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 Los colegios electorales han cerrado tras once horas de votación para elegir a 328 miembros del Parlamento de Irak, donde comenzó ya el recuento de sufragios. Son las terceras elecciones legislativas que se celebran en Irak desde la caída del régimen de Sadam Husein, en 2003. Pese a las medidas de seguridad adoptadas, al menos diecisiete personas han muerto por la explosión de varios artefactos cerca de centros de votación, que también fueron atacados con proyectiles.

El estado de Oklahoma ha suspendido una de las dos ejecuciones que tenía previstas después de que fallase la inyección letal en la primera de ellas. El reo, al que se le suministró una combinación nueva de fármacos, murió de un ataque al corazón después de agonizar durante 40 minutos.

Los iraquíes votan  para buscar un gobierno que les garantice seguridad y supere la profunda división política en el país. Son las primeras elecciones parlamentarias desde el repliegue de las tropas estadounidenses a finales de 2011.

Omán está desarrollando numerosos proyectos de infraestructura con una inversión global de 50.000 millones en cinco años: desde un corredor ferroviario que unirá los países del Golfo a plantas de energías renovables, desaladoras, hospitales o una red de paradores de turismo.

Los iraquíes han comenzado a votar este miércoles, entre grandes medidas de seguridad, en las terceras elecciones legislativas desde la caída de Sadam Hussein en 2003 y las primeras tras la retirada de las tropas estadounidenses.

Alrededor de 20,5 millones de iraquíes están llamados a participar en unos comicios que decidirán la mayoría gubernamental que dirija el país durante los próximos cuatro años.

El primer ministro saliente, el chií Nuri al Maliki, ha votado temprano y ha animado a la participación para "golpear a los terroristas".

En su opinión, con la cita de este miércoles se demuestra que Irak puede celebrar elecciones "sin que haya ningún soldado extranjero" en su territorio.

El primer ministro ha ejercido su derecho en un centro electoral situado en uno de los hoteles de lujo de la fortificada Zona Verde, donde se encuentran las sedes de las instituciones del Estado y de las principales embajadas.

Un condenado a muerte ha muerto por infarto en Oklahoma (Estados Unidos) tras fallar la inyección letal con la que iba a ser ejecutado.

Clayton Lockett, de 38 años y condenado a la pena capital por el asesinato de una joven de 19 años en 1999, murió 40 minutos después de recibir la inyección letal, según informa el diario local The Oklahoman.

El reo sufrió convulsiones y jadeó, según explica el diario, cuando le fue administrada la inyección, que contenía una combinación de fármacos nunca usada previamente en el estado.

Media hora después, el director del Departamento Correccional de Oklahoma, Robert Patton, anunció que la ejecución se cancelaba, porque los medicamentos no estaban fluyendo por las venas del ajusticiado. A continuación, Lockett fue declarado muerto por un ataque al corazón.

Las complicaciones han obligado a aplazar al menos durante 14 días un segundo ajusticiamiento, en la que iba a ser la primera ejecución doble del país desde el año 2000 y la primera en el estado de Oklahoma desde 1937.