La mayor red de oleoductos de Estados Unidos está paralizada desde hace tres días por el ataque de piratas informáticos, que piden un rescate económico. De allí salían cada día más de dos millones y medio de barriles de combustible. El Gobierno ha declarado el estado de emergencia regional para evitar el desabastecimiento.
Se trata del oleoducto más grande de Texas a Nueva York, el que lleva casi la mitad de la gasolina de la costa este y provee a varios aeropuertos. La compañía reconoce que los hackers les han pedido un rescate. Cuanto más tiempo estén cerrados, más puede subir el precio de la gasolina.
En el puesto número uno de sospechosos, un grupo llamado DarkSide, "el lado oscuro". Se meten en las redes de la empresa, buscan datos valiosos, y los roban. Luego amenazan con quedárselos o publicarlos.
Un negocio criminal cada vez más lucrativo. Este grupo apareció en verano y tiene hasta un código de conducta: solo atacar a grandes empresas con ánimo de lucro.
En la Casa Blanca han tenido varias reuniones de emergencia. Por un lado, para evitar problemas de suministro, el presidente Joe Biden ha levantado restricciones al transporte de gasolina. Por otro, prepara un plan para exigir protocolos más estrictos de ciberseguridad al gobierno y las empresas que trabajan con él
Los expertos se preguntan cómo se aplicaría un plan así a este oleoducto, gestionado por una empresa privada, como el 85% de las infraestructuras esenciales del país. O si serviría para detener otros ciberataques más sofisticados que ha sufrido Estados Unidos en los últimos meses.
Imagen: estación del oleoducto Colonial en Maryland, Estados Unidos. EFE/EPA/JIM LO SCALZO