En las ciudades sin bombas, la vida parece normal, pero la guerra va por dentro. El estrés por los seres queridos, el miedo a un ataque inminente y la incertidumbre son constantes. Los psicólogos advierten de que los que no consigan expresar la ira, el miedo y el odio que sienten podrían sufrir una depresión. Los traumas de la guerra son como los de la infancia, explican, pueden quedarse durante décadas.
Guerra Rusia - Ucrania, sigue la última hora en directo
Foto: RONALDO SCHEMIDT / AFP