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La explosión de miles de dispositivos de comunicación de Hizbulá es una maniobra de guerra híbrida, que sorprende a expertos como el especialista en ciberseguridad Antonio Fernández. Los buscapersonas y walkie talkies son, en principio, una tecnología más segura que los móviles, pero el supuesto ataque a la cadena de suministro ha desencadenado decenas de muertes. Todo ello apunta a una escalada de tensión en el conflicto.

Hasta 14 muertos y más de 450 heridos en la segunda oleada de explosiones en Líbano. Pese a que han detonado menos dispositivos que en la jornada anterior, las víctimas han sido mayores ante la mayor carga explosiva que contenían dichos aparatos. El modus operandi parece haber sido el mismo que los del martes con los aparatos buscapersonas. Hizbulá ha culpado a Israel y anuncia un castigo, mientras el país mantiene silencio sobre la autoría, pese a que Tel Aviv ha señalado que, con Gaza controlada, el interés del ejército israelí se centra en el grupo chií.

Israel no comenta nunca sus operaciones en el extranjero, pero todas las miradas apuntan al Mossad, a su servicio de inteligencia. Hay muchas incógnitas sobre cómo se organizó el ataque contra Hizbulá. Lo que parece indudable es que esos equipos de comunicación, que eran nuevos, fueron manipulados fuera del Líbano, antes de que llegaran a manos del grupo chií. 

En uno de los casi 3.000 buscas que este martes explotaron en Líbano y Siria se puede leer el modelo y el fabricante: Gold Apollo. Es una empresa de Taiwán, y su dueño asegura que ellos no tienen nada que ver y que una firma europea tiene permiso para vender sus productos.

La sede de la compañía está en Hungría y se llama BAC. No han hecho declaraciones y su web está offline. Medios especulan con que podría ser una tapadera del Mossad, el servicio de espionaje exterior de Israel.

The New York Times, citando a fuentes estadounidenses, apunta a que Israel logró introducir en los buscas una carga explosiva de menos de 50 gramos. La habrían hecho explotar con un mensaje enviado de forma simultánea.

Líbano ha declarado situación sanitaria de emergencia, con los hospitales colapsados con miles de heridos, tras la oleada de explosiones de ayer. Varios pacientes presentan heridas en ojos y han perdido dedos e incluso manos, según ha señalado el ministro de sanidad del país. Entre los muertos hay numerosos miembros de Hizbulá, pero también civiles y dos niños de 8 y 10 años. También ha fallecido el hijo de un diputado del grupo chií en el Parlamento libanés, Ali Ammar quien ha pedido "que haya una respuesta al mismo nivel del ataque y ha advertido que esto puede dar pie a una guerra". Las sospechas de este ataque se centran en el Mossad, los servicios secretos israelíes, pero oficialmente nadie lo confirma mientras el nivel de alerta en la frontera entre ambos países permanece estable.

Una oleada de explosiones en calles, viviendas y vehículos han azotado Líbano tras el estallido simultáneo de varios buscapersonas usados por los miembros de Hizbulá. Las detonaciones han sucedido en zonas de Beirut, sur de Líbano y hasta en Siria, lugares donde está presente la milicia chií. Algunos expertos sugieren que se ha tratado de un sabotaje y que los dispositivos podrían haber sido alterados, en origen, para introducir algún tipo de explosivo que se detonaría con una llamada a distancia. Hizbulá ha acusado a Israel y ha asegurado que llevará a cabo un "duro castigo".

Al menos nueve muertos en Líbano tras un ataque sin precedentes en el que han estallado, de forma simultánea, dispositivos móviles, buscapersonas y varios aparatos que supuestamente estaban en manos de militantes de Hizbulá. Conectamos con nuestra corresponsal en Jerusalén, Laura Alonso, para que nos cuente cómo avanza la situación y la posibilidad de una escalada del conflicto, mientras que el Gobierno de Israel mantiene el silencio y reúne de emergencia su Estamento de Seguridad.

Una escuela de Gaza vuelve a ser bombardeada por fuerzas israelíes, esta vez en Nusseirat, en el centro de Gaza. El lugar acogía a unos 12.000 desplazados por la guerra, y más de una veintena de personas han muerto, la mayoría mujeres y niños. Entre los muertos se encuentran seis trabajadores de la agencia de la ONU para los refugiados (UNRWA). Es la quinta vez que soldados israelíes bombardean el mismo edificio, con el último bombardeo el pasado 6 de julio, provocando la muerte de 16 palestinos. Por su parte, el Ejército israelí asegura que ha sido un ataque contra miembros de Hamás, pero sin mencionar a las víctimas civiles. 

En Oriente Próximo, con las conversaciones para una tregua completamente estancadas, este miércoles se ha producido un nuevo bombardeo de Israel contra una escuela de la ONU para los refugiados palestinos de Nuseirat, en el centro de Gaza. Hay 18 muertos y cerca de 20 heridos. Además, al menos 47 personas han muerto en total en ataques israelíes en diferentes puntos de la Franja a lo largo de la pasada noche del martes y este miércoles, según los servicios de rescate de la Defensa Civil del enclave.

Foto: EYAD BABA / AFP