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"Hoy es 8 de diciembre, con ayuda de Dios hemos tomado la prisión de Sednaya", señala un miliciano ante la cámara y dentro de una de las más infames de las cárceles de Siria. En ella, decenas de miles de sirios desaparecieron durante la guerra civil. Los vídeos de las agencias muestran también a rebeldes que estarían liberando a mujeres y hombres encarcelados.

Al otro lado de la capital, los ciudadanos se llevan las obras de arte, el mobiliario o trozos de las larguísimas alfombras del palacio presidencial. En una habitación, un vecino, Hassan, sostiene un álbum de fotos de los Al Asad. "Son 50 años de injusticia, de insultos y de pobreza" asegura, mientras las llamas consumen algunas de las inacabables estancias del enorme recinto que se eleva sobre Damasco.

Fuera, la emoción quiebra la voz de Abú, uno de los rebeldes: "han sido 13 años sin que la gente pueda ver a su familia", dice. "Es nuestra segunda independencia. Es un momento para la historia de Siria" asegura Saed, mientras los sirios se congregan en la plaza de los Omeyas.

Ha sido la coalición de milicias quienes han conseguido derrocar a Bachar al Asad. También son quienes tienen ahora la ingente tarea de reconstruir y gobernar este país. El líder de estos rebeldes es Al Golani, un hombre considerado terrorista por EE.UU. Ahora está tratando de dar una imagen más moderada ante el foco internacional y dice estar trabajado en una transición pacífica para el país, en colaboración con las autoridades del régimen derrocado.

Ahora se habla de un gobierno de transición e incluso de celebrar elecciones. También las milicias rebeldes dicen que respetarán las antiguas oficinas institucionales y de la ONU.

Tras la caída del régimen de Bachar Al Asad, la población siria se ha despertado este lunes con un futuro todavía incierto. Esta es la última hora sobre el conflicto en Siria.

Damasco ha vivido una noche de relativa calma con un toque de queda en vigor hasta la madrugada. Las calles han quedado inundadas de casquillos de bala de los disparos que resuenan constantemente para celebrar la victoria. No hay casi actividad comercial, pero las calles están repletas de vehículos. "Estamos felices", señala una familia desde su auto.

Fuera de cámara, los milicianos insisten en que no van a hablar de política, pero prometen en que el futuro será mejor a través de sus líderes. Pese a ello, la mayoría acepta ser grabado y no rechaza las cámaras. Dicen que llevan demasiado tiempo obligados a callar: "Todo el mundo es bienvenido ahora a Siria. Todos los grupos: alauís, drusos, cristianos..." señala uno de los combatientes.

En la plaza principal de Damasco se han reunido decenas de ciudadanos levantando la nueva bandera de la independencia siria: verde, blanca y negra, y que simboliza el cambio. Un estandarte que les conducirá hacia un futuro todavía incierto y lleno de interrogantes.

Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), ha explicado en Las Mañanas de RNE que la situación en Siria tras la caída de El Asad es de "celebración y cautela"

"Celebracion porque son 53 años de un régimen completamente negativo para su población: de corrupción, sectarismo, castigo a cualquier tipo de disidencia... y toda la cautela del mundo porque en cualquier Estado del planeta poner en marcha una transición es una tarea muy complicada y en Siria tenemos una diversidad ética, lingüística y una violencia sistémica que se ha mantenido con diferntes grupos. Es difícil encajar todo eso en una misma agenda con el añadido de la injerencia de acortes externos muy potentes", ha asegurado.

Miles de personas siguen celebrando en las calles la caída del régime ndel persidente sirio, Bachar al Asad, después de 50 años de dictadura familiar. Los sirios lo perciben como una liberación aunque ahora se abre un periodo de incertidumbre tras 13 años de guerra y el temor a que las distintas facciones que han derrocado al gobierno entren en una guerra civil por el poder.

Más de una década de conflicto interno deja 600.000 muertos, millones de desplazados. Muchos hacen el camino de vuelta sobre todo desde el Líbano y Turquía.

FOTO: Ugur Yildirim/Dia Photo via AP

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha estado en Las Mañanas de RNE tras los últimos acontecimientos en Siria. Albares ha anunciado en antena que la evacuación a los 26 españoles, familiares de españoles y trabajadores de la embajada de nuestro país se está realizando con éxito: "El convoy se encuentra en estos momentos haciendo los trámites administrativos en la frontera libanesa. Ya ha abandonado Siria". Ha confirmado que en Líbano les están esperando miembros de la embajada española en Beirut.

El ministro ha admitido que una dictadura ceda "es siempre una buena noticia". Si bien, recuerda: "No tenemos que asumir que, de manera automática, a una dictadura le sucede una democracia". Ha remarcado la implicación de la evolución de la situación en Gaza: "Es más necesario que nunca ahora un alto el fuego en Gaza. Si no, no va a ser posible conseguir la estabilidad en Siria".

"El sonido de las estatuas derribadas, esa reverberación del bronce contra el suelo, ha sido la campanada de muchas revoluciones. Hoy vemos en la televisión estatuas de la familia Al Asad decapitadas, con impactos de bala, arrastradas por la arena del desierto". Conocemos la 'cara B' de la semana con Juan Carlos Soriano.

La milicia islamista del HTS entra triunfal en Damasco tras la caída del régimen de Bachar al Assad. La oposición siria está trabajando para crear un Gobierno provisional que asegure una transición pacífica, mientras los rebeldes han dejado a cargo la gestión de las instituciones al primer ministro, quien asegura que cooperará con ellos. A lo largo de las regiones limítrofes, como los Altos del Golán, lugar donde Israel ha reforzado la segursimpatizantes con la oposición han sacado banderas rebeldes a sus balcones.