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Las menores no acompañadas que entraron en Ceuta hace seis meses están siendo objeto de especial protección porque, a la condición de vulnerable por ser menor, se le añade la condición de ser niña. Algunas de estas menores han sufrido abusos en la frontera y salen de situaciones familiares muy complicadas que, poco a poco, van detectando las ONG que trabajan sobre el terreno. Viven separadas de los chicos y, a diferencia de estos, no se las ve deambular por las calles. Muchas llegaron con una mochila cargada de violencia o abusos como nos cuenta Francisco Muñoz, director de las casas de acogida para las niñas que gestiona la Asociación Engloba en Ceuta. "Sus familias no quieren que vuelvan a Marruecos porque saben que es una oportunidad para ellas", explica Francisco.
Además, escuchamos el testimonio de Muna, una joven que hasta ahora vivía en los chalets con las niñas pero que, como acaba de cumplir 18 años, ya ha sido expulsada del sistema de protección de menores. "No tengo miedo. Estoy mejor aquí que en Marruecos. Si me sacan de Ceuta, volvería a hacer lo mismo: intentar entrar aquí nadando", asegura.

El presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, defiende la actitud que tuvo el pueblo de Ceuta con la entrada masiva de inmigrantes de la que se cumplen seis meses y pide trabajo diplomático para evitar que esto vuelva a pasar: "Hacen falta medios, infraestructuras y mucha acción diplomática para que esto no vuelva a ocurrir. Sin la colaboración de Marruecos es muy difícil que la frontera funcione". Quiere que la frontera se abra con “condiciones” y que las autoridades marroquíes colaboren. También espera que haya trabajo con Marruecos para abordar el problema de la pobreza infantil. Reconoce que la gran mayoría de menores no quiere volver, pero recuerda que la ciudad no tiene recursos para atenderlos como necesitan: “No somos una ciudad presidio. Tenemos que buscar un equilibrio. Es un asunto de estado. Imagine que Madrid tuviera que acoger a medio millón de personas en un día”. Concluye reconociendo preocupación por la utilización de este tema por determinados partidos políticos, pero añade que la sociedad es madura y que Ceuta ya ha dado mucho ejemplo.

Mohamed, Said, Mohamed. Son tres ejemplos de menores que prefieren dormir en el puerto de Ceuta y pedir comida en la puerta de los supermercados antes de ir a un centro. Tienen miedo de ser devueltos a Marruecos. Su sueño es llegar a la península y de alguno ya lo ha intentado colgándose de los bajos de un camión, para llegar al ferry y salir de Ceuta. Ellos son 3 de los 130 niños que el Gobierno ceutí calcula que viven en la calle, sin higiene ni educación. Informa Minerva Oso.

La coordinadora de Emergencias de Save the Children en CeutaNeus Arnal, insiste en que es fundamental que los menores que entraron en la ciudad autónoma hace seis meses sean trasladados a la Península para que puedan recibir la atención y los recursos especializados que necesitan. “Estamos en un callejón sin salida del que son víctimas todas las personas que entraron en mayo. Es hora de poner sobre la mesa lo que falta por hacer”, asegura Arnal. Según la ONG, el 99% por ciento de los menores no quiere regresar a Marruecos a pesar de las circunstancias difíciles en las que se encuentran en Ceuta. “Nos dicen que es un país en el que no pueden encontrar un futuro digno. Muchísimos de ellos huyen de violencia intrafamiliar o de género, han sido víctimas de trata, de mendicidad forzosa o han intentado ser raptados para ser víctimas de tráfico de órganos”, nos cuenta Arnal.

Dos veces a la semana, voluntarios de Cruz Roja mapean y peinan la ciudad de Ceuta buscando a inmigrantes, algunos menores, que viven en la calle. Intentan que no pasen la noche al raso. Noches con viento, con humedad, con frío. Los trasladan a las ya famosas naves del Tarajal, donde tienen comida y una cama caliente. De allí pueden entrar y salir, pero ellos no lo saben. Por eso muchos no quieren ir. Les da miedo ser devueltos a Marruecos. Ha pasado toda una noche con un grupo de voluntarios Sara Calvo y lo cuenta en este reportaje.

Aya y Mohamed son menores. Entraron en Ceuta a nado hace justo seis meses. Ahora estudian en uno de los institutos de la ciudad. Echan de menos a su familia, pero no quieren volver. Quieren aprender, formarse, avanzar y volver a entrar a Marruecos cuando tengan medios para ayudarles. Con ellos trabajan profesionales como Abdeselam Hamed que nos cuenta la fortaleza física y mental que han demostrado estos chicos. Él cree que su evolución irá a más y confía en tener grandes resultados a final de curso. Concluye que han empezado a integrarse y está seguro que terminarán de hacerlo cuando dominen del todo el idioma. Es un reportaje de Iñigo Alfonso.

Han pasado seis meses de la llegada masiva de migrantes a Ceuta, que recibió a más de 10.000 en pocas horas. Marruecos facilitó esa situación como represalia por la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali. La ciudad autónoma se desbordó en poco tiempo. En el Telediario hemos recorrido sus calles para ver cómo están las cosas medio año después. De momento la repatriación de menores ha quedado en el aire, paralizada por una orden judicial.

En los últimos meses, se han visto algunos gestos diplomáticos de acercamiento entre Madrid y Rabat, pero poco ha cambiado sobre el terreno. Rabat mantiene suspendido el paso de mercancías a Ceuta desde hace dos años. Las consecuencias de ese prolongado cierre comercial no solo se notan en la ciudad española sino sobre todo a los habitantes del otro lado de la frontera.

foto: EFE/ Mohamed Siali

Por primera vez en muchos días pasan la noche a resguardo. Cientos de migrantes en la frontera de Bielorrusia con Polonia reciben comida, agua y un techo donde guarecerse. Pero, dicen, con la vista ya puesta en volver a su país. La propaganda Bielorrusia muestra su lado más compasivo con este albergue al tiempo que difunde estas imágenes: declara que son fuerzas lituanas alejando de la frontera a los migrantes, aunque Lituania asegura que muestran a agentes bielorrusos azuzándoles para que entren en Europa. Mientras, desde el lado polaco insisten en que los migrantes cada vez son más agresivos.

FOTO: EFE / BELTA

Crece la tensión en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, donde se han producido enfrentamientos entre la policía polaca y cientos de migrantes que trataban de pasar. Dos horas de enfrentamientos que han dejado, al menos, un policía herido grave. Polonia insiste: el régimen de Minsk les alienta a cruzar y se plantea pedir ayudar a la OTAN. De momento, la policía polaca ha recurrido a cañones de agua y gases lacrimógenos mientras los migrantes que trataban de cruzar respondían con piedras.

FOTO: AFP / BELTA

La tensión aumenta en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, en la que se concentran miles de migrantes venidos de Oriente Medio con la intención de entrar en territorio polaco.

Los agentes de seguridad polacos apostados al otro lado de la valla en el paso fronterizo de Kuznica han usado cañones de agua, gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra la multitud concentrada en el otro lado, después de que estos les arrojaran piedras y rompieran la valla, según han informado las autoridades polacas.

Imágenes facilitadas por el Ministerio de Defensa y la Guardia de Fronteras muestran la escalada del enfrentamiento. Minutos después, los migrantes se han retirado de la alambrada.

Seis meses después de la entrada de miles de migrantes en Ceuta a través de la frontera de El Tarajal, centenares de menores siguen en la ciudad autónoma. Muchos de ellos viven en la calle por temor a ser devueltos a Marruecos, mientras las ONG piden más recursos para que se les acoja en condiciones adecuadas. Save the Children asegura que el 99% de ellos no quiere volver a su país. Algo en lo que coincide Abdel-Shelam Hamed Amar, profesor técnico de servicios a la comunidad, que trabaja en uno de los centros a los que acuden estos menores para formarse. Muchos no habían ido antes a la escuela y apenas hablan español. "La principal barrera es la idiomática. Trabajamos mucho en la inmersión lingüística para que manejen el castellano cuanto antes. Ninguno de ellos quiere volver a Marruecos porque su situación económica es muy precaria. Quieren llegar a la Península para trabajar o seguir estudiando y poder ayudar a sus familias", nos ha contado.

Ibrahim quiere escapar con su hijo de su país, un Líbano inmerso en una profunda crisis económica. El objetivo es Bielorrusia. "Es el único país que permite que lleguemos a Europa. Nuestra única oportunidad", se lamenta. Allí, las agencias ofrecen vuelos por unos mil euros, pero ya están llenos. En Minsk esperan ya muchos migrantes que sí lo han conseguido. Fue fácil, dice este iraquí: "Pagué 2.040 dólares". A dos hombres, en el lado polaco, les atiende una ONG con síntomas de congelación y al borde de la hipotermia. Al menos ocho han muerto ya por el frío.

FOTO: REUTERS / BEITA

"Bielorrusia os ha traído engañados, no podréis pasar". Es el mensaje que la policía polaca ha lanzado en árabe a los migrantes al otro lado de la frontera, en suelo bielorruso. Mientras, aumenta la militarización de la zona con la llegada de tropas a ambos lados de la valla. La Unión Europea prevé ampliar este lunes las sanciones a Bielorrusia, incluyendo a líneas aéreas o agencias de viajes responsables de la actual situación en la frontera polaca. Lo ha anunciado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que ha afirmado que Minsk utiliza a los migrantes en represalia por anteriores sanciones.

FOTO: AFP / BELTA