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La complicada relación entre el presidente de Israel y el de Estados Unidos es una de las revelaciones del nuevo libro del periodista Bob Woodward. En sus páginas habla del tira y afloja de los últimos meses entre Joe Biden y Benjamín Netanyahu, que este miércoles mantendrán una conversación telefónica después de 48 días sin llamarse. Desde que empezó la guerra, sus conversaciones son cada vez más tensas.

En primavera, cuando el Ejército israelí mató a siete trabajadores de la ONG del chef José Andrés Biden llegó a decirle a Netanyahu que el apoyo de Estados Unidos podía cambiar. Ahora el libro cuenta que en privado iba más allá: "Ese hijo de perra, Netanyahu, es una mala persona", les dijo a sus ayudantes, convencido de que su aliado buscaba su propio beneficio político.

Morían miles de civiles palestinos y la Casa Blanca bloqueó un envío de bombas de gran tamaño, pero a pesar de la frustración con el curso de la guerra, han seguido dándole armas a Israel, en cantidades récord.

Foto:  The White House/Handout via REUTERS 

Mientras muchos huyen del sur del Líbano, hay un grupo de religiosos españoles que ha decidido quedarse a pesar de la guerra. Allí mantienen un proyecto de ayuda a familias desplazadas. 

La guerra en Líbano ha vaciado los pueblos del sur del país donde los ataques son más intensos, pero hay un centro, no muy lejos de la frontera, donde religiosos y voluntarios, han decidido quedarse porque -dicen- ahora es cuando más se les necesita. 

Cada día, desde que comenzó la ofensiva israelí, acogen por unas horas a decenas de niños de aldeas próximas. Se les da al menos una comida y se les proporciona un lugar seguro donde olvidarse de la guerra.

No hay tiempo para el miedo en este equipo formado por personas de 7 confesiones, que atienden a más de 1.300 familias, a las que también reparten ayuda humanitaria y que, son, según dicen, un ejemplo de resiliencia.

El proyecto Fratelli comenzó hace 10 años para ayudar sobre todo a niños de familias refugiadas sirias, pero ahora se enfrentan a un nuevo reto: la avalancha imparable de los desplazados libaneses. 

FOTO: EFE/EPA/STR

Las playas de la costa sur de Líbano están vacías y los barcos pesqueros permanecen amarrados en el muelle. Los pescadores están cumpliendo una orden del ejército israelí, que les ha pedido que no salgan al mar si no quieren arriesgar sus vidas. "Necesitamos comer y alimentar a nuestras familias. Si no trabajamos terminaremos mendigando en la calle", asegura a TVE Mohammed, pescador en Sidón.

El Ejército israelí se prepara para combatir a los milicianos de Hizbulá también por vía marítima y ha advertido a la población que evite las zonas costeras. La orden afecta solo en Sidón a unos 500 pescadores que han tenido que parar su actividad. La lonja, siempre animada y repleta de pescado fresco, está más vacía que de costumbre y los pescadores que salgan a faenar lo harán asumiendo el riesgo.

Foto: AP Photo/Mohammed Zaatari

Beirut ha despertado, un día más, entre columnas de humo y con el sonido de los bombardeos en los suburbios del sur. Pero hoy, la inquietud se ha trasladado, sobre todo, a las zonas costeras. A 40 kilómetros de Beirut, está Sidón, una de las ciudades más antiguas del mundo, en la costa mediterránea y que vivía hasta ahora de la pesca, el comercio y el turismo. 

El Ejército israelí ha advertido a los pescadores y a los bañistas que no salgan al mar. Porque podrían atacar también por vía marítima. 

La ciudad tenía unos 50.000 habitantes antes de la ofensiva israelí. Ahora han venido miles de desplazados por la guerra. 

El ejército israelí ha advertido de que podría atacar a milicianos de Hezbolá por mar y por eso ha pedido a la población que se mantengan alejados de la costa. Lo que puede ser una ruina para el comercio y la pesca en esta localidad.

Las fuerzas israelíes anunciaron que sus operaciones en Líbano iban a ser limitadas, pero parecen decididas a ampliar cada vez más su ofensiva. 

Paco Camas, director de investigación de opinión pública en IPSOS España, ha hablado en Las mañanas de RNE de que "hay barreras físicas y psicológicas para obtener información en un conflicto bélico". Se debe, por un lado, a la imposibilidad de llegar a todo el territorio o toda la población y, por otro, al estrés que una guerra produce a una población, puesto que "la presión del Gobierno puede dificultar la expresión de nuestra opinión", ha explicado.

Los últimos datos del Centro de Investigaciones estadounidense Pew en Israel aportan información esencial a pesar de las dificultades para obtenerla: 7 de cada 10 israelís defiende la respuesta militar contra Hamás en Gaza, 4 moderadamente y 3 aún espera más. Además, aporta que también 7 de cada 10 (el 68%) confía en que Israel ganará la guerra contra Hamás.

El Telediario 2 se realiza este lunes desde Jerusalén, justo cuando se cumple un año de los ataques de Hamás y de la ofensiva israelí contra Gaza. Desde ahí TVE analiza los distintos frentes de este conflicto que no se ha quedado solo en Israel y Palestina. En este tiempo se ha extendido elevando la tensión en esta zona del mundo, ya de por sí convulsa.

Un equipo del Telediario ha viajado con María Santos, una enfermera española de Médicos Sin Fronteras, hasta Amán, desde donde un convoy de la ONU la trasladará hasta Gaza. Será su primera vez en la Franja, donde estará seis semanas. "En Gaza no existen reglas, no se está seguro en ningún sitio", asegura esta enfermera que antes trabajaba en Murcia y que ha estado en sitios como Angola, Haití, Yemen o Ucrania. Dice sentirse "privilegiada" por poder ir a ayudar a Gaza, aunque sabe que será mucho más difícil que en otros lugares. 

En contra de lo que parece defender Netanyahu, los familiares de los rehenes, 12 meses después, siguen pidiendo al Gobierno israelí que priorice la firma de un acuerdo de tregua con Hamás, cuyas negociaciones están bloqueadas desde el pasado mes de agosto, que permita la liberación de sus seres queridos. 

Muchos temen que la extensión del conflicto hacia el Líbano olvide a los cerca de 100 rehenes israelís que todavía continúan en Gaza.