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Muhammad Subat es refugiado sirio. Es periodista. Llego a España hace unos dos años y es uno de los creadores de Baynana, la primera revista bilingüe fundada y gestionada por refugiados en España. Nos cuenta el largo camino que tuvo que recorrer para llegar a España e incide en la idea de que no dejó su país por gusto, sino porque su vida corría peligro. Quiere volver, cuanto antes, reencontrarse con su familia y contar lo que pasa en Siria: “Hay que dar voz, contar qué está pasando en Siria”. Cree que el papel de los medios de ese, contar lo que pasa y se confiesa sorprendido por el nivel de racismo que ha encontrado en España: “Antes de venir pensaba que había menos, hay que cambiarlo. No debemos olvidar que migrar en un derecho”. Gonzalo Fanjul,  que dirige el área de análisis de políticas de ISGlobal e impulsa la Fundación Por Causa dice que sigue siendo un problema que la migración se perciba como una amenaza o un problema humanitario: “Son las personas que cuidan a nuestros hijos, nuestros mayores. No es un fenómeno alejado, está integrado en la sociedad”. Y para terminar de verlo con naturalidad, dice Fanjul, el papel del periodismo es importante.

Algo más de 34.000 personas han llegado a España en lo que va de año en peligrosos y largos trayectos que cada vez se cobran más vidas. Durante el pasado mes de agosto morían 12 personas al día en la ruta canaria. 1200 han perdido la vida en lo que va de año según la Organización Internacional de las Migraciones. Son sólo las muertes documentadas, una estimación que no contabiliza los 'naufragios invisibles'. El control de fronteras, asegura Lorenzo Gabrielli, investigador del GRITIM de la Universidad Pompeu Fabra, no frena la inmigración pero dispara las muertes. Las familias de los fallecidos y desaparecidos piden que se les escuche. Marta López perdió a su cuñado de Senegal y a Ahmir Hacini es amigo y vecino de desaparecidos. Minerva Oso 

Esta ha sido la quinta noche bajo cero para las miles de personas que se agolpan en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Ninguno de los dos países permiten que las ONG o la prensa entre donde están los inmigrantes y son ellos los que proporcionan la mayoría de información. Bielorrusia publica videos donde se ve a personas heridas por la fuerza del ejército polaco. Varsovia acusa a Minsk de estar haciendo propaganda con niños. Para completar la tensión, el presidente bielorruso ha recordado que es un suministrador de gas y amenaza con cortar el grifo. Informa el enviado especial de RNE,  Fernando Martínez.

El fuerte dispositivo policial y militar que controla la frontera entre Polonia y Bielorrusia dificulta el trabajo humanitario de asistencia a los migrantes, que están en condiciones muy duras, sin comida ni bebida, y soportando temperaturas bajo cero... Un equipo de TVE ha podido hablar con algunos de estos activistas y ver cómo prestan su ayuda sobre el terreno.

Miles de migrantes, entre ellos familias enteras con niños, se amontonan en una franja de terreno de la región de Grodno, en Bielorrusia, junto a la valla fronteriza con Polonia, escenario del pulso entre el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko y la Unión Europea

Estos días atrás, las autoridades polacas cuantificaron entre 2.000 y 4.000 el número de personas concentradas frente al paso fronterizo de Kuznica. Sin embargo, este jueves eran unas 800, por lo que creen que algunos se han dispersado a lo largo de la valla, informa Miguel Ángel García, enviado especial de TVE a la cercana localidad polaca de Byalistok.

Bielorrusia afirma que en total son unas 4.000 personas, pero Polonia calcula que puede haber entre 12.000 y 15.000 migrantes intentando cruzar la frontera entre ambos países, 350 kilómetros que en su mayor parte siguen el cauce del río Swislocz.

Si alguno de ellos consigue cruzar al lado polaco, los soldados y policías allí apostados (unos 15.000 efectivosles devuelven "en caliente", incumpliendo el convenio de Berlín que establece que tienen derecho a solicitar asilo. A comienzos de semana, cuando la vigilancia no era tan férrea, algunos consiguieron pasar.

Foto: EFE/EPA/LEONID SCHEGLOV/BELTA 

En la frontera entre Bielorrusia y Polonia miles de personas, procedentes de varios países de Oriente Próximo o África, están acampados en los bosques próximos en la frontera de Polonia, intentando entrar en territorio de la Unión Europea. De la situación de esta personas, de esta crisis humanitaria y de sus posibles soluciones conversamos con Blanca Garcés-Mascareñas, investigadora del CIBOD, centro para la investigación de asuntos internacionales.

Unos dos mil migrantes venidos de Oriente Medio, entre ellos familias enteras con niños, se agolpan desde hace días al otro lado de la valla fronteriza, coronada con concertinas, que separa Polonia de Bielorrusia. Las fuerzas de seguridad polacas, en un despliegue con 15.000 efectivos y que incluye al Ejército, les impiden saltar la valla y entrar en su territorio, que es también el de la Unión Europea.

Varsovia y Bruselas acusan al régimen del presidente bielorruso Alexander Lukashenko de haber orquestado esta crisis y de usar a los migrantes como carne de cañón en su enfrentamiento con la UE, que ha impuesto sanciones a Minsk por las últimas elecciones, consideradas fraudulentas, y su represión de los opositores.

Mira Milosevich-Juaristi, investigadora del Real Instituto Elcano (RIE), asegura que Lukashenko usa a los migrantes para destabilizar la UE. Bruselas no puede premiar a Bielorrusia por una crisis que ella misma ha creado pactando un tratado como el que firmó en 2015 con Turquía para gestionar la migración y que no llegue a las fronteras de la UE. 

En esta crisis, Rusia está respaldando a su aliado, Bielorrusia. 

Foto: MINISTERIO DE DEFENSA POLACO, VÍA REUTERS

Miles de migrantes continúan atrapados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. El gobierno polaco ha militarizado la zona con unos 15000 soldados. Varsovia estudia varias medidas, como el cierre total de la frontera o convocar a los miembros de la OTAN. Mientras tanto, prosiguen las amenazas del presidente bielorruso, Lukashenko, que amaga con cortar el gas a Europa si se imponen más sanciones.

Informan Gabriel Herrero y María Carou.

La UE seguirá tomando medidas contra el régimen de Lukashenko por lo que considera un grave ataque a sus fronteras. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, anuncia que se actuará en tres frentes: conseguir que llegue a la zona ayuda humanitaria, aprobar un paquete de sanciones a Minsk que incluya a las aerolíneas que permitieron la entrada de miles de personas y un debate en la ONU sobre lo que está pasando. Informa la corresponsal en Bruselas, María Carou.

Lafrontera de Polonia con Bielorrusia está totalmente militarizada ante la crisis migratoria. En la zona, la gente tiene miedo, sobre todo los mayores, que vivieron la posguerra de la dominación soviética. Tienen miedo de que entren en sus casas, no saben qué va a pasar. Sin embargo, probablemente pocos habitantes de la zona han visto a migrantes de Oriente Medio. En algún punto de algún bosque de la frontera de Polonia, miles de seres humanos a la intemperie están tratando de entrar en Europa. Y Europa tiene miedo.

FOTO: EFE / EPA / BELTA

Hambre, frío y sed. Esa es la imagen que narran los migrantes desde de lafrontera entre Bielorrusia y Polonia, la entrada a la Unión Europea. Según Bruselas, Bielorrusa los traslada desde Oriente Próximo y principalmente desde Irak, prometiéndoles entrar en territorio europeo y utilizándoles para añadir presión a Europa, como represalia por las sanciones que aplicó contra el régimen de Lukashenko tras las cuestionadas elecciones de 2020. Los migrantes llegan a Minsk en avión y, supuestamente, medios militares bielorrusos les llevan a la frontera de Lituania, Letonia y Polonia.

FOTO: REUTERS / BELTA

Polonia sigue llevando soldados a la frontera con Bielorrusia ante lacrisis migratoria, ya son casi 20.000. Además, tienen en alerta, por si acaso, a 8.000 reservistas y voluntarios de un cuerpo paramilitar. Al otro lado de la alambrada, en Bielorrusia, cientos de inmigrantes aguardan en un campamento improvisado. Esta noche han intentado cruzar hasta tres veces, según el ministro de defensa polaco, y muchos de los que lo han conseguido han sido detenidos y devueltos. Las versiones políticas son distintas, pero su realidad es una: llevan días, niños y bebés incluidos, durmiendo al raso, a cinco grados bajo cero. Ya han muerto al menos 8 personas por hipotermia y les faltan comida y agua.

FOTO: REUTERS / GRODNO REGION

El régimen de Bielorrusia no está permitiendo que los miles de inmigrantes que accedieron gracias a sus facilidades a la frontera europea con Polonia se den la vuelta. Siguen al raso, con temperaturas bajo cero e intentando llegar en pequeños grupos que son bloqueados por el ejército polaco. Se encuentran en tierra de nadie y en lo que parece un callejón sin salida. Informa Gabriel Herrero.

Cientos de personas pasan la noche al raso, en el bosque donde está la frontera entre Bielorrusia y Polonia, en medio del pulso que el régimen de Lukashenko sigue echando a la UE. Polonia y ahora también Lituania han declarado el estado de emergencia. Las autoridades comunitarias culpan a Minsk de usar a seres humanos y el Gobierno responde que no dará ni un paso atrás. Rusia sugiere a la UE que pague a Bielorrusia como paga a Turquia para evitar crisis como ésta. Informa Gabriel Herrero.