Antes de la toma de posesión de Nicolás Maduro, Venezuela ha vivido más de cinco meses frenéticos. El oficialismo ha hecho oídos sordos a las denuncias de fraude en las elecciones del 28 de julio. A pesar de la insistencia de buena parte de la comunidad internacional, no ha mostrado las actas que acreditan los resultados electorales. La oposición, que esta vez sí está unida, le ha mantenido el pulso al chavismo con manifestaciones multitudinarias. La última, en la víspera de la toma de posesión, donde la dirigente opositora María Corina Machado reaparece públicamente tras cuatro meses, es retenida y liberada. A la presión en las calles se ha unido la ofensiva diplomática de la oposición, incluida la reciente gira de Edmundo González por cinco países americanos. Maduro también ha movido ficha aumentando la represión con más militares y policías y una ola de detenciones que ha incluido al yerno de González Urrutia.
Foto: Federico PARRA/AFP