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Se cumple un año desde el inicio de la inviasión rusa a Ucrania. Los peores presagios de Occidente se cumplían en el momento en que los tanques rusos entraban por el norte, el este y el sur del país. La guerra llegaba al corazón de Europa después de meses de movimiento de tropas en la frontera y de contactactos diplomáticos con Rusia que caían, finalmente, en saco roto.

En el informativo 24 horas, repasamos los doces meses de la guerra. Elvira Polyenova, traductora de Diachenko y presidenta de la Asociación Elvira por Ucrania, nos cuenta su madre estaba en Jersón cuando comenzó la guerra: "Durante los cinco meses que estuvo allí, fue muy difícil comunicarme con ella". Tetiana Kazantseva es administrativa e intérprete en la ONG CESAL y explica que en 2018, ella y su hijo pidieron asilo a esta ONG para entrar en el programa de refugisados y cuando empezó la guerra en su país se ofreció como voluntaria: "En marzo de 2022, comencé a trabajar con ellos como intérprete". Oleksander Diachenko, refugiado ucraniano de la Asociación Elvira por Ucrania, fue uno de los pocos hombres que pudo salir de su país cuando comenzó la guerra: "Como tenía una niña inválida pude salir antes de mi país". Jatuna Dzhavajadze, refugiada del Proyecto de Acogida a Familias de Ucrania de Fundación La Caixa, vivió el primer mes de la guerra en Ucrania y nos ha confesado que: "Cuando hay misiles y tienes una niña pequeña, no puedes pensar sobre la vida normal. Piensas en que mañana pueden matarte". Por último, Anastasiya Zabiyaka, vicepresidenta de Ukrainian Lives- Ayuda Ukrania, lleva viviendo en España 17 años pero dice que la guerra está siendo dura para ella también: "Esta organización surgió para mantener nuestra salud mental (...) Seguimos enviando ayuda humanitaria a Ucrania y ayudando a los refugiados en España"



Conocemos la historia de Mariya, una ucraniana que huyó de Leópolis, su ciudad natal, y encontró refugio en España. Su agradecimiento con la sociedad vasca lo vuelca ahora dedicando su tiempo al voluntariado. Iker Álvarez nos cuenta esta historia. 

Zoia Haholkina, salió de Ucrania con el comienzo de la invasión. No hablaba español, pero se trasladó a Galicia donde ahora trabaja como investigadora en el Campus de Ferrol de la Universidad de Coruña. Recuerda el día que estalló la guerra a la perfección, como nos ha contado en Las Mañanas de RNE, y que ella y su madre decidieron pedir ayuda para salir del país, mientras su padre decidía quedarse. Ahora vive sola en España, su familia volvió a su ciudad natal, pero relata que “todo está bien”, que tiene una vida “normal”, como ella misma señala y que está muy agradecida por la acogida que recibió en nuestro país. 

Tras un año de conflicto entre Rusia y Ucrania, el Ministerio del Interior en España hace balance de la acogida de refugiados.Nuestro país ha concedido casi 170.000 protecciones temporales a refugiados ucranianos, es decir el permiso de residencia, trabajo y acceso a asistencia médica y educación. Por territorios, Comunidad Valenciana, Cataluña, Andalucía y Madrid son las comunidades que más concesiones han tramitado. Con nuestro compañero de Radio Nacional en Badajoz, Óscar Bailador, conocemos el ejemplo de las familias que residen en el centro de acogida de Olivenza, donde Cruz Roja atiende a los refugiados ucranianos que han llegado a Extremadura.

El 24 de febrero de 2022 Rusia invade Ucrania. Tras los primeros momentos de shock, cada ucraniano toma una decisión: irse o quedarse. Ninguna de las dos opciones es definitiva, y ninguna es correcta.

Yulia es de Kiev y Natalia es de Leópolis. Las dos tienen hijos, y las dos vinieron a España cuando estalló la guerra. Pero sus caminos han sido distintos. Pasamos una tarde con Yulia en Madrid con su familia de acogida, y Natalia nos explica por Whatsapp por qué decidió volver a Ucrania.

Además, la enviada especial Aurora Moreno nos cuenta desde la región de Kiev la historia de Luva, que lo ha perdido todo.

En España hay cerca de 170.000 personas ucranianas instaladas desde que estalló la guerra hace un año. Hoy, en Por tres razones, nos vamos hasta CREADE, el Centro de Recepción, Atención y Derivación para Personas Desplazadas desde Ucrania. Antes era un centro de formación de la Seguridad Social, tiene un hotel, que era para la gente que venía a hacer exámenes y tenía que pernoctar. Ahora es el hogar de muchas familias ucranianas. Nos atienden en directo la Ministra de Defensa, Margarita Robles y también Isabel Castro, responsable de la Secretaría de Estado de Migraciones. Está también con nosotros Mariano Montalbán, el director de CREADE, que nos explica cómo ha cambiado este espacio desde el principio, cuando aún había policía dentro todo el rato. Cómo es vivir ahí nos lo cuenta Sandra Fernández, jefa del servicio de la unidad de acceso al sistema de acogida. También hablamos con la psicóloga del centro, Flores Monsreal. Y con dos personas ucranianas desplazadas que viven en el centro, Tetiana Horban de 27 años y Yevhen Ilchenko, de 29.

Un año después de que empezara el conflicto, otra víctima de la guerra es la solidaridad con los refugiados ucranianos. En Polonia hay millón y medio, y en Alemania, un millón. Varsovia ha retirado ayudas a las familias que los acogían. Y en Berlín, el paisaje ya no es el mismo en la estación que les abría los brazos cuando bajaban del tren.

FOTO:  Mykola Tys

Italia ha aceptado que el barco humanitario Sea Eye 4 pueda desembarcar en Nápoles. Lleva a 109 migrantes a bordo y dos cadáveres. Podría ser un cambio de actitud de Roma tras su último decreto sobre migración, criticado por el Consejo de Europa. Italia espera dar la batalla en el próximo Consejo Europeo sobre el tema de la inmigración. Busca entre sus socios solidaridad en el reparto de refugiados y políticas comunes, mientras define su propia forma de actuar.

Foto: El barco Ocean Viking de la ONG Sos Mediterranee atraca en el puerto de Marina di Carrara (EFE/RICCARDO DALLE LUCHE)

Casi 120.000 personas pidieron protección internacional en España el año pasado. La mayoría, ciudadanos de Venezuela y Colombia. Nunca antes se había alcanzado esa cifra, pero conseguir cita para pedir asilo no es sencillo y hay todo un negocio montado detrás. Un equipo del Telediario de TVE ha hablado con familias que han tenido que comprar esas citas.

Barcelona y Madrid son las zonas más cotizadas: hasta 150 euros piden por una cita previa. La Policia Nacional, que es quien tramita la solicitud de asilo, reconoce que hay personas que se dedican a vender las citas. Dice que las bloquean a través de complejos programas informáticos.

Foto: TVE

Más de 40.000 extranjeros permanecen detenidos en los campos de refugiados de Siria, acusados de tener vínculos con el Estado Islámico. El 65% son menores de 16 años que llegaron allí con sus padres. Más de 6.000 han sido repatriados desde 2019. Las organizaciones internacionales avisan de los riesgos que corren en esos espacios en los que sobreviven en condiciones “deplorables” y en los que cada día mueren a causa de enfermedades tratables, atropellados por camiones cisterna o debido a los incendios en las tiendas de campaña. Informa Laura Alonso, corresponsal en Oriente Próximo.

La coordinadora de Médicos Sin Fronteras en España, Raquel González, afirma que, bajo la bandera de la lucha global contra el Estado Islámico, estos campos se han convertido en "cárceles a cielo abierto" y advierte de las "condiciones inhumanas y muy violentas" en las que se encuentran. Por ello, su ONG solicita a los "países que forman la Coalición Global Contal el Estado Islámico que incrementen los esfuerzos para identificar soluciones políticas que pongan fin a esta detención arbitraria" e insta a acelerar las repatriaciones.

Los ucranianos refugiados en España celebran su Navidad más amarga porque se han visto obligados a abandonar su país huyendo de la guerra. Los que llevan más tiempo en España acogen a los que acaban de llegar. En una iglesia ortodoxa de Madrid se congregan personas de varias nacionalidades, sobre todo, ucranianos y rusos. La mayoría de fieles no quieren que se les distinga por su nacionalidad. El deseo de todos por Navidad es el mismo: paz y reencontrarse con aquellos que están lejos.

Foto: EFE/Rostyslav Averchuk