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Casi 25 años después de su llegada al poder, Bachar Al Asad ha abandonado este domingo la capital de Siria antes de que los rebeldes controlaran la ciudad. Durante más de dos décadas, Al Asad ha gobernado el país con mano de hierro.

En el año 2000 heredó la presidencia tras la muerte de su padre, conocido como "El líder eterno". Contó con el apoyo del Parlamento sirio, que aprobó reducir la edad con la que se podía acceder a la presidencia de 40 a 34 años. El pueblo le otorgó su confianza con más del 97% de los votos.

Oftalmólogo de profesión, Al Asad llegó al poder con ideas de cambio para el país. Afirmó su compromiso con la recuperación económica y se abrió al mundo occidental.

En 2011, el deterioro de la situación socioeconómica y la represión política en el mundo árabe propició una oleada de protestas. La conocida como 'Primavera Árabe' se extendió por toda la región, llegando a Siria. Al Asad sofocó las protestas con contundencia: La población fue gaseada, bombardeada... Naciones Unidas acusó a Al Asad de usar armas químicas y calificó su respuesta de "política estatal de exterminio".

Las revueltas derivaron en una guerra entre el Gobierno y grupos rebeldes islamistas. La inestabilidad propició que el grupo terrorista Daesh se hiciera con parte del territorio. En 2015, Rusia entra en juego. El apoyo de Vladímir Putin devolvió el control político y militar a Bachar Al Asad.

Pese a los miles de muertos y millones de desplazados, en 2021, Al Asad fue reelegido presidente, por siete años más. Sin rivales de peso y con la oposición en el exilio, consiguió el 95% de los votos.

El pasado 27 de noviembre, la guerra, que parecía dormida, despertó. Una coalición insurgente inició una ofensiva contra el gobierno de Al Asad. Con Rusia, su principal aliada, centrada en la guerra en Ucrania y la expansión del conflicto entre Israel y Hamás, los rebeldes sirios vieron su oportunidad para recuperar territorios perdidos y tratar de acabar con el régimen.

Foto: Alexei Druzhinin, Sputnik, Kremlin

Lo que no consiguieron 13 años de sangrienta guerra, con más de 600.000 muertos y millones de desplazados y refugiados, se ha conseguido en tan solo 11 días de ofensiva.

El régimen sirio ha caído y su presidente Bachar al Asad tomaba un avión a primera hora del domingo con rumbo desconocido mientras los rebeldes entraban en Damasco. Ha sido la culminación de una ofensiva que comenzó el 27 de noviembre bajo el liderazgo de Abu Mohammad al Jolani, el líder islamista que comanda el grupo rebelde Hayat Tahrir al-Sham, el más poderoso de los grupos insurgentes.

La televisión estatal de Irán, el país que más respaldó el régimen sirio durante los años de guerra, informaba de la salida del presidente del país. Los mandos militares han notificado a sus oficiales, que el régimen autoritario de 24 años del presidente Bachar al Asad ha terminado.

Los rebeldes han anunciado que las instituciones públicas quedarán bajo el control del hasta ahora primer ministro hasta que sean entregadas de manera oficial. Al Jalali aparecía en un vídeo tendiendo la mano, ha dicho, a todo sirio que se interese por este país.

La caída de Damasco ha sido el último paso de una ofensiva en la que las ciudades principales del país, Alepo, Hama, Homs, Deraa... Han ido cayendo, como caían los emblemas de la dinastía Al Asad, que ha dominado el país durante 54 años. Sin resistencia y con un Ejército débil, sin la ayuda militar rusa de la que gozaron en otros tiempos.

Foto: LOUAI BESHARA / AFP

Decenas de miles de surcoreanos han acudido a las puertas del Parlamento para pedir a los diputados que votaran a favor de la moción de censura contra el presidente Yoon Suk-yeol, que ha pedido perdón en un discurso de apenas dos minutos por haber declarado la ley marcial.

El dirigente no ha dimitido y su partido ha boicoteado la moción de censura de la oposición. "Esta situación tiene tres aspectos: golpe de estado, traición y guerra civil", explica el veterano analista político Kim Gap Su, frente a la Asamblea Nacional.

Antes de la votación, los diputados del Partido del Poder Popular, en el Gobierno, abandonaron la cámara. En la calle, la rabia crece: "No puedo entender que nuestros representantes nos fallen cuando hay tanta gente pidiendo lo mismo", se indigna Kim Gi Yeon.

La votación se ha anulado por falta de quorum. Entre la multitud, más rabia y decepción.

Foto: EFE/EPA/JEON HEON-KYUN

Los rebeldes sirios han celebrado su llegada a Hama, la última localidad capturada en su ofensiva contra el régimen de Al-Asad. El siguiente paso es la ciudad de Homs. Algunos combatientes aseguran que ya están a las afueras. Entretanto, miles de personas han huido a otras zonas del país.

El observatorio de Derechos Humanos sirio asegura que el ejército de Al-Asad ya se ha retirado de Homs, pero el ministro de Defensa lo niega. Por otro lado, el presidente turco, Erdoğan, asegura que ha intentado hablar con el presidente sirio sobre el futuro del país, sin obtener una respuesta positiva. Pese a ello, el ministro de exteriores turco estará en la reunión convocada en Catar de este fin de semana junto con el ruso y el iraní. Por otro lado, Jordania ha anunciado el cierre de su frontera con Siria, e Israel ha reforzado sus efectivos en los ocupados Altos del Golán, limítrofes con Siria.

En las afueras de Tiro, la segunda ciudad de Líbano, abren una fosa común con decenas de cadáveres. Son algunos de los fallecidos en los bombardeos israelíes de las últimas semanas. Ahora, con la tregua, las familias llegan a la zona, tratando de superar el nauseabundo olor. Algunos portan el retrato de sus seres queridos, y los buscan, y lloran delante de donde está su cuerpo.