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Ucrania quiere seguir recuperando territorio y para eso pide más armas a Occidente. Donde no hay avances, en cambio, es en la central nuclear de Zaporiyia, tomada desde marzo por soldados rusos. Un equipo de TVE ha viajado hasta el centro de desplazados donde se refugian muchos de los vecinos de Energodar, la ciudad más cercana a la central, donde trabajaban muchos de ellos.

Foto: STRINGER / AFP

Cinco años han transcurrido desde que el Ejército birmano emprendiera una dura ofensiva contra los rohinya. Cientos de miles de ellos cruzaron a Bangladesh, donde malviven en campos de refugiados sin esperanza alguna de futuro. Hablamos sobre ello con Natalia Torrent, representante durante dos años de Médicos sin Fronteras en Bangladesh.

Visita de tres días de Emmanuel Macron a Argelia, con el objetivo de recondicir las relaciones dañadas en los últimos meses. Situación en Ucrania. Biden anuncia un plan para condonar parte de la deuda de los estudiantes con menos recursos en EE.UU. Entrevista a Natalia Torrent, de Médicos sin Fronteras, en el quinto aniversario de la crisis de refugiados rohinyas en Bangladesh y Birmania. Informe matanza de hace diez años en Daraya, Siria. Y mucho más.

Larysa Kulyk es una voluntaria de la Fundación Juntos por la Vida. La invasión rusa le pilló en Irpín. Lleva viviendo en España desde 2012 y es una de las tantas voluntarias que se han encargado de ayudar a sus compatriotas refugiados. En 1995 inició su labor en Ucrania con niños huérfanos y familias numerosas intentando dar una salida a menores en situación de vulnerabilidad.

Kulyk cree que responder a cómo se siente tras seis meses desde el comienzo de la invasión rusa solo puede hacerse "con dolor".

"En abril, cuando nuestros compañeros se quedaban en la frontera, algunos compañeros pudieron entrar en la zona liberada y vieron que los rusos han dejado minas y bombas por todos lados. Entendieron que los niños tenían que salir de ahí para descansar", ha asegurado. "Antes la gente iba al bosque y ahora es imposible, incluso hay minas en patios de algunos colegios", ha relatado.

138.000 ucranianos han recibido protección en España desde que empezó la guerra y la gran mayoría continua en albergues, hostales o centro de acogida a la espera de poder acceder a una vivienda propia. Mónica López, responsable de acogida de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, explica que la situación económica con la que cuentan, a pesar de las ayudas, no les permite garantizar una estabilidad a largo plazo, por lo que la incursión al mundo del alquiler se vuelve prácticamente imposible. Ya son casi 12.000 los ucranianos que han encontrado trabajo, la mayoría en el sector servicios, pero la inserción laboral sigue siendo muy complicada. Además, la división de las familias y la ansiedad que ello produce ha provocado que, a día de hoy, cerca de 6.000 personas hayan abandonado el sistema de acogida, como indica Mónica Pedraza, portavoz de ACCEM.

Informa, Minerva Oso.