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Para este niño de siete años un albergue de refugiados en Polonia está lejos de ser el fin de los problemas, pero es el fin de una pesadilla. Jafa salió de Irak hace un mes. Cinco días, cinco intentos de cruzar la frontera. Le da igual dónde pedir asilo, el caso es no volver. Kalid, sirio, tiene 9 hijos, perosu familia está repartida por varios países. El viaje le costó unos 3.000. A algunos les ha costado más de 12.000. Quiere llegar a un país donde tenga futuro para sus hijos, no puede volver a Siria.

FOTO: REUTERS / BEITA

La crisis migratoria continúa escalando: los encuentran perdidos en el bosque, hambrientos y enfermos. Este bosque, a pocos metros de la frontera militarizada entre la frontera de Bielorrusia y Polonia, es el límite al que las ONG se pueden acercar. Las organizaciones cuentan que, en lo que van de noviembre, han atendido a unas 900 personas en 100 acciones, y unas 3.000 en octubre. 

FOTO: AFP / BELTA

Kasia Staszewska de la ONG Grupa Granica trabaja junto a un grupo de activistas y voluntarios en los bosques que rodean la frontera de Polonia y Bielorrusia donde, solo esta madrugada, ha habido unos 200 intentos de entrada de inmigrantes. La situacion en la frontera es complicado y sus medios escasos, dado que solo los locales pueden acercarse a la zona. Para el resto, Varsovia lo impide, incluida la prensa. Según los datos de esta organización, ya habrían muerto cerca de una decena de personas de frio. Informa desde la zona el enviado especial de RNE, Fernando Martínez.

Radio Nacional ha podido confirmar la existencia de redes de vuelos que trasladan a grupos de migrantes que, con un visado de turista, pueden llegar hasta Minsk con la esperanza de entrar en la Unión Europea. Nuestra corresponsal en Oriente Próximo, María Gámez, ha hablado con algunos de los migrantes que se embarcan en este viaje y con quienes intentan ayudarles. "Nuestra situación era difícil en Irak y he venido aquí. Pero esto es peor", cuenta uno. "Yo soy kurdo", dice otro migrante. Una de las activistas polacas que les ayudan nos ha contado que estas personas vienen de países de Oriente Medio: Irak, Irán, Siria, Líbano, Turquía, Yemen o Egipto. Pagan hasta varios miles de dólares a compañías turísticas que organizan un vuelo y les tramitan un visado, individual o en grupo. Visados que, en muchos casos, tramitan también las embajadas o los consulados bielorrusos. "Las autoridades bielorrusas están organizando vuelos charter desde sus países hasta Minsk", denuncia desde la ONG 'Voces desde Bielorrusia'. Cuando llegan a Minsk, muchos se lo toman como si estuvieran de vacaciones y compran lo necesario, el siguiente paso es llegar al bosque en la frontera con Polonia. Algunos caminan entre 10 y 7 días, otros pueden permitirse un taxi. Allí, muchos han sido despojados de toda su ropa, dinero y posesiones, además de haber sido brutalmente golpeados. Su destino final no es Polonia, algunos quieren llegar a Alemania: para ello les piden otros 2.000 dólares más.

Hoy estamos en Mérida, en el IV Congreso de Periodismo de Migraciones.  En la mesa de análisis contamos con los testimonios de varias voces migrantes como son las de Eileen Truax, directora de Contenidos del Congreso de Migraciones; Andrea Aldana, periodista colombiana y Jefferson Díaz, creador y editor de la newsletter Visa a cualquier parte.

Eileen Truax define la llega de Joe Biden y Kamala Harris al poder en Estados Unidos como un “giro de 180 grados” en las políticas migratorias y la situación de las personas migrantes: “Ahora lo que hacemos es volver a donde siempre hemos estado”, explica. “Hay un sueño americano pero cada cual tiene el suyo. Los motivos para migrar son infinitos”.

Andrea Aldana, por su parte, asegura que “para mucha gente existe el sueño europeo, que vienen tras un deseo” y pone el énfasis en la migración forzada: “Moverse debe ser un acto voluntario. En mi caso me la impusieron. No vienes preparado. Te toca repararte tú y, al mismo, tiempo con los pedazos que tengas vas construyendo”, reflexiona. Jefferson Díaz, por su parte, cree que no existen ni el sueño europeo ni el sueño americano: “Lo que existe para los migrantes, en especial para los forzados, es mucho trabajo. Y hacer entender a las poblaciones de acogida de que nosotros estamos acá para trabajar, aportar, salir adelante y conseguir lo que quizás nuestros países no nos pudieron dar”, reivindica.

Muhammad Subat es refugiado sirio. Es periodista. Llego a España hace unos dos años y es uno de los creadores de Baynana, la primera revista bilingüe fundada y gestionada por refugiados en España. Nos cuenta el largo camino que tuvo que recorrer para llegar a España e incide en la idea de que no dejó su país por gusto, sino porque su vida corría peligro. Quiere volver, cuanto antes, reencontrarse con su familia y contar lo que pasa en Siria: “Hay que dar voz, contar qué está pasando en Siria”. Cree que el papel de los medios de ese, contar lo que pasa y se confiesa sorprendido por el nivel de racismo que ha encontrado en España: “Antes de venir pensaba que había menos, hay que cambiarlo. No debemos olvidar que migrar en un derecho”. Gonzalo Fanjul,  que dirige el área de análisis de políticas de ISGlobal e impulsa la Fundación Por Causa dice que sigue siendo un problema que la migración se perciba como una amenaza o un problema humanitario: “Son las personas que cuidan a nuestros hijos, nuestros mayores. No es un fenómeno alejado, está integrado en la sociedad”. Y para terminar de verlo con naturalidad, dice Fanjul, el papel del periodismo es importante.

Algo más de 34.000 personas han llegado a España en lo que va de año en peligrosos y largos trayectos que cada vez se cobran más vidas. Durante el pasado mes de agosto morían 12 personas al día en la ruta canaria. 1200 han perdido la vida en lo que va de año según la Organización Internacional de las Migraciones. Son sólo las muertes documentadas, una estimación que no contabiliza los 'naufragios invisibles'. El control de fronteras, asegura Lorenzo Gabrielli, investigador del GRITIM de la Universidad Pompeu Fabra, no frena la inmigración pero dispara las muertes. Las familias de los fallecidos y desaparecidos piden que se les escuche. Marta López perdió a su cuñado de Senegal y a Ahmir Hacini es amigo y vecino de desaparecidos. Minerva Oso 

Lucila Rodríguez-Alarcón, directora del Congreso de Mérida de Periodismo de Migraciones y directora de la Fundación PorCausa, recibe a Las mañanas de RNE en la Alcazaba de la ciudad extremeña en la segunda jornada de este encuentro que lleva ya cuatro ediciones. "La migración forma parte de la vida del ser humano desde que es ser humano, somos el resultado de una miríada de migraciones", afirma Rodríguez-Alarcón, que también piensa que "la narrativa anti-migratoria es completamente instrumental" y se utiliza para introducir otras políticas, algo que lleva pasando años pero que, ahora, en su opinión, "es obvio". Además, ha llamado la atención sobre el trato informativo que recibe este fenómeno, que empieza en países "de los que no hablamos", tiene un paso "del que hablamos en exceso, sobre todo cuando lo convertimos en una crisis" y tiene "un perdurar, que es nuestra realidad".

Esta ha sido la quinta noche bajo cero para las miles de personas que se agolpan en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Ninguno de los dos países permiten que las ONG o la prensa entre donde están los inmigrantes y son ellos los que proporcionan la mayoría de información. Bielorrusia publica videos donde se ve a personas heridas por la fuerza del ejército polaco. Varsovia acusa a Minsk de estar haciendo propaganda con niños. Para completar la tensión, el presidente bielorruso ha recordado que es un suministrador de gas y amenaza con cortar el grifo. Informa el enviado especial de RNE,  Fernando Martínez.

El fuerte dispositivo policial y militar que controla la frontera entre Polonia y Bielorrusia dificulta el trabajo humanitario de asistencia a los migrantes, que están en condiciones muy duras, sin comida ni bebida, y soportando temperaturas bajo cero... Un equipo de TVE ha podido hablar con algunos de estos activistas y ver cómo prestan su ayuda sobre el terreno.

Hablamos con Blanca Garcés-Mascareñas, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (CIBOD), de la crisis humanitaria entre Bielorrusia y Polonia. Asegura Garcés-Mascareñas que ha sido la propia Unión Europea la primera responsable de este uso de las crisis migratorias como arma política por parte de los diferentes gobiernos.

Miles de migrantes continúan atrapados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. El gobierno polaco ha militarizado la zona con unos 15000 soldados. Varsovia estudia varias medidas, como el cierre total de la frontera o convocar a los miembros de la OTAN. Mientras tanto, prosiguen las amenazas del presidente bielorruso, Lukashenko, que amaga con cortar el gas a Europa si se imponen más sanciones.

Informan Gabriel Herrero y María Carou.

La UE seguirá tomando medidas contra el régimen de Lukashenko por lo que considera un grave ataque a sus fronteras. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, anuncia que se actuará en tres frentes: conseguir que llegue a la zona ayuda humanitaria, aprobar un paquete de sanciones a Minsk que incluya a las aerolíneas que permitieron la entrada de miles de personas y un debate en la ONU sobre lo que está pasando. Informa la corresponsal en Bruselas, María Carou.

Lafrontera de Polonia con Bielorrusia está totalmente militarizada ante la crisis migratoria. En la zona, la gente tiene miedo, sobre todo los mayores, que vivieron la posguerra de la dominación soviética. Tienen miedo de que entren en sus casas, no saben qué va a pasar. Sin embargo, probablemente pocos habitantes de la zona han visto a migrantes de Oriente Medio. En algún punto de algún bosque de la frontera de Polonia, miles de seres humanos a la intemperie están tratando de entrar en Europa. Y Europa tiene miedo.

FOTO: EFE / EPA / BELTA

Hambre, frío y sed. Esa es la imagen que narran los migrantes desde de lafrontera entre Bielorrusia y Polonia, la entrada a la Unión Europea. Según Bruselas, Bielorrusa los traslada desde Oriente Próximo y principalmente desde Irak, prometiéndoles entrar en territorio europeo y utilizándoles para añadir presión a Europa, como represalia por las sanciones que aplicó contra el régimen de Lukashenko tras las cuestionadas elecciones de 2020. Los migrantes llegan a Minsk en avión y, supuestamente, medios militares bielorrusos les llevan a la frontera de Lituania, Letonia y Polonia.

FOTO: REUTERS / BELTA

Polonia sigue llevando soldados a la frontera con Bielorrusia ante lacrisis migratoria, ya son casi 20.000. Además, tienen en alerta, por si acaso, a 8.000 reservistas y voluntarios de un cuerpo paramilitar. Al otro lado de la alambrada, en Bielorrusia, cientos de inmigrantes aguardan en un campamento improvisado. Esta noche han intentado cruzar hasta tres veces, según el ministro de defensa polaco, y muchos de los que lo han conseguido han sido detenidos y devueltos. Las versiones políticas son distintas, pero su realidad es una: llevan días, niños y bebés incluidos, durmiendo al raso, a cinco grados bajo cero. Ya han muerto al menos 8 personas por hipotermia y les faltan comida y agua.

FOTO: REUTERS / GRODNO REGION