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La absolución de George Zimmerman este sábado por el asesinato del adolescente afroamericano Trayvon Martin ha multiplicado las protestas en varias ciudades de EEUU, mientras organizaciones pro derechos civiles presionan al Departamento de Justicia y ponen de nuevo el acento sobre el debate de la discriminación racial en Estados Unidos.

La absolución de George Zimmerman por la muerte de Trayvon Martin es la noticia del día en Estados Unidos y ha desatado reacciones por todo el país. Seguramente recordarán el caso: se trata del vigilante que el año pasado mató a un adolescente negro que iba desarmado.

Decenas de miles de presos de las cárceles de California se han puesto en huelga de hambre para protestar por el uso que hacen las autoridades del régimen de aislamiento, algo previsto sólo para los presos peligrosos y que sin embargo, denuncian, se aplica de forma injusta y durante años e incluso décadas.

El extécnico de la CIA Edward Snowden, que desde el 23 de junio pasado se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremétievo, se ha reunido en la tarde del viernes con activistas rusos e internacionales pro derechos humanos.

En dicha reunión, Snowden ha anunciado que pedirá asilo temporal a Rusia y ha acusado a los gobiernos europeos y de EE.UU. de actuar fuera de la ley por impedirle viajar a América Latina, donde las autoridades de Venezuela le han concedido el asilo si consigue llegar al país latinoamericano. El extécnico ha dicho que vuelve a solicitar el asilo como la única manera de permanecer de manera segura en Moscú hasta que pueda viajar.

Dzhokhar Tsarnaev se ha declarado "no culpable" de los 30 cargos presentados contra él, entre ellos el asesinato de cuatro personas. El principal acusado por el atentado contra el maratón de Boston podría ser condenado a la pena de muerte.

El Gobierno estadounidense ha anunciado que no suspenderá de momento la ayuda militar a Egipto de manera inmediata, porque no iría en el "mejor interés" de Estados Unidos, y ha indicado que está a la espera de revisar más a fondo la situación en el país árabe. De hecho, Washington ha señalado que se tomará su tiempo antes de decidir si califica lo ocurrido en Egipto como un golpe de Estado, si bien ha reconocido que teme que la inestabilidad en el país se extienda más allá de sus fronteras.