Entrevista de Manuel Pedraz a Gregorio Luri, para el programa Historias de papel, sobre “Elogio de las familias sensatamente imperfectas” (Ariel). Gregorio Luri, pedagogo, filósofo y escritor dice que para ser unos padres “sensatamente imperfectos” hay que practicar “deportes” como decir no, leer delante de sus hijos o enseñarles que aburrirse o reconocer su autoridad. En su libro presenta una especie de manual para la sensata imperfección.
(Entrevista de Manuel Sollo). El flamenco ha sido, y todavía es a menudo, una expresión musical habitualmente orillada de los circuitos culturales establecidos, atorada entre el mito y el tópico. Pero sus artistas, sus circunstancias, sus gestas reproducen también un microcosmos que permite entender el mundo, sus quebrantos y sus contradicciones, sean íntimas o colectivas. Así lo hace la periodista Silvia Cruz Lapeña en su libro "Crónica jonda" (Libros del KO). Una crisis personal en una España en ruinas desata el viaje de la autora en 2014. Hay dolorosos lutos que enjugar. Han muerto sus dos abuelas, Consuelo y Concha; ha muerto Paco de Lucía, el símbolo. Acude a festivales para volver al refugio de su Barcelona natal, toma notas de intrahistorias profundas o anecdóticas y reivindica una consideración rigurosa y académica del flamenco. Descubrimos con ella el revés de un universo cuyos estereotipos reflejan los del país: el duende y los puristas, los amaños y el machismo, la precariedad y los clasistas, la desoladora crisis de la sanidad y el periodismo o la ebullición separatista en Cataluña, que resquebraja los afectos. Un camino en el que este arte es llave y abrigo para aquella niña que descubrió el cante en la peña de Baena, el pueblo cordobés de su padre. Aquí nos lo cuenta, al compás de su triple propuesta, flamenco pa' celebrar, flamenco pa' entro y flamenco pa' protestar.
- Es la primera vez que Rivas puede ver a los niños desde el mes de agosto
- Estará con ellos hasta mañana a las 15 horas que regresará a España
- El juez no ha comunicado cuando se celebrará la próxima vista por el caso
(Entrevista de Manuel Sollo). La banda terrorista ETA ha dejado un rastro de 860 personas asesinadas en medio siglo de atentados. De ellas, 215 eran guardias civiles y otras 17, familiares de agentes, incluidos once niños. El instituto armado fue el principal objetivo etarra desde su primera víctima, José Pardines, en 1959. También ha sido el colectivo que con más determinación trabajó por el fin del terrorismo vasco, el único en el mundo derrotado sin contraprestación. Así concluye el libro "Sangre, sudor y paz. La Guardia Civil contra ETA" (Península). Lo firman el coronel Manuel Sánchez Corbí, con 25 años de experiencia antiterrorista, el escritor Lorenzo Silva y el periodista Gonzalo Araluce, cuyo abuelo fue asesinado por ETA. Sus páginas reflejan la evolución de los terroristas, de pequeño grupo antifranquista a los crímenes masivos y las disidencias internas. En paralelo, asistimos a la modernización de los métodos de la Guardia Civil, sus infiltrados, los errores de la guerra sucia, sus trece actuaciones contra la cúpula etarra. En este largo proceso, destaca el viraje francés, de santuario a una colaboración decisiva. Y sobre todo ello, las voces de las víctimas y sus allegados, los funerales casi clandestinos, el silencio cómplice de gran parte de la sociedad vasca. Así, hasta la reacción política y cívica que desató el asesinato de Migue Ángel Blanco y que inició el declive, hasta la desaparición, de cincuenta años de terror.