Raquel Moreno, psicóloga de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Burgos, AFABUR, ha señalado que los primeros días, los enfermos de Alzheimer llevaron el confinamiento “muy bien” y les sorprendieron, pero, según pasaban las semanas, “perdían capacidades físicas y cognitivas”. “Siempre han tenido familia o cuidadores al lado, pero no ha podido realizar ejercicio físico ni acudir a terapias y actividades de rehabilitación”, ha indicado Moreno. La psicóloga ha explicado que desde el 13 de marzo cerraron los centros y “no se les ha podido atender” y que “al menos hasta la fase 2” no se podrán reabrir los centros de día y, entonces, se hará “con mucha precaución”.
Moreno ha explicado que en los centros como AFABUR están esperando al protocolo que les envíe la Junta de Castilla y León, pero ha asegurado que “todo el personal irá con una PCR realizada”, ha recomendado hacérsela también a los usuarios y ha anunciado que ya se están haciendo con los EPIS.
Chelo Gómez, cuida de su madre, diagnosticada de demencia desde 2014, y a la vez teletrabaja. “Ella está perdiendo capacidades”, ha comentado Gómez. “Antes del confinamiento no tenía ningún problema para vestirse, pero ahora ha olvidado el orden”, ha explicado, algo que ha achacado a “la pérdida de la rutina”. Se ha mostrado “agotada mentalmente” y “preocupada” por no poder atenderla como lo haría un profesional. Se ha mostrado dispuesta a asumir el riesgo de que su madre vuelva a los centros de rehabilitación porque “no queda más remedio” y ha considerado que “es peor que no acuda”.
Moreno ha aconsejado a las familias y cuidadores de enfermos de alzheimer y demencias “reactivar al familiar y buscar descanso para ellos”. Les ha recordado que también pueden recurrir a los servicios sociales o las asociaciones para pedir ayuda.