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Los miles de refugiados que se agolpan en la frontera turca con Grecia dependen de las decisiones que pueda tomar la Unión Europea. La situación es tensa, pero a pesar de las cargas con gases lacrimógenos miles de personas siguen intentando llegar a Europa.

La situación también es muy complicada en varias islas del mar Egeo. En Lesbos a primera hora de la mañana, alrededor de un centenar de migrantes esperaban al borde de la carretera en una zona donde suelen llegar embarcaciones. Llevaban allí tres días. La policía les ha repartido mascarillas, sin explicar la razón, y después han llegado dos autobuses a los que se han subido bastante desconcertados, sin saber a dónde se los llevan.

Algunos de estos refugiados están embarcando en un buque de la armada griega que ha llegado al puerto de Mytilene. Es una especie de albergue flotante en el que se va a acoger a más de 400 personas que han llegado en los últimos días. Así se quieren evitar los enfrentamientos y separarlos de los que llegaron antes y sí tienen derecho a asilo. No se sabe cuáles serán las condiciones de vida en el barco, si tienen derecho a moverse libremente.

Todo está cambiando en las islas del Egeo en cuanto a la gestión migratoria tras el endurecimiento de la política del gobierno, criticada por autoridades y vecinos locales.

Informa la enviada especial de RNE a Lesbos Sara Alonso.

La Policía griega ha vuelto a lanzar este miércoles gas lacrimógeno contra los migrantes y refugiados que tratan de entrar al país desde la frontera con Turquía. Algunos logran cruzar el río pero son devueltos a territorio turco, según informa el enviado especial de TVE, Miguel Ángel García.

En las cincos islas del Egeo hay 40.000 migrantes varados. En una de ellas, Lesbos, está Moria, el campo de refugiados más extenso. "Es un infierno para nosotros" confiesa un joven afgano a la enviada especial de RNE en la zona, Sara Alonso, en el puerto de Mytilene, la capital de la isla. Allí la polícia griega ha expulsado a un grupo de refugiados que había llegado al oído de falsos rumores que aseguraban que podrían salir hacia Atenas.

"Un día quizá sea verdad" explica un joven sudanés. Todas estas personas tienen la necesidad de creer esa posibilidad porque su situación es desesperada.

La Unión Europea celebra hoy una reunión extraordinaria de Interior para tratar la presión migratoria en las fronteras griegas.

Cerca de 24.000 migrantes han sido rechazados en la frontera de Grecia desde el sábado, cuando el Gobierno turco abrió sus fronteras a los refugiados. Ahora Turquía no les deja regresar a pesar de que la Unión Europea le pide que cumpla el acuerdo migratorio. Ya se están creando los primeros campamentos con miles de personas que tienen como objetivo pasar a Europa. Muchos de los refugiados han intentado entrar en países europeos de forma legal, pero ha sido imposible. Es el caso de un ingeniero pakistaní que asegura haber intentado por todos los medios llegar a Europa pero que ha sido imposible. También los han intentado miles de familias con niños que esperan poder llegar a Europa para encontrar una vida mejor. 

Las tres máximas autoridades de Bruselas, la presidenta de la Comisión europea, Ursula Von Der Layen, el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, y el del Parlamento europeo, David Sassoli, se han desplazado a la zona para conocer la situación 'in situ' y mostrar la solidaridad europea. El Gobierno griego ha planificado un centro de internamiento más restrictivo, ha suspendido el derecho de asilo contraviniendo el derecho internacional, ha autorizado prácticas de tiro con munición real en la zona. Todo ello, con grupos de ultraderecha hostigando a cooperantes, refugiados y periodistas. Von Der Layen ha dicho que su prioridad es dar a Bulgaria y Grecia todo el apoyo que necesitan para gestionar la situación sobre el terreno. Hasta una de esas fronteras, a la Isla de Lesbos, se ha desplazado nuestra enviada especial, Sara Alonso.

"No pueden y no van a chantajear a Grecia de esta forma", ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Migración, el griego Margaritis Schinas. Los presidentes de la ComisiónConsejo Parlamento Europeo están visitando la zona para evaluar la situación.

Al otro lado, en Turquía miles de personas esperan la oportunidad para cruzar a Europa. Una oportunidad cada vez más difícil viendo el refuerzo policial en las fronteras. Sirios y yemeníes denuncian que la policía griega les ha robado todo lo que tenían y después los han devuelto al otro lado de la frontera, a Turquía. Un equipo de Televisión Española está en un punto de entrada a Grecia, también bajo un férreo control de seguridad turco.

Muchas mujeres sufren discriminación, persecución y ven vulnerados sus derechos en sus países solo por el hecho de ser mujeres. Tienen huir y solicitar una protección internacional que no siempre llega. La ONG Rescate Internacional recoge sus testimonios, sus historias, todas cargadas de superación y resiliencia, en su III Mesa de Mujeres Refugiadas. Noemí Martínez habla con una de ellas, Jessica, que tuvo que dejar Colombia tras sufrir varios intentos de homicidio por ser lesbiana, y con Mónica Ávila, abogada de la ONG.

La Unión Europea firmó hace cuatro años un convenio con Turquía por el que ha pagado, al menos, 6.000 millones de euros. Los políticos europeos no han renovado el acuerdo y el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, ha mantenido hasta ahora a los cuatro millones de refugiados que ya no está dispuesto a contener en su territorio. El gobierno turco no sólo exige los 30 millones de euros que calculan les ha costado mantener a estoslos  refugiados sirios, sino que ha mostrado su hartazgo con Europa tras la no intervención de la OTAN después de la muerte de 35 de sus soldados en la guerra de Siria. 

La inmigración y los refugiados vuelven a ser un problema grave e inmediato para la Unión EuropeaTurquía ha abierto sus fronteras para dejar pasar, via Grecia y Bulgaria, a miles de refugiados de la guerra en Siria. Es una forma de presionar para que la OTAN y la Unión Europea se impliquen más en ese conflicto y para recibir más ayuda para atender a los miles que están en su territorio. El presidente turco advierte a la unión que tendrá que compartir la carga. Los refugiados vuelven a ser los grandes perjudicados de toda esta situación, y utilizados como moneda de cambio. Ruth Ferrero es profesora asociada de Ciencia Política de la Universidad Complutense, y experta en migraciones y Balcanes. En su opinión, la Unión Europea tiene que hacer principalmente dos cosas: primero cumplir la legalidad y los acuerdos de Ginebra, y después no confiar en Erdogan.

  • En la región de Agadez confluyen migrantes expulsados de Argelia, personas que tratan de escapar de Libia y quienes siguen el camino hacia el norte
  • Políticas migratorias basadas en la disuasión han llevado migrantes, refugiados y solicitantes de asilo a asumir más riesgos

"He abierto las fronteras y no paran de llamarme", decía hoy el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. La presión también se intensifica sobre las islas del Egeo, ya que en las últimas 24 horas han llegado mil personas a Lesbos Quíos, donde ya viven en condiciones deplorables más de 40.000 refugiados y migrantes, hacinados en campos y sin opción a ser trasladados al continente. Hoy moría un menor de edad al volcar su embarcación frente a unas costas donde pequeños grupos organizados de ultraderecha protestan contra la acogida de migrantes.

La situación en la frontera entre Grecia y Turquía es insostenible, especialmente en las islas del Egeo como Lesbos o Quíos, donde miles de refugiados ya viven hacinados en campos y sin posibilidad de ser trasladados al continente. Miles de personas refugiadas se acercan a las costas griegas para poder entrar en territorio de la Unión Europea después de que Erdogán, presidente de Turquía, abriera las fronteras para presionar a Europa. Hoy un niño ha muerto ahogada al volcar el bote en el que viajaba cuando intentaba alcanzar la isla de Lesbos (Grecia) y un hombre ha fallecido en la frontera. Las autoridades griegas están respondiendo con antidisturbios para impedir la entrada de migrantes. En las costas, grupos organizados de ultraderecha atacan a refugiados, periodistas y miembros de ONGs. Hablamos con Malen Garmendia, coordinadora de ZaporeakONG guipuzcoana que opera en el campo de refugiados de Moria (Lesbos). El equipo de la ONG fue atacado por miembros de ultraderecha. "Destrozaron la furgoneta, nos pincharon las ruedas, abrían las puertas para arrastrarnos fuera y darnos una paliza...", cuenta Garmendia. Además de atacar a miembros de ONGs, estos grupos de extrema derecha impedían de forma violenta el acceso a la costa de la embarcaciones con personas refugiadas. "Esta agresividad que vivimos nosotros ayer puntualmente, los refugiados tienen que vivirla diariamente" cuenta para el 14 Horas en Radio Nacional. "Las condiciones aquí son muy muy precarias y la situación es insostenible. Son campos de concrentración". 

Miramos a la situación que se vive en la frontera entre Grecia y Turquía donde miles de refugiados tratan de entrar en territorio de la Unión Europea, después de que el ejecutivo de Ankara haya dejado abiertos los controles de acceso. Atenas ha endurecido temporalmente la tramitación de peticiones de asilo como medida disuasoria. Representantes de los gobiernos turco y griego van a acompañar al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en su visita a la zona.

Se cuentan por los miles los refugiados que desde el jueves han ido llegando desde Turquía a las puertas de Grecia. La apertura de puertas en Turquía se produjo el mismo día en que más de treinta soldados turcos perdieron la vida en Siria, en un bombardeo y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan decidió que ya no frenaría a los refugiados que quieran llegar a Europa. Para parar todo ese flujo, Atenas ha cerrado los pasos fronterizos, donde se acumulan la mayoría de los refugiados, pero no sólo hace eso, sino que está realizando devoluciones a través del río Evros. 01/03/20