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Hoy se cumple una semana de la huida de Túnez del expresidente Ben Ali. El país vive en la incertidumbre, sin ninguna figura que lidere la transición y con un gobierno interino fuertemente contestado en la calle.

Túnez vive su primer día de luto nacional decretado en memoria de las víctimas de la "Revolución del jazmín" con bastante calma. Según la ONU, las revueltas han dejado un centenar de muertos.

Mohamed Ridha Kechrid ha dicho que "el pueblo tunecino no va a tolerar ningún tipo de humillación más" y que "la solución pasa por garantizar una transición pacífica, a la española".

La chispa que encendió la revuelta en Túnez, el suicidio de un vendedor callejero que se había quedado sin trabajo, ha prendido en otros países vecinos. Sobre todo en Egipto.

La última decisión política es la disolución de la ejecutiva del Partido del derrocado Ben Ali. Los tunecinos no quieren ministros del régimen anterior y los cambios se precipitan sobre todo por la presión en la calle.