Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Mara Peterssen entrevista a Marta Beltrán, investigadora en Ciberseguridad y Privacidad y autora del libro ‘Mr. Internet. Cómo se relacionan la tecnología y el género y cómo te afecta a ti’.

(Entrevista de Manuel Sollo). Dos ancianos ingleses recorren Europa al modo de los jóvenes que realizaban el Grand Tour en los siglos XVIII y XIX. Hugh de Galard es un escritor de libros de viaje que padece un cáncer terminal, como ese territorio decadente y en ruinas en el que agota sus días. Le acompaña su esposa, Violet Archer, una reputada violinista. Su odisea la cuenta Eva Díaz Pérez en su nueva novela, Los viajeros del continente (Galaxia Gutenberg). El protagonista decide despedirse de la vida regresando a algunos lugares en los que fue feliz, cuando ya solo aspira a un destino elegido, una muerte digna. El amor y el cuidado en la vejez alivian el tránsito, mientras ensueña con su infancia en el Londres de posguerra y observa lo que queda del pasado como epitafio de un presente devastador. Le salvan la imaginación y los refugios literarios, el humor y la cultura, y cierta idea esperanzada en principios que han de renacer y perdurar. Esta obra es parte de un proyecto narrativo sobre la memoria europea que la autora comenzó con El sonámbulo de Verdún y Adriático.

Por las fronteras de Europa

Julien Gracq o la pasión del geógrafo

“Pertenezco a una de las familias más antiguas de Orsenna; el señorío de Orsenna vive como a la sombra de una gloria que le ganaron, siglos atrás, el triunfo de su amas contra los infieles y los fabulosos beneficios de su comercio con Oriente”, comienza diciendo el escritor francés Julien Gracq (nacido en 1910 en Saint-Florent-le-Vieil, en la región del Loira y fallecido en 2007 en Angers, en la misma región) en su obra más célebre, Le Rivage des Syrtes, El mar de las Sirtes, que ganaría el Premio Goncourt de 1951, premio que rechazaría. Profesor de historia y geografía, toda su obra, de un gran esplendor poético y de una sublime capacidad para suscitar un caudal de evocaciones deslumbrantes y fúnebres dentro de un mundo onírico y visionario, mezclaba, lo insólito con el simbolismo fantástico, y estaría inspirada por el romanticismo alemán y por el surrealismo. Fiel toda su vida a un pequeño editor, José Corti, su mejor amigo e interlocutor, que le publicó su primera obra, En el castillo de Argol, del año 1938, cuando solo tenía veintisiete años, Gracq publicó en 1949 un violento y sonoro panfleto contra la creciente industrialización de la literatura y contra todas las imposiciones y reglas de juego tácitas del mundo de las letras, en la época del pre-circo televisivo. El panfleto en cuestión, ya legendario, se titulaba La líttérature à l’estomac, La literatura en el estómago, guinda que completaría en 1951, cuando tuvo lugar su célebre rechazo al Premio Goncourt, por su novela fantástica Le Rivage des Syrtes (La ribera de las Sirtes). De 1958 en adelante sólo publicaría ensayo, reflexiones en forma de cuadernos y diarios, memorias, o descripciones de ciudades, como su bello libro dedicado a Nantes La forma de una ciudad, de 1985.

Hoy 10 de enero se cumplen 100 años del nacimiento de Eduardo Chillida. Su trayectoria desborda las fronteras del arte y nos evocan la poesía, el pensamiento, la arquitectura o la música. Recordamos algunas de sus reflexionex y experiencias a través del libro Chillida: dudas y preguntas, que el antropólogo Luxio Ugarte publicó en 1994 con la editorial Erein.

Informa Íñigo Picabea

Manoocher Deghati es un fotógrafo franco-iraní con más de 40 años de experiencia, que empezó su carrera captando la Revolución Islámica de Irán, antes de exiliarse en Francia en 1985. Además de publicar en varios medios internacionales, Deghati sigue formando a nuevas generaciones de la fotografía, como hizo con el español Manu Brabo, Premio Pulitzer, que nos habla de su "mentor". Deghati ha lanzado una campaña de micromecenazgo para editar un libro con sus imágenes y su biografía.

Informa Íñigo Picabea

Nuestra contemporaneidad se caracteriza por un permanente ruido muy difícil de acallar. Se trata de un ruido que no sólo tiene que ver con nuestros oídos, sino también con nuestros ojos o con el tacto. Carlos Javier González Serrano conversa con Iria Fariñas, escritora y gestora cultural, sobre cómo la poesía, el arte, la palabra, los espacios públicos, la lectura o la escritura pueden ayudarnos a desarrollar una conciencia más honda y pausada de nuestra realidad para, después de pensar, actuar y, llegado el caso, poder llegar a cambiar nuestro entorno.

La novela 'Bajo tierra seca', firmada por el escritor vallisoletano César Pérez Gellida se hace con el Premio Nadal 2024, que celebra 80 años. Gellida -historiador de formación y autor de la trilogía 'Versos, canciones y trocitos de carne' y de la novela 'Khimera'- logra el premio más longevo de las letras españolas con estre thriller rural ambientado en la Extremadura de principios del siglo XX. La trama se centra en la desaparición de una enigmática mujer viuda tras el incendio de su finca.

Además, el periodista catalán Jaume Clotet -también historiador- se ha hecho con el Premio Josep Pla 2024 de prosa en catalán por su obra 'La germandat de l'àngel caigut' (La hermandad del ángel caído). Ambas novelas saldrán editadas el 7 de febrero.

Desde el antiguo Hotel Ritz de Barcelona, informa Montse Soto.

El flamante ganador del Premio Nadal 2024, César Pérez Gellida, ha definido su obra 'Bajo tierra seca' en el Canal 24 Horas como "un thriler donde hay escenas que son fuertes, mucho amor y muchas emociones" y asegura que "el lector no va a dejar la novela". El escritor vallisoletano ha decidido ambientar la novela en la Extremadura previa a la pandemia de la gripe -"mal llamada" asegura- española, porque considera que era "el peor entorno posible en aquel momento".

Foto: KIKE RINCÓN / EUROPA PRESS

Polarización, amnistía, fediverso, franja... Dedicamos el programa completo a conocer mejor las palabras que han marcado el año que nos deja, el 2023, aquellos términos que han definido los temas sobre los que hemos debatido, nuestras preocupaciones. Sirvan estas palabras como punto de partida para este 2024 que acabamos de empezar, como herramienta para reflexionar, para pensar en cómo vamos cambiando y en cómo podemos, ojalá, ir a mejor.

  • 80 anys del Premi Nadal, el més antic d'Espanya, i que s'atorga cada 6 de gener a Barcelona, a la millor novel·la en castellà
  • La primera edició va donar com a guanyadora l'obra 'Nada', de l'escriptora barcelonina Carmen Laforet

La figura de Hans Christian Andersen es omnipresente en la tercera ciudad de Dinamarca. Al pasear por las calles de Odense salen a nuestro encuentro los personajes de sus cuentos convertidos en estatuas. También vamos uniendo lugares relacionados con la biografía del danés más universal: su casa natal, la vivienda de infancia, la iglesia donde fue bautizado, etc. Todo se condensa en el recientemente estrenado H. C. Andersen Hus, un museo de última generación que interpela directamente al público a partir del universo del escritor. Lo recorremos a través de las voces de su conservador, Henrik Lübker, y de la arquitecta Yuki Ikeguchi. Pero Odense no termina aquí. El guía de turismo Svend Aage Buus y el músico e ingeniero de sonido Mads Brusgaard nos muestran el casco histórico de esta urbe de origen y etimología vikinga que conserva encantadoras calles medievales y un buen surtido de iglesias donde el gótico en ladrillo marca el estilo. La catedral de San Canuto (Sankt Knuds Kirke), el monasterio de los franciscanos (Gråbrødre Kloster) y las iglesias de San Juan y San Albano son algunas de las vistas más reconocibles. En nuestra visita contamos también con la compañía de Patricio Marquard, Irma Colacelli y Carolina González Fowler, guías oficiales de turismo. Terminamos caminando por los parques que bordean el río –Munkemose y Eventyrhaven– acompañados por la estudiante Sara Noor, antes de proponer escapadas hacia otros destinos de Fionia, la verde isla donde se asienta Odense.

Emilio Prados experimenta un doble exilio, o un distanciamiento con sus compañeros de generación que ya le hace sentirse fuera de su tiempo antes de verse obligado a abandonar España por la victoria del bando nacional. A pesar del éxito repentino de su poesía bélica a favor de la República, Emilio Prados vive la soledad del nadador que encadena brazadas contra su tristeza, enlazando varias decepciones amorosas y un concepto de la propia poesía, como experiencia interna de revelación, que lo aleja de otros poetas de su edad. Quizá por eso se niega a figurar en la famosa Antología de Gerardo Diego de 1932, aunque finalmente aparece. En una carta a José Sanchis-Banús, fechada mucho después, el 13 de octubre de 1958, admite: “Realmente no me entendía con ellos. En el sentido afectivo sí, pero tampoco siempre, ni con todos, ésa es la verdad”. No así con Federico García Lorca, a quien siempre querrá como un hermano y a quien hará confidencias que no confía a nadie más. Jardín cerrado (1946), un libro de 419 páginas, con un pulso interior entre la tragedia y el duelo por la patria perdida, pero también la ilusión de otra vida posible. Hay esperanza aún, desde su soledad: recoge de la calle a dos huérfanos de padres republicanos y adopta a uno de ellos, Francisco Sala. Emilio Prados halla en el exilio la razón de ser de su poesía, de la añoranza del escenario perdido a la esperanza como revelación: porque la vida continúa y te mira a los ojos, y hay más de un camino hacia delante