En uno de sus últimos informes para la ONU, el equipo de Francesca Albanese entrevistó a niños de Gaza. Hoy están todos muertos.
"Es un trauma con el que tengo que vivir", reconoce esta abogada italiana especialista en derechos humanos, que no puede pisar Palestina. Israel no se lo permite. Ni a ella ni a otros altos funcionarios de la ONU.
"Estamos viendo el primer genocidio transmitido por sus víctimas", denuncia respaldando los argumentos de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. Pide que los países más poderosos actúen para conseguir un alto el fuego incondicional, permanente y duradero.
"Palestina se está convirtiendo hoy en día en un paradigma de injusticia. Y está movilizando tanto a la gente del norte como a la del sur. El norte y las capitales están protestando porque esto hay que solucionarlo, y puede ser un momento de solidaridad entre el norte y el sur. Pero de nuevo, estamos sí, algunas veces las decisiones son tomadas por gente que no escucha a la calle".
El prestigio de Europa o Estados Unidos no es lo único que está en juego, alerta esta abogada, sino la justicia: la política sin leyes, asegura, se convierte en criminal.
Cuando empezó la guerra en octubre de 2023, Cisjordania y Gaza quedaron divididos. Nadie puede salir de estos territorios sin el permiso del Gobierno israelí, a no ser que se tenga que recibir un tratamiento médico que no se puede recibir en Gaza.
Afaf, gazatí, cuenta que cuando comenzó la guerra estaban en Cisjordania y no han podido regresar. Mientras que acompañaba a su nieto en el hospital, varios soldados israelíes irrumpieron allí: "Se llevaron a los que ya habían terminado el tratamiento. Algunos fueron encarcelados, otros deportados, y otros se quedaron en la calle". "¿Dónde está la justicia?”, se pregunta.
Sin saber si sus casas están destruidas, o si un ataque habrá matado a sus familias, los palestinos van a regresar a sus casas aunque estén destruidas, cuenta una joven palestina: “Si es necesario, viviremos encima de los escombros, pero volveremos”.
El programa de Las Mañanas de RNE se ha emitido este viernes en un formato especial desde Jerusalén. Bajo la dirección de Íñigo Alfonso, RNE ha estado a tres kilómetros de la Franja de Gaza en uno de los kibutz que fueron atacados por Hamás el 7 de octubre. En estos días, tal y como ha explicado Alfonso, han hablado con autoridades, con varios escritores y no han encontrado mucho optimismo, "el país está en guerra y aún queda tiempo para que finalice". También ha estado en territorio palestino, en Cisjordania, y ha visto el muro que separa en la ciudad de Belén las vidas de muchas personas. El conflicto hunde sus raíces en décadas de enfrentamiento. Alfonso, entrevistado en 24h, asegura tras el especial de RNE que las diferentes culturas conviven en esta ciudad, dividida en cuatro zonas y la convivencia es "frágil aunque en estos momentos pacífica", todo "depende de un equilibrio tan sumamente frágil que no saben cuando puede estallar la violencia". Es un lugar en el que "cada uno sabe dónde esta el limite del otro. Convivir es una de las tareas más complejas", ha asegurado.
En Líbano viven aproximadamente 270.000 palestinos en campos de refugiados, entre los que destacan el de Sabra y Shatila. Los primeros llegaron en 1948 con la fundación del Estado de Israel, cuando se produjo lo que ellos conocen como 'La Nakba'. "Los palestinos viven en una situación muy precaria y sin ningún tipo de derecho (…) Pero la identidad es lo único que no han perdido", cuenta Sara Alonso, enviada especial al campo de refugiados de Shatila. Aunque siguen los bombardeos en Gaza, Líbano asegura garantizar a los palestinos su derecho al retorno. "Casi nadie sabe qué le depara el futuro", señala Alonso.
Mientras aumenta la tensión en la frontera del país, con el conflicto entre Hizbulá e Israel, 80.000 personas ya han sido desplazadas hacia el sur. "Todo el mundo tiene miedo, pero la situación ahora no parece indicar que vayamos a una guerra total", afirma el vicepresidente de la región sobre una posible guerra a gran escala. Pese a esto, los hospitales ya se preparan para lo peor.
La enviada especial de RNE, Cristina Sánchez, charla cerca del muro de Belén, junto a uno de los asentamientos israelíes, con Omar Hayasle, palestino que denuncia sufrir violencia por parte de Israel desde 2010, cuando su casa quedó en un territorio considerado israelí. Omar dice que no solo viven enfocados con cámaras de seguridad israelíes, sino que han soportado que los ataques hayan matado a su ganado, lo que les ha obligado a abandonar sus tierras: “Proteger mi casa es proteger mi patria”, defiende Hayasle, que también tuvo que soportar cómo su mujer embarazada perdió a su bebé por la extrema violencia de cinco soldados que la golpearon en su casa.
Hassan Aed Rabó, del departamento de prisioneros, cuenta cómo han empeorado sus condiciones en prisión: “Las fuerzas israelíes tienen carta blanca para hacer cualquier tipo de violencia con los prisioneros”.
La escritora Lama Kharter fue una de las detenidas tras el 7 de octubre. Asegura que fue amenazada con ser violada por los soldados israelíes y encarcelada en condiciones insalubres. Ya ha sido liberada, pero asegura que aún la amenazan con volver a prisión.
En el programa especial de Las Mañanas de RNE desde Jerusalén, recorremos parte del muro que divide Cisjordania desde 2002. Lo hacemos de la mano de dos palestinos, Shereen Dagani, compañera de Radio Exterior, e Ishac Zorob, que tiene un negocio de comida para llevar. Ya antes del 7 de octubre, el bloqueo israelí había llevado a la población civil de la Franja de Gaza a una situación desesperada. En Cisjordania, asisten a un repunte de la tensión y la Autoridad Nacional Palestina hace esfuerzo por tratar de frenar como puede el avance de Hamás en este territorio. Si hay un símbolo de las consecuencias de la ocupación israelí, es el muro que divide Cisjordania. El gobierno israelí de Ariel Sharon lo comenzó a construir en 2002, decía, por razones de seguridad, para blindarse de los atentados. Pero más allá, ha tenido consecuencias sociales, económicas y vitales sobre la población civil muy difíciles de cuantificar. Unas consecuencias que se unen a las de una nueva guerra en Gaza.
Miles de personas han huido del norte de Israel ante la posibilidad de que se reactive la guerra con Hezbolá , el grupo terrorista que lanza sus ataques desde Líbano. Tienen miedo y hablan de un conflicto inevitable y de serias consecuencias, dado el poder con el que cuenta Hezbolá: “No es enfrentarse a Hamás. Son mucho más poderosos”, cuenta la joven Hadar, desplazada, en RNE. Muy pocos han preferido quedarse en pequeñas comunidades agrarias, llamadas moshav, en las que viven en esa zona fronteriza. Saben que les espera un tiempo duro, pero están dispuestos, dicen, a asumir las consecuencias. Les apoyan voluntarios como Gidi, que también charla con nuestra corresponsal en la zona, Laura Alonso.
El Padre David Steffy, encargado de la Santa Sede para el Centro Notre Dame de Jerusalén, nos cuenta que la ciudad intenta volver poco a poco a la normalidad aunque reconoce que hay una depresión que afecta a todos los habitantes. “Todos, árabes, cristianos y judíos sentimos un dolor muy fuerte. Aunque con esperanza, siempre”
El Padre Steffy asegura que uno de los problemas es que la ciudad se ha quedado sin peregrinos. "Esto es lo que pesa sobre la gente, cómo va a ser el futuro, si podremos tener la seguridad de tener trabajo y ayudar a nuestras familias", expresa en el programa especial de 'Las Mañanas de RNE'.
Jerusalén es una ciudad en la que conviven varias comunidades y tres religiones: judíos, árabes y musulmanes viven en un equilibrio imperfecto y más distanciadas que nunca tras el inicio de la guerra el 7 de octubre. Nuestra corresponsal, Laura Alonso, nos habla de esa convivencia marcada por los continuos controles de Israel a los ciudadanos palestinos, y de cómo es vivir en una ciudad donde se mezclan continuamente las culturas, los olores y los sonidos de la vida cotidiana de estos tres grupos.
Además, paseamos por la Ciudad Vieja con Mónica Rodríguez, una arquitecta española que lleva un año y medio trabajando en Jerusalén. Mónica nos explica cómo es esa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes. "Creo que las tres comunidades están yuxtapuestas más que juntas. Se invaden unas a otras. Van buscando los límites de hasta dónde puedo llegar para invadir al otro sin que se, sin que se enfade o hasta que se enfada un poquito incluso", nos cuenta.
El 7 de octubre, los kibutz fueron arrasados y muchas personas fueron masacradas. Hasta 240 fueron tomadas como rehenes por Hamás. Entre ellos, miembros de la familia de Jimmy Miller. "Cada día que están ahí es un peligro", asegura Miller, que confía en que los estén cuidando, aunque es difícil mantener la esperanza conforme pasan los días.
Miller pertenece al movimiento de solicitud para que se libere a los secuestrados e insiste en que no son el enemigo. También pide compasión a Hamás para que libere a los niños: "Si tienen corazón, tienen que liberarlos".
El escritor israelí, David Grossman, confiesa en ‘Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso’ que está muy preocupado por la situación que vive su país y es crítico con la actuación de su gobierno. "Nadie sabe decir hacia dónde vamos o qué plan hay para el día después de la guerra. No sabemos cómo quiere terminar esta guerra ni cuándo finalizará", afirma Grossman, que cree que la resolución del conflicto pasa por el diálogo y la empatía. "Hay que tratar de entender por qué el otro piensa o actúa así. Tenemos que abordar cómo viven los palestinos para tratar de caminar hacia la convivencia. No tendremos una paz duradera con el mundo árabe si no la tenemos con los palestinos. Si no resolvemos la ocupación no hay posibilidades para una vecindad pacífica", asegura el escritor, que, no obstante, reconoce que ahora mismo le cuesta ser optimista. "Creo que hay gente que puede contribuir a este objetivo. Son pocos, y es verdad que tras el 7 de octubre es difícil encontrar el valor para que los israelíes y palestinos puedan superar los estereotipos y superemos la violencia".
Una de las consecuencias de la guerra entre Israel y Hamás es que muchos palestinos han perdido su trabajo, especialmente en Belén, una localidad que vive del turismo religioso y en la que trabajaban muchos artesanos palestinos que ahora no pueden entrar en Israel. "Aquí han parado muchas cosas, sobre todo el turismo. No hay peregrinos", nos cuenta Daniel Yacoub, artesano de la madera en Belén, que mantiene abierto su taller. "La mayoría de los trabajadores están en casa, sentados, sin trabajo. Es un desastre. Si la gente no trabaja, ¿dónde va a comer", lamenta Daniel, que asegura habían vivido algo tan duro como esto. "Ha habido muchas guerras, pero duraban 20 días. Esta dura ya más de 100".
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, urge a la creación de un Estado palestino "realista y viable", en el programa especial de 'Las Mañanas de RNE' desde Jerusalén. ¿Hay riesgo de que este conflicto se desborde y se reactive en otros frentes? "Sí, por supuesto. Es un riesgo que sigo muy de cerca y que me preocupa [...] Califico de auténtica catástrofe si se extendiera al Líbano", expresa Albares.
El ministro considera que la solución para poder vivir en paz y seguridad es "Gaza y Cisjordania bajo una única autoridad palestina, conectados por un corredor, con una salida al mar y un puerto en Gaza y con su capital en Jerusalén Este". Sobre la relación de España con Israel tras las acusaciones de alinearse con Hamás, Albares asegura que "queremos tener las mejores relaciones", pero insiste en la posición española: "No me resignaré nunca a que Oriente Medio tenga que ser sinónimo de guerra, refugiados y civiles muertos".
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Israel, Lior Haiat, asegura que su país seguirá bombardeando la Franja de Gaza hasta que no haya eliminado por completo a Hamás. "Seguiremos luchando hasta que lleguemos a todos los líderes y a cada uno de los terroristas de Hamás. No va a ser una guerra corta", afirma Haiat, que insiste en que la actuación militar de Israel está justificada. "Nuestras vidas está por encima de la opinión pública. Quien no apoya a Israel en su guerra de autodefensa, está del lado de Hamás", sentencia.