En la relación entre Israel y Palestina una de las etapas más violentas fue la que se conoció como Segunda Intifada. Tuvo un alto coste humano, social y económico y algunas de sus consecuencias se siguen notando. Este martes se cumplen 20 años de su inicio. La visita a esta explanada de las mezquitas por parte del entonces líder del Likud Ariel Sharon desató la ira de los palestinos. Comenzaron entonces sangrientos enfrentamientos en los que se cometieron todo tipo de atrocidades por parte del ejército israelí y por parte de los palestinos, con atentados suicidas.
Murieron más de 5.000 personas, la mayoría palestinos y civiles. Algunos apuntaron a todo un plan trazado por el entonces líder palestino Yaser Arafat. Otros consideran que el levantamiento era inevitable tras los fracasos de paz de Camp David y los Acuerdos de Oslo. En cinco largos años de Intifada, Sharon terminó siendo primer ministro, y la muerte de Arafat supuso un vuelco en la dirigencia palestina, que se fracturó entre Al Fatah y Hamás.
Otra de las consecuencias de aquella segunda Intifada fue la construcción de vallas y muros. Israel los considera imprescindibles para su seguridad. Para los palestinos y buena parte de la comunidad internacional simbolizan un régimen de segregación, de "apartheid".