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La pandemia trajo el teletrabajo y siete de cada diez compañías quieren mantenerlo. Es una forma de atraer talento: una pregunta recurrente de los candidatos en las entrevistas de selección es cuantos días de teletrabajo se ofrecen. Por ello, muchos equipos apuestan por un modelo híbrido para no "saturar" al trabajador.

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El mundo laboral ha cambiado radicalmente en apenas unos años. La pandemia, el auge del comercio electrónico y la importancia de la presencia digital marcan la hoja de ruta, y eso se nota en los empleos que están en auge y que tienen que ver con la ciberseguridad, las ventas o la logística. Esos son los perfiles más buscados.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado una subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para este año de 80 euros mensuales, de modo que se incrementará hasta los 1.080 euros en 14 pagas. En Hablando Claro repasamos dónde se sitúa en otros países de Europa, donde varios Ejecutivos han probado también este año notables incrementos para paliar los efectos de la inflación con diferencias muy llamativas. A la cabeza del ranking se sitúa Luxemburgo, allí la renta mínima se sitúa ya por encima de los 2.300€ para trabajadores no cualificados y en más de 2.800€ para los cualificados. Un 15% más ha sido la subida del salario mínimo acordada en Alemania, la hora trabajada pasa de 10,5 euros a 12, es decir, unos 1.900 euros al mes. En Países Bajos y Bélgica el salario mínimo supera también los 1.900 euros mensuales al aplicar incrementos del 10 y 6% respectivamente. A la cola de esta clasificación estarían países como Letonia, donde a pesar de haber aumentado un 24% el salario mínimo apenas se sitúa en 620 euros, o Hungría que con un incremento del 16% el salario mínimo se sitúa en 582 euros para trabajadores no cualificados.

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La vicepresidenta de la CEOE, Pilar Gónzalez de Frutos, ha explicado las razones por las que no acuden a la reunión con Trabajo sobre el SMI. Reclaman al Gobierno que si está tan interesado en la subida salarial que actualice los precios de los contratos públicos, cuyo coste se ha encarecido por la inflación y el incremento de los sueldos. Los empresarios también piden una bajada de las cotizaciones sociales de los agricultores para poder hacer frente a la subida del salario mínimo.