A la OTAN le ha llevado tiempo considerar a China como un desafío directo. Hasta la cumbre del año pasado en Bruselas, la Alianza Atlántica no había mostrado su preocupación por varios aspectos relacionados con el gigante asiático que podrían afectar a la seguridad. Pero con el nuevo conepto estratégico, los aliados califican a China de "desafío" para sus intereses, seguridad y valores.
Uno de los puntos de preocupación de la OTAN es la constante modernización militar de China, una potencia con armamento nuclear que aumenta cada año su gasto militar y, por tanto, las capacidades del Ejército de Liberación Popular para operar en otras regiones, más allá de la zona de Asia-Pacífico.