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Cuando un cardenal sale elegido papa suele cambiar su nombre, pero no siempre ha sido así. En sus primeras apariciones suelen explicar por qué se han decidido por un nombre u otro. Y hay uno, en concreto, que nadie se ha atrevido a elegir. Son anécdotas que rodean la circunstancia de ser papa.

Los dos últimos tuits del cardenal Roger Mahony alientan la esperanza de que este viernes conozcamos la fecha del cónclave.

Poco antes de las 7 de la mañana, el ex arzobispo de Los Angeles, escribía: "Los 115 electores del próximo papa están ya en Roma. Espero que la fecha del cónclave se fije pronto".

Mahony forma parte de la potente delegación norteamericana. Participa en el cónclave pese a que ocultó casos de pedofilia y está apartado de su diócesis. Es uno de los cardenales tuiteros que sigue enviando mensajes.

En la mañana del viernes se celebrará la séptima congregación. Crece la ansiedad. Pero el precónclave es donde sus eminencias tienen mayor capacidad de reflexión y diálogo. Por eso se alargan los tiempos tal y como señaló el jueves el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

Si bien un cónclave es un hecho casi excepcional, el que estamos a punto de vivir tiene características que lo convierten en único: se produce tras la renuncia de un papa, está sacudido por los asuntos de pedofilia y agitado por las intrigas internas desveladas al mundo.

Transparencia y limpieza son dos requisitos que buscan los cardenales, aunque en el cónclave prevalece la cultura del secreto, al menos en lo que se refiere al dossier de Vatileaks.

Por primera vez se reúnen los 115 electores con los cardenales más veteranos en la congregación, en el octavo día de Sede Vacante.

En el Vaticano, a la espera de que los cardenales decidan cuándo empieza el cónclave, en la capilla Sixtina se prepara todo. Los operarios trabajan para acondicionarla antes de las votaciones desde una tarima para proteger el suelo a las mesas y asientos de los cardenales. También han colocado dos estufas, en lugar de una, para quemar los votos de los purpurados, y para generar, y sin fallo, el humo, blanco o negro de la fumata que saldrá por la chimenea.

Esta mañana se ha celebrado la quinta congregación general. Los cardenales quieren conocer en profundidad los problemas de la iglesia y analizarlos sin prisa. Varios de ellos han pedido información sobre los escándalos de la curia, el llamado informe Vatileaks, si bien, dicen algunos analistas, las respuestas dadas hasta ahora, son muy genéricas. Algunos, como el cardenal Kasper han solicitado más tiempo para conocerse mejor y el arzobispo de Chicago ha dicho que no están listos todavía para el cónclave. Otros, dicen los expertos, prefieren acortar los tiempos y evitar así, posibles especulaciones e informaciones sobre nuevos escándalos.

IÑAKI DÍEZ (Corresponsal de RNE en Roma).- La quinta congregación general se reúne hoy, pero seguramente esta tarde se conozca ya la fecha del cónclave. Dado que estamos en cuaresma, por una cuestión de protocolo, el próximo lunes por la mañana podría celebrarse en San Pedro la tradicional misa "pro eligendo romano pontifice", y las primeras votaciones serían por la tarde. Los cardenales italianos abogaban por un cónclave rápido, mientras el quería una discusión más profunda. El Caso Vatileaks planea sobre la congregación. En estos tres días en Roma, los estadounidenses daban una rueda de prensa diaria, pero ayer no lo hiciero. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, habla de la necesidad de "discreción". Más que la orden, el cambio en los americanos se deba a que apuestan por aupar a un hombre: el arzobispo de Washington, Donald Wuerl.

Algunos de los cardenales presentes en la primera reunión preparatoria del cónclave han manifestado su preocupación sobre el caso Vatileaks y su deseo de conocer los documentos privados de Benedicto XVI y la Santa Sede, según ha revelado una alta fuente del Vaticano. Sin embargo, Benedicto XVI dejó claro que el informe sobre los escándalos del Vaticano, que encargó a tres cardenales octogenarios, solo podría ser conocido por su sucesor.