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¿Quién sabe que la bellísima actriz Hedy Lamarr fue una brillante ingeniera, que Madame de Staël debió exiliarse en Ginebra por enfrentarse a Napoléon o que Remedios Varo encontró el color en México tras huir de dos guerras fratricidas? ¿Quién entiende la soledad de María Callas, las obsesiones de Anais Nin, las tribulaciones de Pardo Bazán, Teresa de Ávila o Virginia Woolf? ¿Cómo acceder a las mentes atormentadas de Hannah Arendt y Mercè Rodoreda, a los complicados mundos de Raquel Meller Eleanor RooseveltEugenia Tusquets y Susana Frouchtmann han profundizado en doce mujeres que destacaron en el arte, la política, la filosofía o la religión en el ensayo "La pasión de ser mujer" (Circe). Todas tomaron conciencia de su condición femenina y aprovecharon sus capacidades más allá de las limitaciones impuestas por sociedades masculinas, a menudo adversas y represivas. Tusquets recrea la faceta o el episodio significativo de sus vidas digno de atención, mientras Frouchtmann delimita el contexto histórico en forma de crónica periodística y biográfica. Ambas abogan por un nuevo horizonte humanista que libere a mujeres y hombres.

En una novela de misteriosas tramas, desvelar según qué detalles puede desnudar la historia, y así lo advierte de entrada el autor. Así que digamos que en "Cicatriz" (Ediciones B), la nueva obra de Juan Gómez-Jurado, encontramos amor e intriga, traiciones y violencia, explotación sexual y mafias eslavas. También complejos meandros relacionados con la informática, la guerra y las cárceles a través de escenarios como Chicago, Afganistán, Rusia. Lo cuenta en primera persona Simon Sax, un joven informático que se enamora a través de una web de contactos de Irina, una joven ucraniana marcada con una enigmática cicatriz en la mejilla. Madrileño y periodista, a sus 38 años, Gómez-Jurado está considerado un maestro del thriller y el best sellers, con cinco millones de ejemplares vendidos en más de cuarenta países.