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A los salafistas de dentro y fuera de Marruecos les escuece la campaña del gobierno y sobre todo del rey Mohamed VI contra el islamismo más radical que ha conseguido, por ejemplo, que destacados salafistas marroquíes hayan rechazado pública y sorprendentemente la yihad en Siria y en Irak.

En Marruecos, la cámara de representantes ha aprobado por unanimidad la creación de la banca islámica, uno de los caballos de batalla del actual gobierno islamista. El objetivo es poner en marcha un sistema que ya funciona en el resto de países musulmanes y que espera atraer grandes capitales procedentes sobre todo del golfo. 

En el mercado de Rabat hemos hecho estos días la típica comparación de precios de los mercados españoles en navidad y, recién empezado el Ramadán, hemos comprobado que las gambas por ejemplo cuestan exactamente el doble que hace un mes. Karim ha visto una subida progresiva desde el pasado lunes en todo el pescado que es, de lejos lo más caro estos días.

En Marruecos, asociaciones de mujeres políticas y periodistas han hecho frente común contra el presidente Abdelilah Benkirán, que hace unos días lamentó en el Senado que las mujeres trabajen fuera de casa. La polémica ha llegado a la calle. Se pide al gobierno islamista que rectifique.

 El Estado Islámico de Irak y Levante ha logrado poner en jaque al gobierno iraquí y también ocasiona grandes problemas en Siria. En otros países como Nigeria o Somalia, también han surgido grupos yihadistas locales que cuestionan el liderazgo de Al Qaeda.