Profundizamos en la figura del Depósito Legal, un procedimiento que está en la misma esencia del funcionamiento de la Biblioteca Nacional. En estos meses, el Congreso y el Senado estás revisando la ley que regula esta institución jurídica que permite a la Administración General del Estado y a las comunidades autónomas recoger ejemplares de la publicaciones de todo tipo y en cualquier tipo de soporte para preservar el patrimonio cultural español. Todo editor está obligado a entregar varios ejemplares, ya sean libros, videos, revistas o documentos en soportes digitales, a la Biblioteca Nacional o a la de su Comunidad Autónoma para permitir su conservación. Todo queda guardado, todo se conserva y todo se pone a disposición del público para su consulta sin ningún tipo de censura. Una práctica que llega desde los Reyes Católicos y que es una garantía del funcionamiento democrático de una sociedad.
La Biblioteca Nacional abre una nueva exposición en la antesala de su Salón de Lecturas, el pequeño espacio que reserva para mostrar sus joyas más preciadas a los visitantes. La muestra se titula Incunabula: 550 años de imprenta en EspañaIncunabula: 550 años de imprenta en España, y está dedicada a los primeros incunables de los que la Biblioteca conserva un fondo de gran valor. Sin embargo, el ejemplar que ocupa el centro de la exposición es un invitado excepcional:el Sinodal de Agulafuente, fechado en 1472, el primer libro impreso que se conserva en nuestro país y que por primera vez abandona la Catedral de Segovia donde se ha conservado hasta hoy. Porque fue en esa ciudad, en Segovia, donde se estableció el primer taller de imprenta en nuestro país, aunque rapidamente el invento se extendió por otras ciudades como Barcelona, Sevilla, Murcia o Salamanca. Junto al Sinodal, podemos ver otros 21 ejemplares seleccionados entre los más de 3200 incunables que se conservan en la Biblioteca. Entre ellos: el Catholicon, impreso en 1460 en Maguncia y atribuido a Gutemberg, el primer tratado de música impreso o la primera Gramática de Nebrija. Incunabula ha sido comisariada por María José Rucio y Fermín de los Reyes Gómez
- Una muestra expone 21 incunanables de los más de 3.200 que atesora la Biblioteca Nacional
- Se puede ver el Sinodal de Aguilafuente, primer libro impreso en España en 1472
El primer libro impreso en España ha viajado a la Biblioteca Nacional para ser la pieza estrella de esta exposición sobre los 550 años de la imprenta. Una vitrina climatizada conservará el incunable.
La Biblioteca Nacional presta muy a menudo sus fondos a otras instituciones para completar o documentar una exposición. Es lo que ha ocurrido con la muestra organizada en el Museo del Prado sobre el pintor Antonio Carracci y sus frescos en la Capilla Herrera de la Iglesia de Santiago de los Españoles en Roma. Los libros que contienen los grabados en los que aparece representada esa capilla en el siglo XVIII están guardados en la Biblioteca y han sido muy importantes para el montaje de la exposición en la pinacoteca. Por eso, se exhiben en las salas del Prado abriendo el recorrido.
Nos referimos de nuevo a la exposición abierta en la Biblioteca Nacional: "Relaciones de Sucesos en la BNE, orígenes del periodismo". Una muestra que nos remonta a aquellas primeras hojas en las que, durante los siglos XVI y XVII se narraban hechos nociticiosos sin ningún tipo de orden o de periodicidad y que solo el afán coleccionista de algunos ha permitido conservar hasta nuestros días. En este capítulo nos referimos a los temas que trataban esos pliegos, muy similares a los que podemos encontrar en las secciones de un periódico de hoy: batallas, tramas políticas, acontecimientos sociales, catástrofes naturales y prodigios o apariciones monstruosas de lo más variado. Y no faltaron las noticias falsas: victorias en Flandes que no fueron, la victoria de la Armada Invencible. La Biblioteca Nacional conserva uno de los fondos más importantes del mundo de este tipo de documentos que hoy atraen, con razón, la atención de los investigadores.
La sede de la Biblioteca Nacional alberga una nueva exposición dedicada en esta ocasión a las relaciones de sucesos como origen del periodismo. Son documentos de una hoja, un pequeño conjunto de pliegos todo lo más, donde se narraban todo tipo de hechos noticiosos: batallas, fiestas, acontecimientos sociales o religiosos, prodigios, catástrofes naturales. En su encabezamiento aparecía siempre la palabra "relación" seguida de epítetos como verdadera, verísima o muy nueva que querían ratificar la fiabilidad de la noticia. Se publicaban de forma ocasional, sin periodicidad alguna y la mayoría eran anónimas aunque Lope de VegaLope de Vega o CervantesCervantes firmaron algunas de ellas. En la exposición se exhiben ejemplos de esa relaciones de sucesos, ejemplares de protoperiodismo podríamos decir, de los siglos XVI y XVII: Desde la primera Carta de Colón, que pronto se convirtió en un éxito editorial, al que puede considerarse el primer periódico publicado en España, en 1660, que aparecía una vez al mes. Eran documentos efímeros, fruto de la difusión de la imprenta y el correo, que estaban destinados a un consumo rápido, en papel de muy baja calidad. Solo el afán coleccionista de alguno ha salvado de la desaparición un fondo notable de ejemplares que se conservan en la Biblioteca Nacional y que en los últimos años están atrayendo la atención de los investigadores. Ahora se exhiben en "Relaciones de sucesos en la BNE, orígenes del periodismo" hasta mediados de junio de 2022.
La Biblioteca Nacional expone un centenar de relaciones de sucesos, textos informativos de los siglos XVI y XVII. Se consideran como el origen del periodismo tal y como lo conocemos hoy. 'Noticias verdaderas, maravillosos prodigios' es una visión panorámica de la literatura informativa del Siglo de Oro. Unos años muy marcados por los conflictos bélicos y que dieron lugar a las primeras fake news.
Informa Ángela Núñez
La Biblioteca Nacional acoge una nueva exposición dedicada en este caso a la figura de Antonio Cánovas del Castillo Vallejo, más conocido en el mundo de la fotografía como Dalton Kaulak. Escritor, pintor, inició su camino como político siguiendo los pasos de su tío: Cánovas del Castillo. Pero en el cambio de siglo inició su actividad como fotógrafo, primero como amateur, logrando un gran éxito comercial con sus series de tarjetas postales, y luego ya como profesional desde la apertura de su estudio en el centro de Madrid en 1904. El espacio fue derruido a finales de los ochenta y la conservación de gran parte de su archivo es casi un milagro.
Las donaciones que realizan los particulares de libros, partituras, cartas o de cualquier otro tipo de documento de interés para nuestro patrimonio cultural son una de las vías fundamentales por las que la Biblioteca Nacional incrementa sus fondos. En el año 2021 se ingresaron 64.686 ejemplares por donativo, con un valor económico superior a los dos millones cuatrocientos mil euros. La donación de más valor fue el Atlas portulano de Batista Agnese, un manuscrito fechaco en torno a 1542-1546, valorado en dos millones de euros, recuperado por la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional y donado por su propietario, un ciudadano británico. Además, el pasado año, se refició la segunda entrega del fondo personal de Antonio Muñoz Molina y se ampliaron las colecciones de obra original de José Luis Sampedro o de Chumy Chumez. Todas las donaciones son valoradas por los responsables de la Biblioteca, que pueden incluso acudir a recogerlas, y el donante puede beneficiarse de desgravaciones fisacales.
El espacio donde la Biblioteca Nacional se vuelca en la educación, en plantear proyectos que ayuden a la enseñanza es BNEscolar. Se trata, ya hemos hablado de él en capítulos anteriores de esta serie, Biblioteca Nacioanal: más que libros, de un portal que pone los fondos de la Biblioteca al servicio de los profesores y de los alumnos de los centros escolares. Está orientado a la educación reglada preuniversitaria, en particular a los últimos niveles de educación primaria y secundaria y su acceso es libre y gratuito. Bnescolar forma parte de los trabajos coordinados por el servicio de innovación y de retuilización de fondos digitales de la Biblioteca. Pueden acceder a sus materiales a través de benescolar.bne.es
La Biblioteca Nacional suma cada día nuevas piezas a sus colecciones, no solo a través del obligatorio depósito legal sino mediante donaciones de particulares y también a través de la compra de piezas en librerías o subastas. Para este último apartado, la Biblioteca cuenta con un presupuesto propio de unos 300.000 euros anuales. En 2021, la Biblioeca adquirió 1942 ejemplares patrimoniales de especial valor, entre ellos 7 incunables, 6 manuscritos antiguos y 3 modernos, 245 grabados y dibujos y más de 500 cartas, así como varios impresos antiguos y modernos... Entre estos ejemplares especialmente valiosos destaca la Procesión Fúnebre del Emperador Carlos V, considerada una de las empresas gráficas más raras y ambiciosas del arte funerario. Hablamos de todo ello con la responsable del Departamento de Adquisiciones, Donaciones y Canje de la Biblioteca, Yolanda Ruiz.
Comunidad BNE es uno de los proyectos que más respaldo está encontrando entre los lanzados por el laboratorio digital de la Biblioteca Nacional dentro del servicio de innovación y reutilización digital de la institución. Su obejtivo es buscar nuevos usos, nuevas presetnatciones de las colecciones de la Biblioteca, de los fondos que ya están en formato digital. En concreto, comunidad BNE es el proyecto que trata de conseguir la colaboaración de todos los usuarios de la Biblioteca para completar sus datos o investigar al detalle algunos temas. Por ejemplo, se busca ayuda para identificar a las personas que aparecen en la guerra civil, o localizar escenarios, o completar el género musical al que pertenece un grupo...Estas propuestas están orientadas al público general y a ellas les dedicábamos otro capítulo de esta serie. Pero hoy nos centramos en otros proyectos incluidos en Comunidad BNE que han sido puestos en marcha por gurpos universitarios, que han hecho suya la idea y han realizado sus propias propuestas.
La Biblioteca Nacional está permanéntemente ampliando sus fondos con piezas de interés para nuestro patrimonio cultural. Son varias las vías por los que la institución incrementa sus colecciones: el depósito legal, la compra de piezas, las donaciones y el canje. En este capítulo de la serie Biblioteca Nacional: Más que libros explicamos los procesos de adquisiciones. El año pasado, durante 2021, la Biblioteca compró 4566 ejemplares. De ellos, 1492 fueron piezas de especial valor patrimonial. El resto es fondo moderno, sobre todo extranjero, de aquello que se publica fuera de nuestras fronteras relacionado con nuestra literatura, nuestro arte, nuestra cultura. Y todo, con un presupuesto que no supera los 300.000 euros al año. Para elegir lo que se compra, los trabajadores de la Biblioteca están muy pendientes de los catálogos de los anticuarios, de las subastas y de las ofertas de los particulares que recurren a ellos cuando consideran que están en posesión de algo de valor.
Desapareció de la Biblioteca Nacional hace casi dos siglos y hoy se encuentra ya de vuelta en sus fondos. Hablamos de un manuscrito de finales del XVI, perddido y localizado en Inglaterra y que acaba de ser reintegrado a la Biblioteca tras una peripecia que mezcla el azar, el conocimiento y la generosidad. Se trata de un conjunto de doce folios sin numerar, un manuscrito anónimo titulado Abusos de comedias y tragedias, datado entre 1580 y 1883 y que alude a la polémica abierta en la época sobre la moralidad de las representaciones teatrales. Ángel María Gómez, profesor emérito del departamento de Estudios Hispanos y Latinoamericanos del University College, afincado en Inglaterra, había oído hablar de él cuando localizó un título que le resultó familiar en una librería de viejo de una pequeña localidad británica. Lo compró y tras estudiarlo, comprobó que se trataba del manuscrito perdido. Tras estudiarlo y trascribirlo, lo ha donado a la Biblioteca Nacional con la mediación del Instituto Cervantes de Londres.
El laboratorio de ideas de la Biblioteca Nacional, BNELab ha puesto en marcha varios proyectos que permiten la reutilización de las más diversas formas de los fondos ya digitalizados por la institución. Ya hemos hablado de algunas ideas como Chef BNE, o el Juego Filarmónico, de más corto recorrido pero hay otros dos proyectos en marcha más ambiciosos y que tienen vocación de continuidad. Son BNEscolar y Comunidad BNE. Este último es lo que en inglés se conoce como crowsourcing y se trata de buscar la colaboración de los usuarios para completar datos de una colección o realizar nuevas investigaciones a partir de los documentos conservados en la Biblioteca. Un ejemplo: identificar a las personas que aparecen en las fotografías de la Guerra Civil, o localizar los lugares en los que se tomaron esas fotos, o trascribir piezas literarias antiguas de la colección. Todos podemos participar.
La colaboración entre la Biblioteca Nacional y las Loterías del Estado se remonta a los años de fundación de la institución, porque la biblioteca se financiaba con los impuestos sobre el juego. Ahora esa colaboración se canaliza por otras vías. La última es la ilustración de los décimos del sorteo semanal de cada jueves de la lotería con ilustraciones de los manuscritos iluminados que se conservan en la Biblioteca. Doce décimos que llevarán en sus capillas imágenes del Cócide de Metz, la Poesía de Petrarca, o el Libro de Horas de Carlos V. Este será el último, que se emitirá la última semana de febrero, de esta serie especial que trata de difundir al gran público algunas de las joyas más valiosas de nuestro patrimonio cultural.
El Servicio de Innovación y de Reutilización Digital de la Biblioteca Nacional tiene como objetivo dar una nueva vida a los fondos de la institución, presentarlos en nuevos formatos para difundirlos y crear conocimientos. Ese objetivo se cumple a través de su laboratorio de ideas, el BNELab que trabaja en muchas direcciones. Algunos son proyectos pequeños, que se realizan en un momento concreto. Ha sido el caso de "El juego filarmónico", la reproducción de un juego de dados localizado en una partitura del siglo XVIII que permitía componer miles de minuetos perfectos, y que fue utilizado con éxito en clases de música. O BNE Chef, en el que cocineros de prestigio recuperaron recetas contenidas en libros de siglos pasados. De ello ha quedado constancia no solo en los menús de algunos restaurantes, sino en videos informativos que documentaron el proceso. Y la conversión a EPUB conversión a EPUB de documentos ya digitalizados, que se trasladan así a un formato de lectura sin errores y pueden ser utilizados como datos para proyectos, por ejemplo, de procesamiento de lenguaje natural. Son algunos de los proyectos ya finalizados del BNELab.
Cada año, a principios de enero, la Biblioteca Nacional publica en su página web la lista con los autores y autoras de su catálogo que pasan a dominio público, es decir, esos escritores, compositores, científicos y periodistas que han fallecido ochenta años antes y sus piezas quedan libres de derechos, pueden reproducirse y divulgarse libremente. Este año son 142 los autores, los fallecidos en 1941, entre ellos el Rey Alfonso XIII, el maestro José Serrano, autor del himno de la comunidad valenciana, el compositor asturiano Antón El Coque, el torero cordobés Rafael Guerrera Berajano, el poeta y periodista balear Gabriel Alomar...Además, la Biblioteca Nacional ha digitalizado 162 obras de estos autores y de algunos de ellos podemos encontrar una breve semblanza, con enlaces al catálogo, en el Portal de Escritores de la Biblioteca.
La colaboración de la Biblioteca Nacional con el Centro Nacional de Supercomputación en el proyecto María sobre el español en la inteligencia artificial es solo un ejemplo del proceso de adaptación a los nuevos tiempos, a las nuevas tecnologías, en el que ya desde hace años se encuentra sumida la Biblioteca. Todo parte de la digitalización de las colecciones de la Bibliblioteca, del depósito legal electrónico y de la recopilación de páginas web y de los barridos del dominio .es que realizan los documentalistas de la BNE. Todo ello genera un volumen de información en soportes digitales, un archivo web, que es fundamental para la preservación del patrimonio cultural de nuestro país.