Hace meses que la Casa Blanca alertaba de los movimientos de tropas rusas. Dijeron que atacaría la capital e incluso predijeron una reunión teatral en el Kremlin. Poco después empezaba la invasión. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos después de las falsas armas de destrucción masiva en Irak o el caos en la retirada de Afganistán, han acertado. Ahora Biden se ha esforzado en unir a los aliados de la OTAN para acorralar a Putin y Europa envía armas a Ucrania y ha impuesto durísimas sanciones a la economía rusa. En Washington, algunos han estado pidiéndole a Biden más dureza, pero los estadounidenses, preocupados por la inflación y el precio de la gasolina, eran y son reacios a que su país se involucre en este conflicto.
El presidente del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha dado la palabra este martes en Ginebra al ministro de Asuntos Exteriores ruso, pero muchas de las delegaciones diplomáticas se han levantado e ido en señal de protesta.
Mientras, Serguei Lavrov ha denunciado el "neonazismo" del Gobierno ucraniano, al que acusa de atacar los derechos de la población rusófona con la connivencia de Estados Unidos, Canadá y la UE. En el mismo foro, el jefe de la diplomacia estadounidense ha denunciado los ataques militares rusos contra la población civil, hospitales o escuelas, y el acoso a periodistas y organizaciones humanitarias.
El consejo de derechos humanos de la ONU ha aprobado celebrar un debate urgente sobre el deterioro de garantías en Ucrania desde que el Kremlin ordenó la invasión de Crimea en 2014.
Rusia bombardea nuevos objetivos en Kiev, entre ellos la torre de televisión, en una zona poblada y advierte de nuevos ataques en la capital en las próximas horas. También bombardea otras ciudades, como Járkov, donde este martes por la mañana un misil destruía la administración regional, en pleno corazón cultural de la ciudad.
Polonia es uno de los territorios vecinos de Ucrania que más refugiados está acogiendo. En el límite polaco-ucraniano se han desplegado varios centros de acogida y uno de ellos está en la aldea de Dothobyczow, un paso fronterizo con menor tiempo de espera que los demás, apenas 3 horas y, a diferencia de otros centros, los ucranianos salen del recinto de forma bastante ágil. El punto de acogida se encuentra a 5 kilómetros y la policía polaca ha enviado autobuses para ayudar al traslado por la nieve.
Laura Alonso y Sergio Jiménez, enviados especiales a la frontera polaca con Ucrania.
De las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, destaca el aumento del precio de las materias primas. El barril de pertoleo ha superado los 105 dólares y el coste del gas se ha disparado hoy un 28%. Europa busca alternativas, en caso de que Rusia haga cortes o suspenda el servicio. Actualmente, Moscú suministra el 40% del gas que llega a Europa. Entre las alternativas está el gas licuado que llega en barco, procedente de Estados Unidos, mayoritariamente. El problema es su precio: en diciembre, costó el doble que traerlo por gaseoducto. España es el país con mayor capacidad para transformarlo, ya que cuenta con seis regasificadoras. La cuestión es cómo repartirlo luego al resto del continente. España tiene dos pequeños tubos hacia Francia, pero los datos de finales de febrero indican que aún los usamos muy por debajo de su capacidad.
El Parlamento Europeo ha aprobado la resolución para pedir que Ucrania sea país candidato para formar parte de la Unión Europea, algo que el presidente Volodímir Zelensky ha vuelto a pedir hoy en una comparecencia por videconferencia. El texto ha sido apoyado por una amplia mayoría: 637 votos afavor, 13 en contra y 16 abstenciones. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, ha dicho que este debe ser el momento "de hacer todo lo que sea necesario". Con todo, la decisión final recae sobre los 27 estados miembros y, aunque el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha dicho que lo considera una petición legítima, reconoce que será "difícil".
El Kremlin insta al Volodímir Zelenski a que deponga las armas para que no haya más víctimas. Entre las personas fallecidas, el portavoz del Gobierno ruso, Dmitri Peskov ha detallado que no hay civiles y asegura que los ataques tienen como objetivo la desmilitarización de Ucrania. Peskov asegura que las sanciones económicas impuestas a su país y contra él no van a impedir que Rusia siga con su plan. El Kremlin ha ordenado además limitar el acceso a medios de comunicación que son críticos con el Gobierno, como la emisora “Eco de Moscú”, acusada de difundir informaciones falsas.
Alex Sapoval se encuentra en Irpín. Es uno de los ucranianos que resiste a la invasión de las fuerzas rusas. Alex se refugia en un sótano con 9 personas, entre ellos 4 niños. Nos cuenta para el informativo 24 horas que “la situación es muy peligrosa” y que “la comunicación es muy limitada, internet se corta y la señal es muy baja”. Él es contable y, aunque, intenta trabajar le resulta imposible con la situación que está viviendo.
Lo que era antes un centro comercial en Korczowa, Polonia, se ha convertido en un gran refugio improvisado para los centenares de personas que llegan cada día a la frontera entre Ucrania y Polonia. Dentro del recinto, transformado en pocos días por los voluntarios polacos, conviven las tiendas de ropa con las camas plegables en las que descansan las familias tras viajes de varios días para huir de la guerra. Cada cinco minutos llega un autobús cargado con más refugiados, que rápidamente se distribuyen en otros autobuses o en coches particulares de los voluntarios para llegar al resto de Polonia y de Europa. Nos lo cuenta, desde la frontera polaca, Álvaro Caballero, enviado especial de RTVE.es
Rusia ha bombardeado este martes la torre de televisión de Kiev en una ofensiva durante la invasión en Ucrania. En el ataque han muerto cinco personas, según las autoridades ucranianas. Es el primero de los bombardeos a la capital después de que el Kremlin avisara de que atacaría edificios oficiales, infraestructuras de los servicios de seguridad y centros de telecomunicaciones. Por ello, ha llamado a los civiles a evacuar sus viviendas si se encuentran en zonas estratégicas.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha asegurado en una entrevista desde un búnker al que ha sido trasladado que Ucrania “necesita una garantía de no invasión de nuestra tierra y que nuestro territorio no será tocado”, algo que ha subrayado que necesita “públicamente”.
El mandatario ha recalcado que las sanciones contra Rusia “tendrían que haber sido antes” y advierte que si hubiera sido así “a lo mejor Rusia no habría entrado en territorio ucraniano”. Zelenski también ha advertido de que “si cae Ucrania, todo el Ejército ruso estará en las fronteras de la Unión Europea”.
La frontera polaca es una de las que más refugiados está recibiendo. Llegan a ella miles de niños y mujeres que huyen de la guerra. En la zona se ha convertido un centro comercial en refugio improvisado lleno de camillas, mantas y donde se reparte comida para poder atender a los que llegan después de un largo viaje para salir de Ucrania. Tambén se ven muchos reencuentros emotivos entre familias que se vuelven a ver después de días sin estar en contacto.
En el elegante vestíbulo decimonónico de la estación de Przemysl, muy cerca de la frontera entre Polonia y Ucrania, no cabe un alma. Desde el pasado jueves, cuando comenzó la invasión rusa, se ha convertido en la zona cero de la crisis de refugiados. Aquí llegan cada día decenas de trenes con miles de personas, los pocos que han conseguido subir a bordo en unos vagones atestados, la principal vía de escape de la guerra. "Desde Leópolis hasta aquí tardamos 30 horas y tuve que ir de pie todo el rato. Era como el metro a hora punta pero durante 30 horas", cuenta a RTVE.es Alina, una treintañera ucraniana que ahora espera agotada a otro tren para ir a Varsovia. Leópolis, la última gran ciudad ucraniana antes de llegar a Polonia, está a menos de 100 kilómetros de la frontera y un tren en condiciones normales tardaría menos de tres horas. Cada vez que llega un tren las autoridades fronterizas polacas tienen que controlar los documentos de los refugiados. Esto, sumado al complicado tránsito desde un país en guerra, provoca que los retrasos sean largos, de hasta 16 horas. El cansancio y la desesperación se mezclan con la confusión en la ajetreada estación, pero también por el alivio de haber salido de Ucrania. Cada tren puede llegar a llevar hasta 2.000 personas, sobre todo mujeres y niños -por comparar, en un AVE hay cerca de 400 plazas-. Los asientos están reservados para los más pequeños y los ancianos, por lo que el resto, como Alina, tiene que ir de pie. Asegura que lleva cinco días sin dormir, justo desde que empezó el conflicto.
Daria Kaleniuk, una periodista ucraniana que trabaja para el Centro de Acción Anticorrupción, ha protagonizado este martes la rueda de prensa del primer ministro británico, Boris Johnson, en Varsovia. En un emotivo alegato, Kaleniuk ha pedido al Reino Unido y la OTAN que impongan una zona de exclusión aérea sobre su país para proteger a los ucranianos de las bombas de Rusia. "Usted viene aquí a Polonia, pero no a Kiev o a Leópolis. Porque tiene miedo. Porque la OTAN no está dispuesta a defendernos y tiene miedo a la III Guerra Mundial, pero ya ha empezado", le ha dicho a Boris Johnson la periodista, que consiguió salir de Ucrania hace dos días y ha contado que tiene a su familia y compañeros de trabajo "llorando y escondidos". "Usted habla de más sanciones", ha seguido emocionada, pero "solo veo a mi familia y equipo llorando. No sabemos dónde huir". Al terminar, Boris Johnson le ha agradecido su intervención diciéndole que es "plenamente consciente de que no es suficiente lo que hacemos" y que el "derribar aviones rusos supondría un combate directo con Moscú"