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Nueva matanza en Siria. 80 personas, entre ellas muchos niños, han sido asesinadas en un ataque que la oposición atribuye a las fuerzas de Bashar al Assad, y que el régimen niega, acusando a grupos armados. La indignación internacional crece mientras, sobre el terreno, los observadores de la ONU denuncian que no les dejan llegar al lugar de la masacre.

Los grupos opositores sirios han denunciado que varias decenas de personas fallecieron este miércoles en la aldea de Al Qubeir, en la provincia central de Hama, en una nueva masacre perpetrada por las fuerzas del régimen sirio de Bachar al Asad. Esta localidad fue primero bombardeada por el ejército y luego atacada por los "shabihas" (matones del régimen) y miembros de las fuerzas de seguridad, explicó a Efe vía internet el activista de Hama Abu Hisham. Abu Hisham aseguró que las víctimas mortales alcanzan el centenar y que la mayoría fueron ejecutadas, mientras que los grupos opositores Comités de Coordinación Local y Comisión General de la Revolución, confirmaron la muerte de 78 y 30 personas, respectivamente. La mayoría de las víctimas, entre las que hay mujeres y niños, fueron asesinadas con armas de fuego y armas blancas, mientras que un gran número de casas fueron quemadas.

En Siria, el presidente, al Asad se ha dirigido a la nación en una de la escasas apariciones públicas que ha realizado desde que comenzó la revuelta, hace catorce meses. Ha sido un discurso ante el Parlamento, que se produce después de que la ONU condenase la matanza de Hula, en la que murieron 108 personas, y tras haber pedido una investigación imparcial.

Naciones Unidas cree que la matanza de más de cien civiles hace una semana en la ciudad siria de Hula puede constituir un crimen contra la humanidad. Lo dice la alta representante de la ONU para los Derechos Humanos, mientras la oposición al régimen de Al Asad denuncia una nueva masacre.