: caos. Tres días después siguen esperando a que llegue la ayuda para poder empezar a reconstruir sus vidas.
Foto: AP Photo/Alberto Saiz
Entramos en casa de Maite y nos encontramos con Antonio, su vecino del bajo, desde el martes, vive aquí. También duermen Rafa, otro vecino, y dos perros. Un piso más abajo, el ritmo es frenético. Decenas de voluntarios vacían y limpian su casa. Entre ellos, Maite, su nueva compañera de piso, que pudo rescatarlos cuando parecía que ya era demasiado tarde.
Miles de personas acuden sin dudarlo al lugar de la tragedia. Hacen muchos kilómetros a pie movidos por el impulso de ayudar como sea. Muchos otros se mueven en coche, pese al llamamiento de la DGT días atrás y del 112 que a primera hora de la mañana pedía que nadie se desplazase en coche a las zonas afectadas por la DANA. El servicio de emergencias alertaba, también, de que se estaban colapsando los accesos.
A todos, incluidos los que llegan a pie, se dirige el presidente valenciano para pedirles que vuelvan a sus casas porque los equipos de emergencia no pueden pasar.
Valencia lleva tres días absolutamente dramáticos. Muchos no pueden salir de casa, a la mayoría les falta de todo, así que, junto al abatimiento, al estupor, llega también la desesperación, incluso el enfado.
Lo primero son las tareas de rescate de las víctimas: se trabaja sin descanso sobre todo en sótanos, garajes y túneles en los que hay cientos de vehículos sumergidos que se inspeccionan uno por uno.
Lo primero son las tareas de rescate de las víctimas: se trabaja sin descanso sobre todo en sótanos, garajes y túneles en los que hay cientos de vehículos sumergidos que se inspeccionan uno por uno.
“Aquí no ha venido todavía nadie. La gente está viniendo desde Valencia andando. Se hacen ocho, diez, 15 o 20 kilómetros. Gente que viene de Torrente con palas a cuestas para limpiar. Aquí el ejército es el pueblo”, relata Iván, un policía nacional del Alfafar al 'Canal 24H' y que lleva desde el minuto cero de tragedia ayudando y coordinando a sus vecinos.
Las horas pasan y el barro, los escombros y los coches amontonados son el escenario al que se enfrentan los vecinos de una de las poblaciones más afectadas por la peor DANA del siglo que ha sacudido a la provincia de Valencia.
“No hay centro de salud, no hay supermercados, no hay nada, es que no hay nada, esto es una situación de guerra, que hasta que no estás aquí y no lo ves, la gente no es consciente. Esto es para vivirlo”, relata con desesperación Iván, quien asegura que “hay mucha gente herida” que aún no ha podido ser rescatada.
José María Toro, presidente de la Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunidad Valenciana, ha explicado en Las Mañanas de RNE con Josep Cuní que desde que empezó la DANA, se pusieron en contacto con todos los centros que estaban situados en la zona más afectada "para saber qué necesidades tenían, en qué situación se encontraban y cómo podíamos ayudar desde la desde la asociación".
En el momento de la entrevista, Toro estaba en un centro en Sedaví, Valencia, y relataba que "daba miedo" porque la marca del agua que hay en las paredes prácticamente le llegaba al hombro. También ha añadido que, "afortunadamente", salvo en caso de Paiporta, el resto de centros están bien y parece ser que ya se está recuperando, pero hay un problema con el suministro de agua, "porque llega el agua en poca cantidad y con bastante barro".
Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, ha estado en Las Mañanas de RNE con Josep Cuní hablando de la problemática de la distribución de alimentos por la DANA. García Magarzo advierte de que “acopiar más alimentos de los que realmente se necesitan tensa mucho la logística y obliga a reponer en unas circunstancias que perjudican a otros ciudadanos”, refiriéndose, sobre todo, a aquellos territorios que no han sufrido consecuencias directas de la catástrofe.
Acerca de las zonas desabastecidas, en las que hay problemas de acceso, el director general de ASEDAS explica que "ya se han establecido los protocolos para que los camiones circulen con los alimentos, tenemos servicios de contacto y emergencias en los que cada una de las empresas ya han identificado a quienes son los responsables, con los que en cada momento tienen que estar evaluando la situación".
La alcaldesa de Chiva, Amparo Fort, relata en 'Las mañanas de RNE' la angustiosa situación que vive su pueblo tras el paso de la DANA que ha dejado varios muertos y numerosos daños materiales que mantienen a buena parte de la localidad sin luz y sin agua. "Seguimos pidiendo agua y víveres. Tenemos niños y ancianos que no pueden comer bocadillos. Necesitamos leche y comida triturada para bebés y ancianos", nos cuenta emocionada la alcaldesa", que teme que el número de víctimas mortales siga aumentando. "Han desaparecido casas enteras, no sabemos si con gente o sin gente. Los coches siguen acumulados a cientos y cientos entre el fango, entre las ramblas, entre los ríos. Son montañas y montañas de coches. Muchos estarán vacíos, pero otros tenemos muy claro que están llenos", asegura.
La magnitud de la tragedia que ha dejado la DANA es enorme. Pero, entre la desolación, y como suele ocurrir en estos casos, ha aflorado lo mejor de la solidaridad. Iniciativas individuales o colectivas están contribuyendo a recuperar la normalidad para muchas personas que lo han perdido todo.
La DANA ha dejado decenas de desaparecidos a los que sus familiares continúan buscando incansablemente. La tía de Javier, María, tenía un quiosco un Chivas y no sabe nada de ella ni de su tío desde hace dos días. Paula busca a su abuelo en una residencia inundada de la que "han sacado entre cuatro y cinco cuerpos". Sus historias son solo algunas de las muchas que siguen sin resolverse en la zona cero del dolor.
FOTO: Jose Jordan / AFP