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El hombre de 34 años que ayer mató a una embarazada e hirió de gravedad a otra mujer en una iglesia de Madrid tenía antecedentes policiales. El bebé, al que consiguieron salvar con una cesárea, sigue en la UCI. Según las primeras investigaciones, el agresor no tenía ninguna relación aparente con sus víctimas.

En México, la violencia golpea con fuerza la turística zona de Acapulco. El crimen organizado persigue ahora a los profesores, que llevan semanas en huelga pidiendo seguridad. En las últimas horas, han aparecido las cabezas de cinco personas junto a una escuela de primaria.

La ejecución de Troy Davis, acusado de haber matado hace 22 años a un policía en Georgia, Estados Unidos, ha estado paralizada esta noche durante cuatro horas. Un recurso de sus abogados dio nuevas esperanzas al condenado, pero finalmente, el Tribunal Supremo lo rechazó y Davis fue ejecutado mientras proclamaba su inocencia. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ordenó en el último minuto suspender su ejecución. Pero fue sólo por unas horas. Una vez decidido que no había nada nuevo que añadir al caso, el estado de Georgia procedió al ajusticiamiento del reo.

Las últimas palabras de Troy Davis, atado a la camilla, fueron: "No soy responsable de lo que pasó aquella noche. Yo no estaba armado. Yo no maté a su hijo, ni a su esposo, ni a su padre." 15 minutos después, pasadas las 11 de la noche, se certificó su muerte. "Esto es una farsa, un escándalo de escala mundial", sostiene la portavoz de Amnistía Internacional, que había logrado reunir un millón de firmas en petición de clemencia.

Una hora antes, en Texas, la justicia ejecutaba a otro hombre: Lawrence Russell Brewer, un racista radical que hace 13 años secuestró y mató a un hombre de color arrastrándolo a lo largo de 3 kilómetros atado a su furgoneta.

Sólo en este año, ya son 35 las personas a las que se les ha aplicado la pena de muerte en Estados Unidos.

Una mujer de 47 años ha muerto en Lora del Río, Sevilla, presuntamente a manos de su expareja. El hombre ha confesado el crimen y se ha entregado a la Guardia Civil. La víctima le había denunciado por violencia de género. No es el único caso. Poco después, en Arona, en Tenerife, otra mujer moría apuñalada, presuntamente por su marido. Tenía 38 años.

Vicente Pérez García. Así se llamaba, -desde que se refugió en España-, uno de los protagonistas de este reportaje. Tras la falsa identidad de Vicente Pérez García se ocultaba un general croata pronazi que había dirigido campos de concentración en Yugoslavia, como el de Jasonevac, donde pudieron ser exterminados medio millón de personas, entre ellas, serbios, partisanos, opositores, judíos y gitanos. Un hombre cruel al que se conocía por el apodo de El carnicero. Durante más de una década, vivió como lo que no fue: como un apacible ciudadano español propietario de una imprenta en Carcaixent, Valencia. Pero en 1969 fue asesinado. 42 años después, Informe Semanal ha reconstruido su historia y la de quien pudo ser el artífice del crimen. Vive en Sarajevo y aunque ante la cámara no reconoce ser el autor material de los hechos, tampoco lo niega.