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Un día más, seguimos pendientes del crisis desatada entre Rusia y Ucrania, tras la captura de tres embarcaciones en el Estrecho de Kerch. La comunidad internacional ha hecho un llamamiento unánime para que ambas partes rebajen la tensión en una zona especialmente sensible. Kiev mantiene para mañana la entrada en vigor del estado de excepción y varios líderes mundiales han pedido a Moscú que libere a los barcos ucranianos y a los tripulantes detenidos.

En Francia, después de 10 días de protestas por la subida de impuestos al diésel, Macron tiende la mano a los llamados chalecos amarillos. Propone revisar el alza trimestralmente, dependiendo de las fluctuaciones del petróleo.

El presidente francés intenta así frenar su caída en las encuestas. Nos lo cuenta el corresponsal de RNE en París, Paco Forjas.

Miramos a Ucrania donde el estado de excepción volverá a regir a partir de este miércolesen 10 de las 30 provincias del país: son las zonas que según el presidente corren mayor riesgo de sufrir un eventual ataque del Kremlin. La medida, aprobada este lunes en la Rada, el parlamento ucraniano, estará en vigor durante 30 días.

La tensión entre Rusia y Ucrania por el estrecho de Kerch, que comunica el mar de Azov (al norte) con el Mar Negro (al sur) junto a la península de Crimea, sigue en aumento este lunes, un día después de que la armada rusa apresara a dos patrulleras y un remolcador ucranianos que supuestamente habían entrado ilegalmente en sus aguas.

Moscú ha reconocido que abrió fuego contra los navíos, hiriendo a seis de sus tripulantes, dos de ellos de gravedad, pero ha asegurado que actuó dentro de la legalidad. Este lunes, las autoridades rusas han reabierto el paso del estrecho, pero no ha liberado ni los barcos ni a sus tripulantes, tal y como le exige Ucrania.

Por su parte, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, ha declarado el estado de excepción, que aún debe ser ratificado por el Parlamento. Kiev ha puesto en alerta a sus fuerzas armadas y de seguridad.

Theresa May consiguió el domingo el apoyo de la Unión Europea sobre las condiciones del Brexit, pero su mayor reto ahora es convencer al Parlamento británico algo poco probable por el momento. En caso de que la Cámara lo rechace, varias son las opciones posibles en la política británica: un adelanto electoral, un plan b similar al modelo noruego con la UE, una moción de no confianza contra el liderazgo de May o incluso un segundo referéndum.

Rusia trata de rebajar la tensión con Ucrania horas después de que sus guardacostas apresaran a tres buques de la armada ucraniana e hirieran a varios tripulantes junto a las costas de Crimea.

Moscú acusa a Kiev de violar sus aguas territoriales y ha reabierto el estrecho de Kerch, que une la península crimea con la Rusia continental, y cuyo cierre ordenó el domingo.

Rusia ha reabierto este lunes el estrecho de Kerch, que comunica el mar de Azov (al norte) con el Mar Negro (al sur) junto a la península de Crimea, tras el grave incidente de este domingo con navíos ucranianos, pero no ha liberado ni los barcos ni a sus tripulantes.

La armada rusa apresó a dos patrulleras y un remolcador ucranianos que supuestamente habían entrado ilegalmente en sus aguas. Moscú reconoce que abrió fuego contra los navíos, hiriendo a seis de sus tripulantes, que según asegura se encuentran fuera de peligro.

Rusia acusa a los barcos de realizar "maniobras peligrosas" y ha calificado lo sucedido como una "peligrosa provocación". Ucrania mantiene que sus buques fueron apresados en aguas neutrales cuando regresaban al puerto de Odessa, en el mar Negro, del que habían partido en la mañana del domingo.

La tensión en el Azov se ha disparado desde que Moscú inauguró en mayo un puente sobre el estrecho para unir la península de Crimea con Rusia. Moscú anexionó unilateralmente Crimea en marzo de 2014 y apoya a los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania, precisamente la región que comunica con el mar de Azov.

Moscú y Kiev firmaron en 2003 un acuerdo sobre el uso del estrecho y del mar de Azov, por el que se permite la circulación de buques comerciales mientras que los navíos militares tienen que informar a la otra parte.

Sin embargo, Moscú ha establecido un reglamento de concesión de permisos y un horario de tránsito que según Kiev perjudica el comercio con sus puertos en el mar de Azov, Mariupol y Berdyansk. Además, las autoridades rusas han redoblado las inspecciones de los buques ucranianos, por lo que Ucrania denuncia un bloqueo comercial de facto para debilitar su economía y su control sobre el este del país.

El incidente naval ha hecho sonar las alarmas en las cancillerías de todo el mundo. Turquía, país costero del mar Negro, Alemania y China, entre otros, han mostrado su preocupación por los recientes acontecimientos. La UE ha condenado el uso de la fuerza por parte de Rusia y ha exigido que libere los barcos y a sus tripulantes, mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU va a reunirse de urgencia.

Rusia acusa a Ucrania de protagonizar una "muy peligrosa provocación" en el Mar Negro donde los guardacostas ruros apresaron el domingo tres barcos de la Armada ucraniana e hirieron a varios de sus tripulantes después de que estos, supuestamente, violaran sus aguas territoriales. El presidente ucraniano pide su liberación.