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Cientos de ciudadanos ya han salido a la calle para pedir la dimisión de MAuricio Macri por aparecer en los papeles de Panamá. El presidente argentino fue director de una empresa offshore de su padre, e insiste en que está tranquilo porque ha cumplido con la ley aunque un juez va a investigar si ocultó datos en su declaración jurada. También el primer ministro británico David Cameron afronta las consecuencias de admitir que participó en una de esas sociedades, cosa que ha hecho en público y ahora la oposición pide su dimisión por este motivo.

Mientra la firma de abogados panameños, Mossack-Fonseca, investiga si han sido víctimas de un pirateo informático y no de una filtración, la lista de personajes identificados en los documentos filtrados crece. Entre ellos, el rey de Marruecos, Mohamed VI. Su nombre no está en los papeles pero sí el de su secretario personal, un empresario que, a través de sus sociedades en las Islas Vírgenes, habría comprado un hotel en París y un velero. Información que los periódicos marroquíes han silenciado y que algunos periodistas crítican por "autocensura".

El primer ministro británico, David Cameron, ha defendido este lunes el acuerdo alcanzado con los Veintiocho para continuar en la Unión Europea ante un Parlamento con numerosos partidarios del denominado brexit, la mayoría de su propio partido, a los que ha advertido de los riesgos de abandonar el club comunitario con vistas al referéndum del próximo 23 de junio: "Abandonar Europa amenazaría nuestra seguridad económica y nacional", ha asegurado.

Los líderes de la Unión Europea apuran este viernes las negociaciones con el primer ministro británico, David Cameron, para alcanzar un acuerdo que evite el brexit, la salida de Reino Unido del club comunitario, que se encuentran en situación "crítica" ante el estancamiento en varios puntos clave, como la regulación bancaria y, sobre todo, los detalles en torno al freno de emergencia para que los emigrantes comunitarios en territorio británico tengan limitado el acceso a ayudas públicas.

Al desconocimiento en muchos casos se suma la indefinición hasta que no se conozca el resultado de las negociaciones de este viernes. Es lo que le ocurre al alcalde de Londres, Boris Jhonson, figura emergente del Partido Conservador, que de momento no ha querido decir si hará campaña a favor o en contra de seguir en la UE. También en la City, principal centro financiero de Europa y origen del 14% de la economía británica, hay opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría confía en que las peticiones de Cameron sean aceptadas por Bruselas. En la City temen que a medida que crezca el proyecto europeo los países que están fuera del euro queden aislados y que un exceso de regulación dañe su productividad. De ahí que Cameron insista en la salvaguarda de los países que no forman parte de la moneda única.

"En este momento solo puedo decir que hemos hecho algunos progresos, pero aún queda mucho por hacer", decía el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, poco antes de las tres de la madrugada, tras una intensa primera jornada de la Cumbre en la que los líderes europeos debaten las exigencias del Reino Unido para seguir en la Unión. La reunión se ha reanudado a primera hora de la tarde. Antes hubo más encuentros bilaterales y discusiones técnicas para tratar de limar los aspectos de la propuesta que más desagradan a los países reacios a plegarse a las exigencias de David Cameron. Entre ellos está Francia, que se opone a que Londres pueda bloquear decisiones de la Eurozona que afecten a sus intereses económicos y financieros.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) y el primer ministro británico, David Cameron, han abierto este jueves en Bruselas dos días de negociaciones en los que intentarán cerrar un acuerdo que impida el denominado brexit, la salida de Reino Unido del club comunitario, aunque todavía quedan flecos por cerrar, por lo que Cameron ha reclamado un "acuerdo creíble".