El campo de concentración es un símbolo del Holocausto de los judíos, el más grande creado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Más de un millón de personas fueron exterminadas allí entre 1940 y 1945.
Muchas de las víctimas eran polacas, y por eso esta visita es otro gesto de reconciliación entre ambos países. Merkel acude en un momento en el que el antisemitismo está al alza en Alemania. Los delitos xenófobos han subido un 20 por ciento este año.
Merkel lleva además una donación de 60 millones de euros a la fundación que mantiene el campo.