Desde la Biblioteca Nacional ya no se conforman con conservar y mantener accesibles los miles de documentos de todo tipo que conserva en su sede. Las nuevas tecnologías permiten abrir nuevos caminos y crear nuevos conocimientos. Todo ese esfuerzo se canaliza a través de BNLab, la parte más creativa e innovadora de la Biblioteca Nacional. Les explicamos qué es y sus líneas generales de actuación.
Además de la compra, las donaciones o el depósito legal, la Biblioteca Nacional recurre también al sistema de canje para ampliar y completar sus fondos. Es un proceso que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y que se realiza fundamentalmente a través de instituciones: intercambios de catálogos, de determinados documentos. Con Lourdes San Juan, responsable del servicio de donativo y canje de la Biblioteca, aclaramos también los conceptos de ISBN, NIPO y hablamos de quién debe pedir el depósito legal que, por cierto, es gratuito.
La página web de la Biblioteca Nacional: bne.es, es la puerta de acceso por la que muchos usuarios acceden a los contenidos, actividades y servicios que ofrece la institución sin necesidad de visitar su sede en Madrid. Es un portal amplísimo, que ha ido evolucionando a lo largo de los últimos años con diferentes tecnologías que ahora quieren unificarse para simplificar su uso. A través de bne.es están a disposición de todos los contenidos ya digitalizados, los catálogos, las últimas noticias sobre la Biblioteca o sus ofertas de empleo.
"Emilia Pardo Bazán, el reto de la modernidad" es el título de la nueva exposición que acoge la Biblioteca Nacional hasta finales de septiembre de 2021 en su sede en Madrid. Una muestra que quiere ser la que quede como punto de referencia en el centenario de la muerte de la condesa. Su comisaria es Isabel Burdiel. Son más de doscientas piezas procedentes de la propia Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes de A Coruña, la Academia Gallega o el Lázaro Galiano. Mucho material expuesto, acompañado de múltiples citas que salpican las paredes de la exposición extraídas de las obras de la autora de la Cuestión Palpitante o Los Pazos de Ulloa.
A la hora de enriquecer sus fondos, de ampliar el patrimonio que conserva, la Biblioteca Nacional recurre también a la compra de manuscritos, archivos personales y documentos en general que considera de interés. Para ello es necesario estar muy atentos a, por ejemplo, las subastas, ofertas en librerías de anticuario o, también, de particulares e instituciones que pueden tener mucho que ofrecer. Pero antes de decidir si la compra se lleva a cabo, siempre se realiza una cuidadosa valoración. Es el cometido del Servicio de Valoración e Incremento de Patrimonio de la Biblioteca Nacional. Su jefa es Elena Laguna del Cojo
Descubrimientos como la nueva comedia de Lope de Vega, escondida entre las miles de sueltas del Teatro del Siglo de Oro que conserva la Biblioteca Nacional, son posibles gracias a la colaboración de la institución con Universidades e investigadores que se encargan de estudiar sus fondos. Entre los programas de investigación que se desarrollan, destaca el Proyecto ISTAE, Investigación de Sueltas de Teatro Antiguo por el que, utilizando técnicas tan modernas como la estilometría, es posible determinar con precisión la autoría de piezas hasta ahora mal ubicadas.
A partir de ahora, cuando estudiemos a Lope de Vega, tendremos que incluir una obra más a su ya larga lista de piezas teatrales: Una comedia titulada Yo he hecho lo que he podido, Fortuna lo que ha querido, que acaba de ser atribuida sin ninguna duda al Fenix de los ingenios. El ejemplar único de su princeps, de su primera edición en imprenta, datada en 1632 o 34, en los años de madurez del dramaturgo, está en la Biblioteca Nacional. El título no figuraba en ninguna de las listas donde se ennumenan las obras de Lope, ni siquiera en aquellas donde se citan las obras pendientes de localizar. El motivo es que esta comedia aparecía atribuida a otro autor: un dramaturgo y actor de poca monta que se llamaba Miguel Bermudez. Pero una vez estudiado el texto, no hay lugar a dudas. Hablamos con Abraham Madroñal, investigador autor del descubrimiento y con Germán Vega, especialista en el Siglo de Oro
La Biblioteca Nacional ha recuperado casi 500 ejemplares de fondo antiguo que fueron cedidos de forma irregular a la Abadía del Valle de los Caídos en 1961. La localización fue primero fruto de la casualidad y luego de una minuciosa investigación que ha culminado con la devolución de los ejemplares, todos en buen estado de conservación, que se han incorporado ya a sus respectivas colecciones. El valor de lo recuperado asciende a 400.000 euros.
"Yo he hecho lo que he podido. Fortuna lo que ha querido". Este es el titulo de una comedia desconocida de Lope de Vega, que ha descubierto Abraham Madroñal, un catedratico de literatura, en la Biblioteca Nacional. Una nueva herramienta tecnologia, la estilometria, ha permitido certificar la autoria de Lope.
Entre los casi infinitos fondos de la Biblioteca Nacional se encontraba una comedia de Lope de Vega, hasta ahora desconocida. Todo apunta a que el autor no quiso firmarla por sus guiños políticos y aparecía atribuida a otro autor. Sin embargo, las investigaciones no dejan lugar a dudas, tanto los estudios tradicionales de métrica y estudio como los más modernos que permiten contabilizar la frecuencia de determinadas palabras en un texto. Yo he hecho lo que he podido, Fortuna lo que ha querido, es una obra de madurez del escritor español del Siglo de Oro. Informa Ángela Núñez.
La Biblioteca Nacional conserva una de las mejores colecciones de partituras del país: unos 300.000 ejemplares, calculan sus responsables, algunos de gran valor: El Tratado de Guitarra de Gaspar Sanz del siglo XVII, el Códice Azagra, algunas joyas dela polifonía como ejemplares de Tomás Luis de Vitoria, partituas de música de cámara del Siglo XVIII con bellísimas ilustraciones, una gran colección de partituras de teatro lírico. Han llegado a la Biblioteca por todas las vías: desde los archivos reales, las desamortizaciones, donaciones o depósito legal. Ahora se busca la forma de conservar las partituras que solo se publican en la red, colaborando con editoriales editan en forma digital o híbrida. Gran parte de la colección de partituras ya está catalogada y disponible en sala y buena parte ya en la Biblitoeca Digital Hispánica a disposición de todos. Se han hecho ya grandes exposiciones sobre partituras de jazz, flamenco, zarzuela, o la realizada sobre Barbieri, el gran benefactor de la Biblioteca.
Luces del Norte es el título de la nueva exposición abierta en la Biblioteca Nacional sobre la valiosa colección de manuscritos iluminados, adornados con bellos dibujos salpicados con oro, que conserva la institución. Se exhiben 70 de los 156 manuscritos iluminados guardados en la Biblioteca procedentes de origen francés y flamenco. Setecientos años de historia, del siglo IX al XVI, recogidos en preciosos ejemplares que demuestran que la Edad Media no fue, ni mucho menos, una etapa de tinieblas. El manuscrito más antiguo es el conocido como Códice de Metz, fechado en torno al año 820, en el que Carlomagno intentó recuperar la tradición grecoromana para la elaboración de un calendario. La exposición se organiza por temas: literatura, manuscritos jurídicos y, por supuesto, un amplio apartado dedicado a la temática religiosa en el que se exhiben las valiosas Biblias Parisinas del siglo XIII o los libros de horas, auténticos best sellers de los siglos XIV y XV. Luces del Norte es la primera parte de un proyecto que se completará con otras dos exposiciones centradas en los manuscritos iluminados de procedencia italiana y española, respectivamente, de los que la Biblioteca Nacional conserva más de 700 ejemplares.
Las partituras se conservan en la Biblioteca Nacional desde el origen de la institución. Desde los pasadizos de El Alcazar pasaron a la Biblioteca Pública creada por Felipe V. El Códice Azagra, el Códice Madrid, las Cantigas de Santa María, los grandes cantorales, hasta las partituras de la zarzuela. Son unos trescientos mil ejemplares conservados en el servicio de partituras, dentro del departamento de Música y Audiovisuales de la Biblioteca
En el departamento de restauración de la Biblioteca Nacional no solo se recupera lo dañado sino que se conservan los documentos en el sentido más amplio para que puedan continuar siendo fuente de información patrimonial. Eso implica controlar el ambiente, cuidar su colocación en las estanterías o, por ejemplo, identificar los fondos ácidos que suponen el deterioro del papel de los libros. Se trabaja con lo urgente, pero también con proyectos a medio y largo plazo que a veces ofrecen resultados sorprendentes.
El Telediario celebra el Día del Libro en la Biblioteca Nacional
- Carlos del Amor ha entrevistado a escritoras de éxito como María Dueñas, Ana Iris Simón o Rosa Montero
- También ha habido lugar para la poesía de Fernando Brines, último premio Cervantes
En su servicio de registros sonoros, la Biblioteca Nacional conserva un fondo de sonidos que abarca desde el siglo XIX, cuando comienzan las primeras grabaciones, hasta el día de hoy. Entre esos audios, no sólo hay música. Están las voces de cada época. Documentos fundamentales de la historia. Desde los feriantes y los ventrílocuos de finales del XIX inmortalizados en los cilindros de cera, o las voces de intelectuales fundamentales del siglo XX, discursos, lecturas en hilos de cobre, discos de pizarra o cintas magnéticas. Ahí estan Unamuno, Valle Inclán, La Pasionaria en el Archivo de la Palabra. Hoy la Biblioteca continúa grabando todas las actividades culturales que se realizan en su salón de actos y que permitirán conservar las voces de hoy para los investigadores del futuro.
La Biblioteca Nacional es una biblioteca de conservación, no solo de consulta. Los usuarios no tienen acceso a los ejemplares directamente en las estanterías sino que deben solicitarlos consultando el catálogo. Estas y otras características hacen que el acceso esté restringido a los mayores de edad. Recordamos los requisitos para obtener el carnet de usuario, muy sencillas, y los retos que se plantean los responsables de las salas de la institución
También hay partituras en la Biblioteca Nacional. Se conservan unos trescientos mil ejemplares, la mayoría en el servicio de partituras, integrado en el Departamento de Música y Audiovisuales de la Biblioteca, aunque también podemos encontrar un importante fondo entre los manuscritos e incunables. La música escrita forma parte del origen mismo de la biblioteca, ya reunida en los pasadizos del Alcazar por Felipe IV y los fondos se han ido enriqueciendo a lo largo de la historia con la desamortización, con las colecciones nobiliarias o con las donaciones de archivos personales. Buena parte de las partituras pueden consultarse a través de la Biblioteca Digital Hispánica.
Uno de las formas en las que la Biblioteca Nacional incrementa sus fondos son las donaciones que particulares o instituciones realizan a la institución. Al frente del servicio de canje y donaciones de la Biblioteca está Lourdes San Juan, que nos recibe en la pequeña habitación a donde llegan todos los documentos donados: libros por supuesto pero también colecciones de marcapáginas, dibujos, etc. Desde el departamento también se realizan búsquedas de ejemplares que pueden faltar en las colecciones de la biblioteca. No siempre el valor material de lo donado coincide con su valor sentimental o emocional, o con la alegría que produce recibirlo. Nos cuenta, por ejemplo, la ilusión que le hizo recibir uno de los dibujos que Antonio Buero Vallejo realizó en la cárcel, del mismo trazo y papel del que realizó al poeta Miguel Hernández. Todas las donaciones realizadas a la Biblioteca Nacional se tasan por su valor económico ya que todas pueden desgravarse ante Hacienda.
El Ministerio de Cultura ha abierto un procedimiento informativo para esclarecer las circunstancias del robo y posterior denuncia del Tratado Sidereus Nuncius de Galileo Galilei. El original fue sustraido de la Biblioteca Nacional probablemente en 2004 y detectado posteriormente por técnicos de la institución, aunque la denuncia del caso no se produjo hasta 2018. Se trata de un ejemplar impreso en Venecia en 1610, de poco más de sesenta páginas, en el que Galileo describía lo que había podido observar a través de su recién creado telescopio: las irregularidades de la superficie de la luna, estrellas desconocidas hasta el momento en la Vía Láctea o los cuerpos que giraban alrededor de Júpiter. Hablamos con José Manuel Sánchez Ron, comisario de la exposición Cosmos, celebrada en 2018 en la Biblioteca Nacional, en la que se exhibió la falsificación del ejemplar robado y con el librero anticuario Javier Madariaga, de la Librería Astarloa de Bilbao sobre cómo pudo realizarse esa falsificación y sobre las posibilidades de que el original salga al mercado.