La mujer que fue el átomo del cuadrilátero
En un modesto rincón de Inglaterra, un 3 de diciembre de 1929, nació Barbara Buttrick, una mujer diminuta en estatura pero gigantesca en espíritu. Desde niña, su pequeño cuerpo, de apenas 1.50 metros, parecía destinado a los márgenes, a ese espacio de invisibilidad que la sociedad reserva para aquellos que no cumplen con los cánones de lo esperado. Pero Barbara, nacida en el seno de una familia humilde, se rebeló contra el destino de la invisibilidad. Tras duros años de entrenamiento Barbara logró entrar en el circuito oficial del boxeo. Treinta peleas y solo una derrota. El apodo de "El poderoso átomo del cuadrilátero" ya la acompañaba. Porque, a pesar de su tamaño, Barbara nunca se dejó vencer por sus limitaciones físicas. Y en el cuadrilátero, demostró que no solo se trataba de fuerza bruta; se trataba de técnica, de inteligencia, de corazón.